
El japonés Hirokazu Koreeda, con 13 películas realizadas y una Palma de Oro por la reciente ‘Un asunto de familia’, es uno de los cineastas asiáticos más interesantes en activo. Durante toda su trayectoria profesional siempre ha ido innovando y buscando su estilo en historias muy distintas, pero tratando casi siempre uno de los temas clave en su filmografía: la familia.
Maborosi, el despertar de un gran cineasta
Hirokazu Koreeda nació en 1962 en Tokio, y trabajó como asistente de dirección de documentales para Man TV Union. Seguramente por estas influencias, Koreeda comenzó su carrera en el cine de no ficción, con documentales como ‘Hou Hsiao-hsien to Edward Yang’ en 1993 o ‘Without Memory’ ya en 1996. Pero su primera incursión en la ficción fue en 1995 con ‘Maborosi’, recibida con aplausos en el Festival de Venecia donde fue galardonada con el León de Plata a la mejor dirección.
Es con esta película con la que se iniciaba la que sería la primera etapa del director, preocupado en temas como la muerte, abordándolos de forma poco convencional e intentando explorar nuevos territorios con su cine. ‘Maborosi’ narra la trágica historia de una pareja que tras casarse, él muere arrollado por un tren. En esta ópera prima ya se puede intuir el estilo del director, que convierte los pequeños detalles y los momentos más cotidianos en poesía.
After Life y Distance, rarezas fílmicas
Tres años después, el Festival de San Sebastián acogió en su sección oficial la extraordinaria ‘After Life’, una de las mejores películas de su filmografía y toda una rareza fílmica con un argumento tan insólito como trascendente. Siguiendo con el tema de la muerte, en esta ocasión Koreeda se sitúa en el tránsito entre el cielo y la tierra, donde los recién fallecidos se encuentran con unos guías, que les ayudarán a rememorar su vida y a escoger un recuerdo de sus vidas para plasmarlo en películas. Sin duda, este es uno de los títulos más relevantes en la filmografía del japonés, y todo un homenaje al cine y a su poder para recrear recuerdos.
Ya en 2001 y finalizando esta etapa inicial más experimental, nos encontramos con ‘Distance’, la primera de sus películas en participar en el Festival de Cannes, y más concretamente en la sección oficial. Una vez más la muerte vuelve a estar presente, y esta vez causada por los miembros de una secta apocalíptica. También se plasma el duelo, y la batalla de los familiares de las víctimas por afrontar la pérdida.
Nadie sabe y Still Walking, la familia vista por Hirokazu Koreeda
A partir de 2004, el cine de Koreeda tomará un rumbo radicalmente distinto a las tres películas anteriormente mencionadas. Aparece en ‘Nadie Sabe’ por primera vez la importancia de la familia, asunto clave para entender su cine. También presentada en el Festival de Cannes y ganadora del premio al mejor actor para el niño protagonista, Yuja Yagira (el intérprete más joven en ganar en la historia del festival) narra la historia real de cuatro niños abandonados por su madre en un minúsculo apartamento en Tokio. La brutal y desgarradora precisión con la que narra el japonés este drama hacen de él una obra maestra tremendamente conmovedora. Y para quien escribe esto, la mejor película de su director hasta la fecha. Toda una lección de cómo hacer cine social con buen gusto, siendo poético y sin caer en el maniqueísmo.
En su prolífica filmografía, aparece ahora un título clave para comprender el tono que su cine tomará de aquí en adelante: ‘Still Walking’. Una gran película en la que se resumen todos los temas que han preocupado al cineasta desde sus comienzos, y que lo siguen haciendo a día de hoy en sus películas tales como la muerte, la familia, la vejez o las diferencias generacionales. Es por ello y por una narración bellísima, sutil y profunda, por lo que podemos encumbrarla junto a ‘Nadie Sabe’ como su obra cumbre.
Hana, explorando el Japón feudal
Después de la tristísima ‘Nadie Sabe’, Koreeda se embarcó en un proyecto mucho más amable titulado ‘Hana’, ambientado en el Japón del siglo XVIII. Se estrenó en 2006, y aunque se trate de su filme menos redondo y el más menor, no es tampoco desdeñable. Como película de samuráis se aleja totalmente de cualquier otra, y aunque se alargue innecesariamente, posee un comienzo de lo más divertido y accesible a todo tipo de público.
Air Doll, un cuento de hadas
‘Air Doll’, en cambio, presentada en la sección una cierta mirada en Cannes, es un híbrido entre la originalidad temática de sus primeras películas, y la madurez demostrada en las últimas. La película cuenta la historia de una muñeca hinchable que un día cobra vida, y empieza a descubrir el mundo con su nueva condición de humana. La maestría de Koreeda reside en hacer no solo que te tomes en serio un argumento tan disparatado, sino en realmente conseguir que el espectador se involucre de lleno en este insólito drama con ligeros toques cómicos. También, como en todo su cine, en crear poesía a partir de lo exento de belleza en un principio.
Kikesi, aparece el divorcio
En 2011, y llevándose el premio al mejor guion en el Festival de San Sebastián, la preciosa ‘Kiseki‘, narraba la necesidad de dos hermanos que viven en distintas ciudades debido al divorcio de sus padres, de verse. La nueva línea de tren entre ambas ciudades, les da la posibilidad de creer que cuando los primeros trenes se crucen, sucederá un milagro. De nuevo, otra incursión más en el tema de la familia, y por primera vez hasta este momento, aparece el tema del divorcio.
Sus últimas películas, la cotidianidad convertida en arte
Pero probablemente uno de sus mayores éxitos tanto de público como de crítica sea ‘De tal padre, tal hijo’, galardonada en Cannes con el Premio del Jurado (presidido ese año por Spielberg) y por el Premio del Público en el Festival de San Sebastián. El conflicto de la película es potente: un arquitecto obsesionado por el éxito profesional, vive felizmente con su esposa y su hijo de seis años; pero su mundo se viene abajo cuando los responsables del hospital donde nació su hijo le comunican que, debido a una confusión, el niño fue cambiado por otro. Koreeda cuenta de forma precisa y sutil esta dramática situación, en la que es también otra de sus películas más relevantes.
También estrenada en Cannes, ‘Nuestra hermana pequeña’, de nuevo con conflicto familiar de por medio, cuenta con la particularidad de que este se resuelve aproximadamente en los primeros veinte minutos. El resto es simplemente costumbrismo, tratar de encontrar la poesía en lo cotidiano.
Y finalmente, y relegada a la sección Una cierta mirada, se presentó en 2016 en el Festival de Cannes, ‘Después de la tormenta’, en la que Koreeda vuelve a retratar el tema del divorcio (como ya lo hizo en Kiseki), y que temáticamente se puede asociar a ‘Still Walking’ ya que son muchas las similitudes entre ambas. Si bien, esta se sitúa en una posición inferior a la película de 2008, es otra muestra del talento del cineasta de hacer de las pequeñas cosas de la vida una obra de arte.
En 2017 estrenó ‘El tercer asesinato‘, un giro radical en la filmografía de Hirokazu Koreeda. El director japonés, abandona la temática familiar e intimista que ha abordado en todas sus obras anteriores para abrazar de lleno un género hasta ahora inexplorado para él, el thriller. Y el reconocimiento a este gran autor vino en 2018 ganando la Palma de Oro en Cannes por ‘Un asunto de familia‘. Además, el Festival de San Sebastián le ha concedido el Premio Donostia como reconocimiento a su carrera, convirtiéndose así en el primer realizador asiático en recibir este galardón honorífico.
No cabe duda de que estamos ante un director con voz propia, que ha creado su particular universo (a menudo comparado acertadamente con el de Ozu), y que ocupa un lugar más que merecido entre esos directores cuya nueva película implica una visita al cine obligada para cualquier cinéfilo. Seguramente no tardemos demasiado en ver algo nuevo de Koreeda si atendemos al regular ritmo que ha ido llevando durante toda su filmografía. Esperemos que así sea y que continúe como hasta ahora, elevando sus historias con su particular y poética visión del mundo.