
‘Leviathan‘ de Andrey Zvyagintsev es una magnífica película rusa que plantea una profunda reflexión sobre los abusos del poder. Un drama que transmite, con una gravedad fuera de toda duda, una increíble fuerza moral. El filme muestra una Rusia gobernada por borrachos y hombres deprimidos, donde los personajes ahogan su desesperación en el vodka. Un ecosistema abonado para que prolifere una clase política corrupta.
El título de la película hace referencia al Leviatán de Hobbes, la obra clásica sobre la libertad y el Estado. Aquí un personaje como Kolya, interpretado por un Aleksei Serebryakov en estado de gracia, tiene que enfrentarse a su propia angustia ante la necesidad y la incertidumbre.
Resulta un acierto el escenario donde se desarrolla el filme, una pequeña ciudad en la península de Kola, en el noroeste de Rusia. Nada mejor que para acompañar esta «visión idilíca» de la naturaleza humana que la belleza de un paisaje en trance de destrucción. Por eso Zvyagintsev recurre a una inquietante fotografía para recrear el ambiente asfixiante de una comunidad de pescadores en pleno declive, llena de esqueletos de barcos, edificios y ballenas. En fin, una puesta en escena llamativa para una película que hace una clara alusión a la situación en la que falla el poder que se otorga a quienes gobiernan.
‘Leviathan’ es la apuesta rusa para el Oscar a la mejor película de habla no inglesa y ya ha acaparado algunos premios cinematográficos, como el mejor guión del Festival de Cannes del 2014 y el Globo de Oro a la mejor película extranjera. Una espeluznante crítica de la corrupta civilización que vivimos y una implícita reivindicación de una forma de hacer cine, apegada al drama social y la denuncia. Lo que refleja la historia es desgraciadamente el estado natural en muchos lugares del mundo, por lo que seguramente atraerá a espectadores bienintencionados allá donde se estrene.