Desde que suenan los primeros acordes de Adele en ‘Skyfall‘ se produce un escalofrío de nostalgia que nos transporta al Bond más clásico. Con ‘Skyfall’ renace 007, pero no solo el espía británico, si no todo su universo. La llama que inspiró al personaje está más viva que nunca. Bajo la dirección de Sam Mendes  (‘Revolutionary Road’) descubrimos el despertar de una nueva era de agentes, como Eve Moneypenny (Naomi Harris)  y Q (Ben Whishaw), el actor más joven en interpretar a este personaje.

Silva, interpretado por uno de los mejores actores del momento, Javier Bardem, es la decisión más inteligente y atrevida que nunca hubiera imaginado. Rompe el estereotipo de malo al que nos tenían acostumbrados, para mostrarnos a un villano, que como no podía ser de otra manera,  se presenta rubio hasta las cejas, evocando así, de nuestro imaginario visual, la malignidad del pelo dorado del cine de los años 50.

Un psicópata desconcertante para un héroe más humano que transpira vulnerabilidad. “Menos seductor y seguro de sí mismo mientras se enfrenta a un poderoso enemigo”, sostiene una fiel seguidora del mejor agente del M16. Seguramente Ian Fleming estaría encantado con que  su personaje mostrara ese lado más sentimental.

‘Skyfall’ parte de una trama convincente, repleta de golpes visuales, que sabe mezclar las dosis justas de excentricidad y realismo para fundirlas en un magnífico cóctel de acción y espionaje. Desde Estambul hasta Escocia el espectáculo está garantizado. El sello Bond se reafirma por 50 años más, aunque M Dench, víctima de su propio destino, nos diga adiós. A pesar del título, sigue siendo un héroe que desafía a la gravedad.

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