
El director británico Andrew Haigh, que nos dejara muy buen sabor de boca con su drama romántico ‘Weekend‘, regresa con ‘45 años‘ a lo que mejor se le da: indagar en las relaciones de pareja. En esta ocasión no son unos jóvenes homosexuales, sino un matrimonio de distinto sexo y de avanzada edad donde se despiertan las heridas y los celos del pasaso justo cuando están a punto de celebrar su aniversario de boda.
Resulta reprobable que Haigh haya decidido hacernos partícipe desde el comienzo del caricaturesco detonante que provocará la crisis conyugal de la pareja. Se trata de una carta que recibe Geoff donde le comunican que ha sido descubierto el cuerpo de su primer amor, congelado e intacto en un glaciar de los Alpes suizos. Algo que, en vez de despertar el interés por la historia, fractura su credibilidad.
Una vez superada esta situación, la película avanza lentamente mientras vemos lo vulnerable que llega a ser el matrimonio entre Kate y Geoff Mercer, interpretados magistralmente por Charlotte Rampling y Tom Courtenay. Sin la brillante actuación de estas dos grandes figuras del cine no existiría la misma fuerza dramática, ya que uno de los principales aciertos radica en mostrarnos el lado más introspectivo de los personajes. Algo que especialmente logra una actriz tan inteligente como Charlotte Rampling, que sabe lo que el público percibe como real y lo que no.
‘45 años‘ trata a sus protagonistas como personas que aún están en la flor de la vida y que son vulnerables a los dardos emocionales. Estamos ante una película compasiva, observadora y sutilmente graciosa que estudia con lupa una vertiente del amor a menudo menospreciada en el cine: los celos retrospectivos, tan complicado de describir.
Andrew Haigh consigue representar de una forma poco habitual las relaciones, la vejez, el perdón y los celos. Siempre con una mirada perspicaz y poco común. También resulta muy estimulante ver cómo las relaciones románticas desvelan quiénes somos y cómo queremos que el mundo nos vea. Una película a la que pronto se le perdonan sus defectos, precisamente por la sinceridad que desprende, aunque no tenga la autenticidad de ‘Weekend’.