
Comienza la edición número 64 del Festival de San Sebastián, la celebración más importante del cine en España. Aquí se presentarán los últimos trabajos de Bertrand Bonello, Denis Villeneuve, Hirokazu Koreeda y Terence Davis entre otros muchos de algunos de los cineastas más prestigiosos en activo.
La doctora de Brest (Francia). Dir. Emmanuelle Bercot
En esta edición, ‘La doctora de Brest’ ha sido la encargada de inaugurar el festival este año. La dirección de la película corre a cargo de la actriz y cineasta francesa Emmanuelle Bercot, y narra la historia basada en hechos reales de la doctora Irène Frachon, que luchó contra las farmacéuticas para que retiraran un medicamento que acabó con la vida de más de quinientas personas.
La película está contada de forma poco apasionante, y nunca se aleja del convencionalismo, a pesar de que lo intenta en numerosas ocasiones. Bercot quiere aportar su toque personal a un guión tan previsible como vacuo. Y le sale mal. La utilización de la música es especialmente molesta y machacona, tratando de añadir emoción y tensión. Un recurso que utiliza para solventar los problemas del fallido guión, pero obviamente fracasa en el intento.
Tampoco ayudan las absurdas metáforas sobre la situación en la que se encuentra la protagonista que provocan desconcierto y resultan totalmente prescindibles. Aun así, y pese a que todo parece indicar a desastre absoluto, resulta tan inofensiva como olvidable. No es una película que te haga lamentar su visionado, y en parte es gracias a que la danesa Sidse Babett Knudsen ofrece una interpretación solvente pese a que su personaje a veces caiga en el ridículo y en la histeria. En definitiva, ‘La doctora de Brest’ supone un arranque bastante flojo para el festival.
Toni Erdmann (Alemania). Dir. Maren Ade
‘Toni Erdmann’, ganadora del premio FIPRESCI a la mejor película del año se presenta en San Sebastián en la sección Perlas. Las brillantes críticas que ha recibido allá dónde se ha exhibido hacían que las expectativas fueran máximas, a pesar de su larga duración (dos horas y cuarenta y cinco minutos). La película cuenta la historia de un padre que quiere “recuperar” a su hija, una exitosa empresaria alemana que vive en Bucarest por su trabajo, que le consume por completo. Su padre decide ir a su apartamento en Rumanía y darle una sorpresa. Allí le preguntará si es feliz, lo que provocará el conflicto en la historia. Gracias a un personaje ficticio llamado Toni Erdmann, intentará que su hija encuentre la felicidad y significado a la vida.

Maren Ade en su tercer largometraje consigue una labor realmente complicada, y es la de mezclar situaciones hilarantes pero siempre con un trasfondo dramático y hacerlo inmejorablemente. Se trata de una comedia dramática muy amarga pero tremendamente divertida, llena de momentos dignos de aplauso.
‘Toni Erdmann’ es una película tan desconcertante como brillante. Mediante esta insólita propuesta, Ade logra dar una vuelta de tuerca a un tema que ya ha sido tratado en cantidad de ocasiones en el cine: las relaciones paterno-filiales. El relato está contado con grandísima sensibilidad, y construye dos personajes protagonistas memorables, realzados por unos extraordinarios Peter Simonischek y Sandra Hüller. Ambas interpretaciones serían justas merecedoras de cualquier premio este año.
Y si hay algo que caracteriza a Maren Ade como cineasta además de ser una gran directora de actores, es plasmar a la perfección las relaciones humanas y los extraños vínculos que se establecen entre las personas. Si en ‘Entre nosotros’ exploraba la complejidad de relaciones de pareja, en ‘Toni Erdmann’ hace lo propio entre un padre y una hija. La larga duración de la película se olvida en el primer minuto de metraje. A partir de ahí, el espectador está invitado a un viaje fascinante que no dejará indiferente a casi nadie. No decae en ningún momento, lo cual es algo más que un logro tratándose de una comedia tan extravagante como esta.
Sin lugar a dudas, nos encontramos ante una de las mejores películas del año.
La idea de un lago (Argentina). Dir. Milagros Mumenthaler
Posteriormente, hice cola para ver ‘La idea de un lago’, de la que estuve a punto de no entrar debido a que había aforo casi completo. Milagros Mumenthaler presentaba su segunda película como directora en Horizontes Latinos. La realizadora argentina compone un interesante relato entre el pasado y el presente, con momentos realmente poéticos e imágenes evocadoras sobre la familia y la ausencia. La película se presenta como un proyecto artístico de la propia protagonista para componer una sentida reflexión sobre la infancia.
Mi principal problema con este más que respetable trabajo es simplemente que no conecto con la manera en la que está narrada, y termina por resultarme bastante indiferente pese a algunas bellas secuencias que se quedan grabadas en la mente. Yo no lo disfruto, pero entiendo que pueda despertar pasiones entre determinados sectores.
La tortuga roja (Francia). Dir. Michael Dudok DeWit
Y para terminar la jornada de viernes, la mejor opción era ‘La tortuga roja’, el primer largometraje de Michael Dudok DeWit, director del maravilloso cortometraje ganador del Oscar ‘Padre e hija’. Es la primera película que (co)produce el estudio Ghibli fuera de Japón.
Antes de comenzar el film aparece la icónica imagen de Totoro que aparece en todas las películas del estudio nipón, pero en vez de sobre un fondo azul, sobre un fondo rojo. El enorme y merecidísimo respeto que se le tiene a Ghibli entre los cinéfilos ha hecho que se escucharan aplausos.

La película tiene un guion simple pero efectivo, aunque en donde reside la fuerza de la propuesta es en el poderío visual, dejándonos multitud imágenes para el recuerdo. No contiene ningún diálogo porque verdaderamente no hace falta. Dudok de Wit elabora con maestría y mucha sensibilidad un drama muy humano del que es difícil no salir conmovido. La animación es portentosa, y supone algo nuevo y refrescante para el espectador. ‘La tortuga roja’ será uno de los títulos más comentados este año por su capacidad para conquistar a cualquier tipo de público. Es una película que por momentos deslumbra y enamora.
Park (Grecia). Dir. Sofia Exarchou
La segunda jornada del festival, comenzó con la sección Nuevos Directores en la que se proyectaba la película griega ‘Park’, sobre adolescentes que deambulan por la Villa Olímpica en Atenas diez años después de los Juegos Olímpicos que tuvieron lugar allí. Viven de forma precaria, buscándose la vida organizando apareamientos de perros a cambio de dinero.
La película es una sucesión de tópicos y de situaciones mal planteadas que generan un continuo estado de confusión. En ningún momento se plantea un conflicto sólido que nos haga entender a los personajes y su estúpida forma de actuar. Con un estilo monótono e impersonal, ‘Park’ nunca consigue ir más allá de su premisa. El filme supone el enésimo acercamiento a los problemas de la adolescencia en un ambiente marginal, que afortunadamente se nos han sido contados con mucha más solvencia y precisión en otras ocasiones.
Para mí, una gran decepción, ya que esperaba ver algo diferente y me he encontrado con una película sin alma, totalmente vacía. Seguramente de las peores películas que veremos en esta edición del festival.
I am not Madame Bovary (China). Dir. Feng Xiaogang
La siguiente película del día en el Festival de San Sebastián fue la china ‘I am not Madame Bovary’ de Feng Xiaogang, que compite en la Sección Oficial, y cuenta con la particularidad de estar rodada en su mayor parte en formato circular. Cuenta la historia de Li Xuelian, que monta un falso divorcio para obtener un segundo apartamento, pero cuando su marido se vuelve a casar inesperadamente, Li presenta una demanda que pierde, porque el divorcio cumplía con los procedimientos legales. Después de recurrir al juzgado sin éxito, Li emprende un absurdo periplo de diez años.
A través de esta insólita premisa, Xiaogang realiza un divertido y absurdo viaje en esta propuesta totalmente única y diferente. El director cuenta esta historia jugando con distintos y arriesgados formatos y sale airoso del arduo trabajo que conlleva manejar los encuadres y la composición de los planos en, por ejemplo, un círculo. Respaldado por una bellísima fotografía, Xiaogang firma un brillante ejercicio de estilo dirigido de manera magistral. La cámara a penas se mueve excepto en los momentos más decisivos, y propone un interesante juego entre contracampos y saltos de eje (intencionados, por supuesto).

La película, pese a su extravagancia, encuentra el tono en sus primeros minutos y nunca lo pierde. Con un humor rozando el absurdo y gracias a algunos personajes entrañables, resulta una comedia verdaderamente divertida y fresca. Es cierto que el epílogo es bastante prescindible y que es algo irregular a veces, pero tiene los suficientes aciertos como para ser relevante y digna de ver. Por películas tan arriesgadas y marcianas como esta merece la pena venir a festivales de cine a descubrirlas.