
‘Harry Potter y La Cámara Secreta‘ ofrece las primeras pinceladas de oscuridad que la saga seguirá desarrollando en las siguientes entregas, y su ejecución es notable.
Chris Columbus repite como director, y su labor se focaliza en mantener la fidelidad hacia los libros, introducir gradualmente elementos sombríos en la historia, y pulir detalles de la anterior entrega que necesitaban mejoras. Y triunfa de forma encomiable.
El origen de la oscuridad
Uno de los aspectos más reseñables de La Cámara Secreta es que se trata de la película más larga de la saga, alcanzando los 160 minutos de duración. Columbus ha introducido todos los elementos relevantes del libro, y ha apostado por un acercamiento incluso más pausado que en La Piedra Filosofal, proporcionando escenas que tienen por objeto profundizar en los personajes y sus miedos.
El filme hace un uso brillante de los puntos de vista, ya que constantemente acude a las reacciones del extenso reparto para que la audiencia entienda la incertidumbre y el temor que puebla Hogwarts. Paredes pintadas con sangre, personas petrificadas, amenazas de un mal que habita en la escuela, y todo apunta a una persona: Harry Potter.
Harry experimenta por primera vez desde que llegó a Hogwarts la soledad y el rechazo que ya sufrió (y sufre) con los Dursley en Privet Drive. Los alumnos de la escuela creen que Harry es el responsable de estos crímenes, no sólo por encontrarse en el lugar equivocado constantemente, sino por hablar pársel, la capacidad de comunicarse con las serpientes. Y esta subtrama centrada en Harry profundiza en temores pasados, en su conexión con Voldemort, y en su identidad como mago. Me parece muy interesante.
Perfeccionando un estilo
La Cámara Secreta no sólo desarrolla lo cimentado en La Piedra Filosofal a nivel tonal, sino que explora un lado más lúgubre en lo narrativo utilizando herramientas que refuerzan esa idea. La fotografía del filme tiene más contrastes que su predecesora, los tonos amarillos y anaranjados son más intensos, y el color verde hace acto de presencia en varias escenas, encajando con la relevancia que tiene Slytherin en esta película. Y quiero destacar especialmente la escena en la que Harry se introduce en el diario de Tom Riddle y observamos una fotografía en blanco y negro con un toque sepia exceptuando el personaje de Harry, que destaca por conservar la tonalidad convencional del filme. Me parece un juego de luces fantástico que encaja con la secuencia en cuestión.
La vestimenta de los personajes es más oscura, y se incluyen escenarios como el Callejón Knockturn, la sala común de Slytherin y las profundidades del Bosque Prohibido. Todo funciona como complemento enfático de la trama, y me parece un acierto.
En el terreno visual, la película mejora lo visto en La Piedra Filosofal a todos los niveles. Los planos generales del castillo son más limpios y detallados, la secuencia de Quidditch es más espectacular y las texturas son más realistas, y las criaturas CGI tienen un acabado más complejo y limpio (el basilisco, las arañas).
Necesito destacar el trabajo realizado en Dobby, el elfo doméstico. Dobby es un personaje muy querido por los fans de la saga, y su ejecución en la gran pantalla es magnífica. Columbus demuestra que cada plano en el que aparece Dobby ha sido meticulosamente elegido para que se sienta como un personaje de carne y hueso. El director es muy inteligente a la hora de usar planos picados y contrapicados para enfatizar tamaños, e incluso se permite cambiar el enfoque de algún plano para que centremos nuestra atención en Dobby o Harry, dependiendo de cómo se desarrolle el diálogo. El salto de calidad es tremendo, y hay que felicitar a los técnicos de efectos visuales y al propio Columbus por ejecutarlo de forma tan brillante.
Grandes intérpretes se suman a la saga
No quiero finalizar esta reseña sin mencionar el trabajo interpretativo del reparto, principalmente los nuevos fichajes de esta entrega. El trío protagonista demuestra haber cogido soltura frente a la cámara, y sus personajes se sienten más vivos que nunca. El trabajo de Robbie Coltrane como Hagrid vuelve a destacar nuevamente, y esta vez se convierte en el corazón de la película, ya que es acusado de abrir la Cámara Secreta tras lo sucedido cuando era un joven estudiante de Hogwarts, y el clímax de la cinta está liderado por Hagrid y su vuelta a la escuela.
Dos incorporaciones memorables en esta cinta: Kenneth Branagh como Gilderoy Lockhart y Jason Isaacs como Lucius Malfoy. Ambos realizan una labor espléndida interpretando a dos personajes muy distintos. Por un lado, el patetismo y la egolatría de Gilderoy Lockhart, un fraude que debe su fama al heroicismo de otras personas. Por otro, el elitismo y la maldad de Lucius Malfoy, un mago obsesionado con la pureza de sangre, y capaz de usar cualquier herramienta a su alcance para salirse con la suya y mantener su estatus. Ambos alzan el filme en cada una de sus escenas.
‘Harry Potter y la Cámara Secreta‘ es una excelente adaptación, una historia más sombría y psicológica que la anterior, y una secuela que cumple todos los objetivos que se propone: expandir, profundizar y perfeccionar. Siempre lloro con la escena final del filme. Porque me importan los personajes, y porque Columbus ha conseguido una empresa casi inabarcable: lograr que todos los personajes cobren vida.