Si magnífica es la escena del vals de ‘Eyes Wide Shut’, magistral es  la forma de romper las normas cinematográficas por parte de Stanley Kubrick. Y es precisamente por hacer caso omiso a las reglas por lo que el director neoyorkino nos gusta tanto. En sus películas se convierte en algo frecuente más que en una expresión excepcional.

En la fiesta de Navidad, al principio de la película, Alice (Nicole Kidman) está sola, de pie junto al bar, cuando un movimiento de cámara de 180 grados hace que aparezca en el encuadre Sandor (Skye Dumont), el seductor húngaro. Después de besarle la mano, un plano de corte de 180 grados inicia su conversación.

Nicole Kidman en Eyes Wide Shut
Nicole Kidman en Eyes Wide Shut

En ‘Eyes Wide Shut’ hay Fundidos y encadenados de la pareja bailando, girando constantemente y cambiando a cada instante su posición en el encuadre, como una pareja que bailara el vals en un clásico de Hollywood. Solo podemos reconocer el perfeccionismo de Kubrick y ese halo de misterio que sigue fascinando a las nuevas generaciones que descubren su cine.

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