Hay en ‘No mires atrás‘, adaptación italiana de un best seller criminal nórdico, un naturalismo feroz, en apariencia tan inocente y ordinario como las tranquilas vidas en un tranquilo pueblecito fronterizo. La descripción puntillosa de esos habitantes, de un (o varios) caso de asesinato, y de la labor policial confiere al filme una de las mejores virtudes de la serie negra escandinava: documentalismo realista, crítica social y pesimismo calvinista respecto al ser humano.

‘No mires atrás’ no se salta las reglas de este modelo (buenas reglas, aunque a fuerza de tanto ver cosas últimamente la cosa ya empieza a repetirse), pero las enriquece con estallidos de latinidad (Toni Servillo italianiza su policía hasta decir basta, con la placa puesta en el Pietro Germi de ‘Un maldito embrollo’, y la mala leche en Gemma, Nero o…Bud Spencer). Con un arranque inquietante (la niña que desaparece, la granja y ese ogro que no sabemos si bueno o malo) en su mal rollo que deriva en una suerte de encontrada poesía próxima a ‘El cebo’ de Ladislao Vajda.

El resto de la intriga irá abandonando lo malsano para centrarse en una investigación formal que se preocupa más en destapar las miserias, secretos, mentiras y flaquezas de sospechosos, víctimas y verdugos. Pues sí, es lo habitual en estas novelas y películas, ahora bastante mejor resuelto que si lo hubiese realizado los propios nórdicos. No por nada, la mejor adaptación de un clásico noir sueco (‘El policía que ríe’) fue un thriller americano setentero prodigioso (‘San Francisco, ciudad desnuda’). Esta película mejora el relato literario, y eso ya es un plus.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *