Habemus Papam‘, dirigida por Nanni Moretti, arranca con imágenes reales de los funerales de Karol Wojtyla y aquellas masas de fieles venerando al carismático papa polaco. Es entonces cuando se pasa a la ficción. El cónclave se reúne en la Capilla Sixtina –en realidad es una reconstrucción hecha en Cinecittà– y se produce la primera ruptura con el tópico. No hay cardenales ambiciosos, ávidos de poder y dispuestos a todo por ser investidos como el sucesor de Pedro, sino todo lo contrario.

En el cónclave domina el miedo y la angustia. Todos rezan para que no les caiga la responsabilidad. Al final escogen al cardenal Melville (Michel Piccoli, de 85 años, que borda su papel). Cuando se anuncia su nombramiento, en el balcón de la basílica de San Pedro, con la frase latina ritual, «Habemus Papam», a Melville le da un ataque de pánico…

El cineasta italiano Nanni Moretti combina adecuadamente las antiguas ceremonias de la Iglesia Católica con la agitada vida moderna que la acecha (y que la  enfrenta al incesante influjo de la ciencia, del conocimiento, del desenfado, del acoso de los medios de comunicación, de la fama, del prestigio y del desprestigio). Una película profunda pero también sencilla que se enfrenta a temas centrales de la Iglesia católica, sin dejarse arrastrar por los escándalos que la vienen acosando desde hace años, sino más bien asumiendo una visión cariñosa y humana.

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