Ver a Quentin Tarantino en el cine debería constar como un privilegio divino en cualquier Constitución del mundo. El mejor introductor de personajes de la industria titula a su última creación, su octava (o novena) maravilla: ‘Los Odiosos Ocho’. A pesar de no ser una obra mayor en la filmografía de uno de los genios del cine contemporáneo, es la que mejor hábitat crea para el desarrollo de sus personajes, y esto queda reflejado en el feeling que se palpa entre los odiosos que se dan cita en la mercería de Minnie.

‘Los Odiosos Ocho’ es una película teatral, con un guión ingenioso cargado de intriga, que permite el lucimiento de sus actores. Principalmente la dura actitud de Kurt Rusell con Jennifer Jason-Leigh y la evolutiva relación de interés de Samuel L. Jackson con Walton Goggins. Ellos son las mejores cartas de una baraja interpretativa reluciente que Tarantino exprime en un mismo escenario a modo de duelo interpretativo, sobre todo en el último acto, que era la asignatura pendiente del director de Tennessee, tras un final mediocre en ‘Django Desencadenado’. Aquí se redime y firma un epílogo poéticamente brutal cargado de sangre, vísceras, patriotismo y humor negro.

La última cinta de Tarantino bebe café de la taza de ‘La Cosa’ de John Carpenter para calentarse de una gélida y heavy versión nevada de ‘Reservoir Dogs’. Una historia que al tener tanto metraje necesita mucho la ayuda del inmejorable apartado técnico: desde una banda sonora más notable que brillante del eterno Ennio Morricone hasta el uso del plano holandés para dotar de dinamismo a la secuencia.

Fuera de cualquier aspecto técnico, el trato narrativo que Tarantino adhiere al relato es, por octava (o novena) vez, fascinante. Hay textos que son oro puro, como el monólogo en tono justiciero del Mayor Marquis Warren, personaje al que da vida Samuel L. Jackson, o detalles tarantinianos que solo se pueden apreciar en su cine, como el de la puerta rota. Otra vez más lo hizo Quentin, y ya van ocho o nueve. Da igual, que sean más, por favor.

7 comments

  1. A mi parecer, el cine de Tarantino es complejo, no por ello deja de ser una excelente película, con gran banda sonora y lo que lo caracteriza es la elección de un elenco muy capaz y profesional que logra trabajar muy bien sus personajes.

  2. Lo cierto es que es una película que tras verla, uno sale del cine pensando, no es la gran película de Tarantino, ni una obra maestra, peeeeerooooo… no puedes quitarte la sensación de que es una genialidad que te ha enganchado hasta el final (yo de hecho me moría por ir al baño y me aguanté como pude)… Jennifer Jason-Leigh… brutal, los diálogos… para memorizarlos… lo de la mamada… francamente para no olvidar… no se… es simplemente una genialidad… te vas con la sensación de que no ha pasado nada pero si que ha pasado… hasta cuando le vuelan la cabeza al grandullón y piensas, «pero que necesidad había de sacar una escena así»… al final resulta que si que la había, porque sin cabeza no hay identificación y sin identificación no hay recompensa!!! Volvería a verla.

  3. A mí me encantó. He oído de todo, que es la peor de Tarantino e incluso que es su mejor trabajo. La verdad es que a mí me encanta este hombre y todo lo que hace y con quien lo hace. No me digáis que no es brutal la historia que SL Jackson cuenta sobre la mamada de un blanco a un negro…

  4. Simplemente me apasionó como buen fan de Tarantino que soy. Ha vuelto a los orígenes con diálogos espontáneos y vísceras! 😀

  5. Siendo una película aceptable. Tengo entendido, aunque no la he visto, que hubiese sido mejor algo más corta. Parece ser que tres horas la hace un poco tediosa.

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