
El conflicto de Irlanda del Norte se afronta de nuevo en el cine gracias a ’71, un thriller dirigido por el debutante Yann Demange, que con esta película da el salto de la televisión al cine. El director de origen francés, pero criado en Londres, se ha esforzado por retomar con acierto los primeros años de los disturbios entre católicos y protestantes. En su intento por diseccionar la realidad de aquel momento elige contarnos, con un trasfondo de traiciones y espionaje, como un soldado británico tiene que hacer lo imposible por sobrevivir en territorio enemigo, sin saber nunca quién es realmente amigo o enemigo.
La película captura una época turbulenta de la historia británica, marcada por la discordia y la inquietud, a través de los ojos de Gary Hook, interpretado por un prometedor Jack O’Connell. Demange confía ciegamente en que el espectador experimente la acción en la misma medida que el personaje. Este logro a la hora de identificarnos con el protagonista hace que la película tenga unas dosis de suspense realmente apetecibles para cualquier espectador. Memorables son algunas escenas con cámara al hombro en mitad de ese escenario bélico que representaban las calles de Belfast.
Otro de los aciertos del filme es el protagonismo que tiene el sonido. Resulta crucial esa increíble capacidad que poseen los acordes de la banda sonora para transmitir ese ambiente opresivo que se respiraba en las calles de la capital norirlandesa a principios de los años setenta. El resultado no puede ser más inquietante. Además, la trama tiene el tono adecuado de los thrillers marcados por frenéticas persecuciones, pero sin olvidarse en ningún momento de la problemática social que reinaba en aquel momento.
’71 plantea el conflicto humano por encima del político y nos invita a que reflexionemos, con la respiración entrecortada, sobre nuestra propia naturaleza. Después del ritmo tan trepidante que tiene la película hay tiempo para darnos cuenta de la amarga visión que de nosotros mismos nos quiere transmitir Yann Demange en su primer largometraje. Deja muy bien sabor de boca esta producción británica. No nos cabe duda que formará parte del mejor cine reciente sobre el conflicto de Irlanda del Norte.