
Mucho se ha hablado de la fascinación que Alfred Hitchcock sentía hacia las mujeres rubias, elegantes, un tanto frías y de aspecto distante. A nuestra memoria acuden actrices como la Grace Kelly de ‘La ventana indiscreta’, la Kim Novak de ‘Vértigo‘ o la ladrona Marnie intrerpretada por Tippi Hedren. En sus comienzos cinematográficos, Hitchcock ya comenzaba a mostrar dicha obsesión por el color platino en el cabello de las actrices, como en la película ‘El enemigo de las rubias’ (1927).
¿Por qué le llamaban tanto la atención a Hitchcock las actrices rubias? ¿Alfred Hitchcock, como Barba Azul, vengándose de su impotencia contra esas milagrosas combinaciones de cabello rubio y carne?
El escritor Serge Koster nos habla en su libro «Las fascinantes rubias de Alfred Hitchcock» (Editorial Periférica) de la cara B del mago del suspense. El adorador de ídolos femeninos que coloca en un altar a sus actrices para luego, en muchos casos, derrumbar con solo un gesto ese mismo altar. «Aquí están. Esas rubias que, deslumbrándonos desde el cielo donde brillan y vagan las estrellas, continúan actuando en la cámara oscura de nuestros deseos. Paradoja legandaria: Hitchcock, o el hombre que sabía demasiado sobre las mujeres».
«Ella está ahí, Grace Kelly, amorosamente filmada por Alfred Hitchcock: recorriéndola de la cabeza a los pies…». Eva Marie Saint, la más insensible de las rubias del director británico se revela también como la más ardiente de las mujeres. Prodigiosa la escena del vagón restaurante en ‘Con la muerte en los talones’ (1959) que, con su coqueto traje de chaqueta negro, su pelo impecable, como recién salida de la peluquería, y luciendo una sonrisa burlona que es una invitación a la prudencia tanto como a la depravación».
«Según los rumores, Tippi Hedren había estimulado su apetito. Hitchcock quiso inmiscuirse en su intimidad, pero ella le cerró su corazón y todo lo demás. «Ex modelo, belleza clásica», anunciaba el dossier de prensa. ¿Qué paso con Tippi para que todo el mundo conspirara contra ella, empezando por aquellos que la consideraban groseramente solo un sucedáneo de Grace Kelly? Críticos de cine del Saturday Review llegaban a decir: «¡Tippi Hedren, rubia y muy bonita, pero totalmente inexpresiva!». Hitchcock, rechazado por la actriz se venga con los picos de los pájaros por «exigencias del guión».
También, Kim Novak, que en el papel de Madeleine tiene que fingir ahogarse en la bahía de San Francisco para ser salvada por Scottie. Otra actitud despechada de Hitchcock que se alegrará malvadamente por arrojarla al agua, multiplicando a propósito las tomas para que la actriz tenga que vertirse, cambiarse y arrojarse de nuevo.
Grace, Kim, Eva y Tippi, pero también Joan Fontaine, Vera Miles, Ingrid Bergman (amor oculto del genio) y Janet Leigh (se negó a interpretar ‘Psicosis‘ desnuda) forman parte del erotismo rubio de Hitchcock. Fueron muchas las que marcaron su vida, pero sólo algunas las que perdurarán. Esas rubias fascinantes que siguen ahí, en sus películas, en la retina, en la memoria, fijada para siempre.
Es indudable que para el maestro del suspense las actrices rubias; combinando elegancia y belleza tenían preferencia ante otras, quizás con el mismo talento.