
Pasado ya el fin de semana, el Zinemaldia en su cuarta jornada nos dejó un día poco memorable cinematográficamente. Cada vez empieza a preocupar más el bajo nivel de la sección oficial del festival de San Sebastián de este año y las pocas gratas sorpresas que nos estamos llevando de películas desconocidas.
Lady Macbeth (Reino Unido). Dir. William Oldroyd
‘Lady Macbeth‘ fue la primera del día. Había mucha expectación por esta ópera prima de William Oldroyd que ya se había podido ver en el festival de Toronto donde obtuvo una buena recepción. La película cuenta la historia de Katherine, una mujer casada con un noble al que no quiere y que le dobla la edad en la inglaterra de 1865. Cuando su marido hace un viaje, ella se enamorará de un hombre con el que sentirá una pasión desenfrenada.
Rodada con un estilo frío, y sin apenas movimientos de cámara, ‘Lady Macbeth’ supone un interesante ejercicio de estilo. Sin embargo, el guion es demasiado pobre, y los personajes, a excepción de la protagonista, no están lo suficientemente bien contruidos. La actriz Florence Pugh se convierte en la principal favorita a la Concha de Plata por su destacable interpretación.

La película nunca llega a sobresalir en ningún otro aspecto, aunque tampoco fracasa en el resto, simplemente genera indiferencia. Como debut resulta interesante por la dirección tan teatral Oldroyd, que aunque no siempre funcione, se intuye un estilo personal al que le falta terminar de pulirse.
Pretenders (Estonia). Dir. Vallo Toomla
La mañana siguió con la estonia ‘Pretenders‘, de Vallo Toomla. Lo que empieza como un interesante y enfermizo drama psicológico sobre las relaciones de pareja, acaba por convertirse en una mala película de serie B. Durante la primera hora de película, el director, con un estilo elegante, consigue crear una atmósfera subyugante y enrarecida gracias a unos personajes inquietantes, que siempre nos están ocultando lo que son realmente. El problema es que todo se queda en una premisa bellamente alargada, pero que cuando ya es imposible de estirar más se derrumba resultando un completo desastre. Todo se queda en un planteamiento de guion con poca solidez que en su tramo final acaba por desmoronarse.
Supone una decepción dada la calidad de la mayor parte de película, pero los errores son tan graves que terminan por destrozar el conjunto. No obstante, Toomla muestra gran talento dirigiendo, solo espero que si hay próxima película, cambie de guionistas.
Compte tes blessures (Francia). Dir. Morgan Simon
A las dos de la tarde, tuvo lugar el primer pase de ‘Compte tes blessures‘, que competía en la sección Nuevos Directores. Narra la relación entre un padre y un hijo que se siente totalmente incomprendido y falto de cariño. La tortuosa relación entre ambos está contada de forma más bien torpe, transitando lugares comunes y presentando situaciones que rozan el ridículo. Si toda la película es un recital de tópicos y diálogos absurdos, el final se corona con una la escena más avergonzante que hemos visto hasta ahora en el festival, que genera risas involuntarias y resuelve de forma casi grotesca el conflicto.
Nada destaca en esta producción francesa, tan fácil de ver como de olvidar, y que entra de lleno en mi lista de lo peor que he visto en esta edición del festival de San Sebastián.
The Giant (Suecia). Dir. Johannes Nyholm
En Sección Oficial y a primera hora de la tarde, se presentaba la sueca ‘The Giant‘, primer largometraje del sueco Johannes Nyholm, director del estupendo y diferente cortometraje ‘Las Palmas‘. La película cuenta la historia de Rikard, un autista con deformidades físicas que quiere reencontrarse con su madre. Para ello, él cree que para conseguirlo deberá ganar el campeonato de petanca del norte de Europa.

El principal acierto de ‘The Giant’ es un su arriesgada forma de acercarnos al autismo, y que aunque pueda parecer contradictorio dada la austeridad de la propuesta, compone un relato sensible sobre el distorsionado universo gris del protagonista. Es cierto que tras ver el cortometraje anteriormente mencionado y el trailer de la película, uno esperaba encontrarse con algo más loco y menos convencional. ‘The Giant’, pese a algún momento personal y resuelto con un ingenio poco habitual, sigue una estructura bastante reconocible en casi cualquier película de superación personal. También se echan en falta más ensoñaciones y momentos de fantasía surrealista, que son en los que reside lo mejor del filme.
En definitiva, el debut de Nyholm en el gran formato deja un sabor agridulce, pero sobre todo, con la idea de que es bastante posible que algún día llegue a hacer algo grande.
Porto (USA). Dir. Gabe Klinger
Finalizamos el día con ‘Porto‘, película norteamericana respaldada por la producción de Jim Jarmusch. Supone el debut en la dirección de Gabe Klinger. La película es ua historia de amor entre dos extraños que se conocen en la ciudad portuguesa de Oporto. Anton Yelchin y Lucie Lucas son los encargados de dar vida a estos personajes, que por alguna razón, se establece una fuerte conexión entre ellos. Klinger cuenta la historia jugando con diferentes formatos de película y de encuadre.
La película se divide en tres capítulos, siendo en el segundo donde encuentra sus mayores virtudes, resultando a veces encantadora y nunca dejando de ser un ejercicio interesante de cine. Desgraciadamente, en conjunto es bastante irregular. El tramo final, pese a ser el más logrado visualmente, se llena de diálogos prescindibles y situaciones que se notan algo forzadas. ‘Porto’ es una película olvidable pero con cierto estilo, a pesar de que en ocasiones abusa de «robos» a Jarmusch o a Richard Linklater.
Colossal (USA). Dir. Nacho Vigalondo
Tras la floja jornada del lunes, el martes comenzó en el festival de San Sebastián con una de las películas por las que había más curiosidad generalizada: ‘Colossal‘, de Nacho Vigalondo, que cuenta la historia de Gloria, una treinteañera en paro a la que le acaba de dejar su novio. Decide irse de Nueva York y volver a su pueblo natal. Y es allí dónde se dará cuenta de que tiene una extraña conexión entre un monstruo que está atacando la ciudad de Seúl.
Narrada en clave de comedia, la película no deja de ser un simple pasatiempo más o menos divertido sobre la crisis de los 30 y una película de monstruos un tanto particular. Funciona bastante mejor durante los primeros minutos, cuando su estilo se acerca más al de una sitcom que cuando empieza a tomarse más en serio y a aparecer el conflicto. Los personajes no están bien contruidos salvo el de Gloria, interpretado por una gran Anne Hathaway, y las relaciones entre ellos a menudo son confusas.
Una película que da lo que promete aunque algo más de extravagancia hubiera venido mejor en lugar de ser tan convencional.