‘Frantz’, la nueva película del prolífico director francés François Ozon fue estrenada en el Festival de Venecia, donde se llevó el premio a la mejor intérprete joven (Paula Beer), llegó a San Sebastián en la sección Perlas. Se trata de un remake de ‘Remordimiento’, de Ernst Lubitsch. Ozon nos sitúa en Alemania después de la Primera Guerra Mundial, donde la derrota aun sigue muy presente. Anna, va todos los días a dejar flores a la tumba de su prometido, que murió en Francia a causa de la guerra. Un día, Adrien, un joven francés también deja flores en la tumba y lamenta la muerte de Frantz. Su presencia suscitará reacciones imprevisibles en la familia del alemán.

El primer plano de ‘Frantz’ ya es toda una declaración de intenciones: un gran plano general en el que se ve desde una colina una ciudad de lejos. Lo que está en primer término, es decir, el césped se ve en color, mientras que la ciudad la vemos en blanco y negro. Durante toda la película, Ozon hará estos juegos crómaticos y los irá alternando según pasado, presente, alegría o tristeza. Un recurso, que se antoja demasiado obvio, calculado y poco original. Es innegable que el director se mueve con solvencia con ambas fotografías, y que tanto en una como en otra, consigue imágenes verdaderamente bellas. La mezcla es arriesgada, y aunque en mi opinión, no consigue resultar eficaz, se aprecia el intento por hacer algo diferente.

Paula Beer y Pierre Niney en Frantz
Paula Beer y Pierre Niney en ‘Frantz’. Fuente: Golem

El principal problema de ‘Frantz’, y el que lastra toda la película desde el principio, es que tiene un guion realmente tramposo. Evidencia y muestra acontecimientos que son mentira, que solo sirven para confundir al espectador y generar una supuesta intriga de forma poco inteligente. Y a lo largo de todo el metraje, somos partícipes de esto continuamente. Como espectador, me resulta particularmente molesto darme cuenta de todos los trucos que emplea para atraparte, y me genera todo lo contrario: distanciamiento.

A Ozon le ha salido una obra visualmente elegante, pero bastante discutible en términos narrativos. No es difícil dejarse llevar por sus hermosos cuadros, pero tampoco sentirse un poco estafado. Merecen mencionarse los nombres de Pierre Niney y Paula Beer, quienes realizan unas sólidas interpretaciones y aportan al filme toda la credibilidad que está a su alcance. Pero finalmente, me cuesta apreciar a ‘Frantz‘ más allá de su bonito envoltorio. De lo que estoy seguro, es de que a los admiradores del director francés les gustará.

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