El Ciudadano ilustre‘ es la nueva película del binomio formado por Mariano Cohn y Gastón Duprat, directores argentinos que ya nos deleitaron en 2009 con ‘El hombre de al lado’. En esta ocasión cuentan la historia de Daniel Mantovani, un escritor ganador del Nóbel que después de muchos años vuelve a Salas, un pequeño pueblo de Argentina en el que nació, para ser nombrado ciudadano ilustre.

Haciendo un ejercicio de reducción argumental la película evoca a una historia mil veces contada en el cine, la de enfrentar a un personaje con su pasado haciéndole regresar a sus orígenes para rendir cuentas consigo mismo y con la sociedad. Pero en esta comedia dramática hay una irreverente y satírica visión de la realidad que la hace única. Establece con brillantez una dicotomía entre el mundo cosmopolita que representa el escritor y el mundo rural de Salas, pueblo que por cierto existe en el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Un enfrentamiento lleno de una realidad más compleja de lo que parece y que retrata con acierto tanto la personalidad del escritor como la del mismo pueblo.

Sin abandonar el humor, la trama sigue creciendo en tensión en un sorprendente ejercicio de contención cinematográfica. Nada falta ni nada sobra. Los directores consiguen incluso que el grado de identificación del espectador con los protagonistas oscile en todo momento y es quizás en este divertimento perverso donde se encuentre uno de sus aciertos.

Óscar Martínez en El ciudadano ilustre
Óscar Martínez en «El ciudadano ilustre». Fuente: A Contracorriente Films

Además de contar con un espléndido guión, la película le debe mucho a Óscar Martínez, al que recientemente hemos visto en ‘Relatos salvajes‘ o ‘Paulina’. Dando vida a Daniel Mantovani, el actor argentino demuestra con creces su gran talento interpretativo, reconocido con el premio a mejor actor en la Mostra de Venecia.

Una magnífica e irreverente mirada, no solo a lo argentino, sino a las virtudes y miserias de cualquier sociedad. Porque lo que simboliza el pueblo de Salas es universal. Personajes amables, pero a la vez embrutecidos y profundamente machistas que nunca van a admitir ningún juicio crítico sobe ellos. Algo que Mantovani lleva haciendo en su literatura desde hace mucho tiempo con sus paisanos, fuente de inspiración en sus novelas.

Aunque en Salas la desgracia se respira y corta el aire, no por ello podemos dejar de sonreír. Un mérito de esta arriesgada propuesta cinematográfica, ya que sus directores logran encontrar el tono justo equilibrando lo sarcástico con los apuntes dramáticos. El resultado final es admirable. Además, la película cierra «cinematográficamente hablando» la herida abierta en el orgullo argentino por el Nóbel que se le negó a Jorge Luis Borges.

Una delicia del cine iberoamericano que pocas veces llega a nuestra cartelera. Con un humor tan inteligente que hacía tiempo no se veía en el cine. Me atrevería a decir que ‘El ciudadano ilustre‘ está entre las mejores películas de este año que termina y se convertirá en un clásico del cine argentino reciente. Le auguro un gran éxito. Por lo pronto representará a Argentina en el Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa y en los premios Goya en la categoría de Mejor Película Iberoamericana.

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