
Los vaporettos ya calientan motores rumbo a la isla de Lido (la que se ve al fondo de la fotografía) porque mañana se inaugurará la 69 edición de su Festival de Cine, más conocido como la Mostra de Venecia. ‘The Reluctant Fundamentalist’, el último trabajo de Mira Nair, será la película que tendrá el honor de leventar el telón.
Como no podremos asistir (muy a mi pesar), les invitamos a viajar en el tiempo para situarnos en 1980. Se celebraba la 37 edición y terminaba una década muy prolífica para el cine. Ese año el Léon de Oro a la Mejor Película lo ganaron exaequo dos thrillers, ‘Atlantic City’ y ‘Gloria’, dirigidos por Lois Malle y John Cassavetes respectivamente.
Dos grandes del cine compartían uno de los galardones cinematográficos más importantes de la industria del cine a nivel mundial. Sirva nuestra incursión en la historia del festival por antonomasia como reconocimiento a la aportación que la Mostra de Venecia, desde aquella primera edición que tuvo lugar en la terraza del Hotel Excelsior en 1932, ha realizado al mundo cinematográfico.
Atlantic City (Louis Malle, 1980)
‘Atlantic City’ tiene todos los ingredientes del género, como mafia, droga, crímenes y un par de homicidios, pero su tono no es el de un thriller o un drama gansteril, sino el de una amarga comedia sobre personajes que intentan conservar lo que les queda de dignidad. Impecable en su guión e interpretación, es una de las películas más emotivas que haya dirigido el francés Louis Malle, miembro de la llamada Nouvelle Vague francesa.
La película es una mezcolanza de cine francés y norteamericano. Dos formas de hacer cine en principio distantes, pero que se hermanan de la mano de Malle. Las referencias al “sueño americano”, a esa América como tierra de promisión junto con la Francia del otro lado del atlántico, paradisíaca e idealizada, están presentes en el filme. Esa invitación al “Je t´aime”, a ser amante, a los juegos de “amour” bañados de erotismo están presentes en una Susan Sarandon que irradia sensualidad. Burt Lancaster encaja en el papel y a da esa imagen que Louis Malle quiere que tengamos del personaje, entre fracasado y burlón. Un hombre que se agarra a las últimas posibilidades de superación personal que le ofrece la vida.
El realizador francés se limita a plantearnos una situación y unos hechos sin entrar en disquisiciones morales de ningún tipo. Eso debe hacerlo el espectador. Habrá quien juzgue la violencia como necesaria, quien la considere fuera de lugar, quien absuelva y quien condene a los personajes. Habrá quien considere la historia como “natural” y quien la considere “forzada”. Pero seguro que por unas razones o por otras a nadie dejará indiferente.
Gloria (John Cassavetes, 1980)
Cuando se estrenó ‘Gloria’ sufrió una relativa incomprensión al ser considerada por los admiradores del realizador como un “filme comercial” y por los seguidores del “thriller” como una rareza digna de no demasiada consideración. En cualquier caso, el paso del tiempo ha proporcionado a la película una especial consideración por el protagonismo que tiene esa mirada que el director ofrece de la parte menos glamourosa de Nueva York y, por supuesto, la personalidad que el personaje de Gloria (Gena Rowlands) impregna a todos los fotogramas del filme.
John Cassavetes es uno de los cineastas más inclasificables y personales que emergieron del cine norteamericano de la década de los sesenta. Su estilo nervioso, su narrativa a contracorriente y llena de fuerza creó un estilo imperante que ha servido como fuente de inspiración para directores surgidos en décadas posteriores. Sin duda, cineastas como Martin Scorsese o el más cercano Spike Lee, tuvieron en Cassavetes su referente más valioso para reflejar esa otra mirada de la ciudad de la gran manzana.
Filmada desde el desprecio habitual de Cassavetes por la composición académica de los encuadres, la planificación al uso o la iluminación convencional. La película ha sido objeto de un “remake” -con igual título- a cargo de Sidney Lumet en 1999 y protagonizada por Sharon Stone. Hay consenso en que la nueva adaptación y la protagonista están muy lejos del interés que suscita la película original.
La mirada de Gloria/Gena Rowlands es de las que perduran, de las que no se borran jamás de la mente del espectador. Desde el principio, con la acertadísima música del compositor Bill Conti, que le otorga una profundidad y relevancia a cada imagen, sabemos que esta película no está hecha para ser una más, y así fue reconocida en el Festival de Venecia.
Terminamos con una fotogalería con 10 grandes figuras de la Mostra Internazionale d’Arte Cinematografica di Venezia
Personalmente de todos los actores que el objetivo le hacía una excelente justicia, era el cautivador Paul Newman. Desde sus primeros grandes éxitos, en donde vemos un joven y prometedor actor con el gran Orson Welles en «El Largo y Cálido Verano». Hasta llegar a un maduro Newman peinando canas en 1981, haciendo de antihéroe en las calles del Bronx en «Fort Apache». Sin perder un ápice de encanto ante las cámaras, como si de un pacto hubiese hecho décadas atrás.