
‘Bone Tomahawk‘ es la primera película del afamado novelista estadounidense S. Craig Zhaler. Fantástica ópera prima, que pese a su modesta factura, el director tardó años en encontrar financiación y que ha despertado mucha expectación y tiene tintes de convertirse en una película de culto. Vista en la 16ª edición del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria en un entorno privilegiado: el maravilloso palacete modernista Rodríguez Quegles.
Se trata de una cinta cuyo envoltorio es un clásico western, pero que va sorprendiendo al espectador con pequeños ingredientes muy alejados del género y más cercanos al cine de terror y gore. Desde el inicio se perciben lazos de relación con el ‘Sin perdón’ de Clint Eastwood hasta que va rompiendo los moldes del cine de vaqueros convencional al introducir detalles de horror y canibalismo. Los cuatro jinetes protagonistas que cabalgan por las áridas estepas californianas no se enfrentarán a indios precisamente sino a otro tipo de adversarios más particulares.

‘Bone Tomahawk’ cuenta con un grupo de actores excelente entre los que destaca un Kurt Rusell en horas altas. Con un papel que recuerda algo al que tuvo en ‘Los odiosos ocho‘ comparte protagonismo, entre otros, con un fantástico Richard Jenkins y un sorprendente Matthew Fox. Destacando cada uno de ellos gracias a un guión que les convierte en personajes bastante peculiares y les dota de diálogos con ingenio y humor, pero sin alejarles del western clásico.
Aun no siendo una película para todo tipo de estómagos, ya que en ocasiones el toque caníbal resulta demasiado fuerte, es sin duda muy recomendable. Incluso estos detalles tarantinianos forman parte de la personalidad intrínseca de este filme tan sorprendente. Entretenida, intrigante y bien dirigida. S. Craig Zhaler ganó el premio a mejor director del Festival de Sitges. ‘Bone Tomahawk‘ merece ser vista.
Mejora con el tiempo. Cuando la vi me pareció pasable, ahora, después de unos meses, la recuerdo con mucho mucho cariño.