
Hopper era un gran cinéfilo y lo podemos ver en sus cuadros. El artista buscó inspiración en las películas de la época dorada de Hollywood de los años 30 y 40.
«Cuando ya no pude pintar me iba al cine durante una semana o más». Edward Hopper
Pero sin duda es Edward Hopper (1882-1967) uno de los pintores que más han influido en el cine moderno, hasta el punto de que muchos de los encuadres, planos y escenas de muchos directores, desde los más consagrados a los neófitos, han bebido de sus fantásticas imágenes de lugares despoblados, mujeres solitarias, luminosos faros en la costa, surtidores de gasolineras en carreteras no frecuentadas o puentes brumosos. Muchos de sus cuadros son casi encuadres perfectos o una plena composición de plano cinematográfico.

Tal vez las técnicas de la puesta en escena y la elaboración de las películas de cine negro expresionista de los años 30 pudo influir para desarrollar sus cuadros. El juego de sombras y contrastes, la construcción de una imagen altamente geometrizada serían los parámetros más evidentes. Pero en el juego de las correspondencias siempre es el artista es el que está por delante de la película.


De manera natural, a principios de los años 30, a Hopper le debió apasionar el cine negro. Producciones como ‘Días sin Huella’ de Billy Wilder, ‘El Sueño Eterno’ de Howard Hawks o sobre todo, ‘La Ciudad Desnuda’ de Jules Dassin o ‘Los Amantes de la Noche’ de Nicholas Ray, sin duda, le influyeron. Como a su vez, todos estos cineastas se inspiraron en su obra. Porque es innegable que, durante toda su carrera, Hopper marcó profundamente al cine americano.


Para el cuadro Nighthawks (1942), Hopper dijo que se inspiró en una novela de Hemingway, The Killers, en el que dos sicarios se encargan de asesinar a un exboxeador – una historia que Robert Siodmak llevaría a la pantalla en 1946. También el cineasta alemán Wim Wenders en la película ‘El final de la violencia’ (1997) recrearía la escena del cuadro Nighthawks:
En la secuencia inicial de ‘Easy Rider‘, los protagonistas llegan con dos motos destartaladas a algún lugar indefinido de Estados Unidos, un plano que evoca a las escenas dibujadas en cuadros como Gas.


Alfred Hitchcock reconstruyó, de acuerdo a sus deseos, House by the railroad (1925) en el plató de ‘Psicosis’ (1960). También es posible que en ‘Marnie, la ladrona’ (1964) Hitchcock estuviera pensando en el cuadro Office at night (1940).



George Stevens (‘Gigante’, 1956), Terrence Malick (‘Malas tierras’, 1973) y Sam Mendes (‘Camino a la perdición’, 2002) también rindieron homenaje a Hopper en sus películas.
Edward Hopper estaría muy cerca de David Lynch. El director dijo que, con Pollock y Francis Bacon, Edward Hopper era su pintor favorito, y que podía pasar horas delante de un lienzo con el fin de capturar sus misterios y secretos. En su mayoría comparten la misma imagen de fondo, el de la «pequeña ciudad americana» que vemos al comienzo de ‘Terciopelo azul’, en ‘Twin Peaks’ o en ‘Una historia verdadera’. Se da cuenta del poder de los estereotipos en la imaginación del espectador. Se trata de un proceso de superación de la alienación visual para renovar nuestros ojos por sus tiros y no por un realismo mimético.


Diagonales y perspectivas, la oposición interior/desierto, dentro/fuera y por encima de todo la figura del voyeur (‘Terciopelo azul’ y ‘Carretera perdida’), con todo lo que implica una violación de la privacidad desde el exterior son figuras comunes en Lynch y Hopper.
Les invito a disfrutar de un gran documental sobre Edward Hopper y las influencias que tomó y dejó en el cine.
Súper interesante tu artículo sobre Hopper y el cine. Me ha encantado. Fuí a la exposición hace un par de días y me has hecho recordarla y disfrutarla en la distancia. GRACIAS. Un beso.