En el año 2000 se estrenó X-Men, y su impacto sentó las bases del renacimiento del género de superhéroes. Tras 17 años y 10 películas, la fórmula no se ha agotado, pero acusa síntomas de fatiga. ‘X-Men: Apocalypse’ tuvo una recepción decepcionante a nivel de crítica y público, y su resultado en taquilla demostró que los espectadores actuales exigen mucho más a un género asentado en el imaginario colectivo.

Deadpool‘ fue un soplo de aire fresco y una de las grandes sorpresas del 2016. Su apuesta por una calificación ‘R’ (Restricted) y su acercamiento violento y autoconsciente triunfó, convirtiéndola en la película más taquillera de la historia a nivel mundial con dicha calificación.

Logan‘ es una consecuencia directa del éxito de ‘Deadpool’, y James Mangold (director de ‘Lobezno Inmortal’) ha aprovechado esta oportunidad para mostrarnos a un Lobezno más visceral e introspectivo. Muchos fans del personaje criticaban la falta de un Lobezno más agresivo y desatado, y la calificación de esta película ha permitido exhibir esa característica que tanto define al personaje.

Personajes con historia 

La cinta de James Mangold no intenta ser un filme de superhéroes al uso. Tiene entidad propia y deja a un lado los fuegos artificiales para introducirse en la mente de Logan y Charles. Se trata de una historia reflexiva que aúna elementos que se oponen para mostrar el paso del tiempo, y establece una estrecha relación entre la vida y la muerte, la ilusión y la resignación.

Es el año 2029, y los tiempos han cambiado. La vejez y los recuerdos de un pasado lleno de remordimientos suponen una losa ineludible, así que Logan vive el día a día como una cuenta atrás de la que no quiere escapar. Ha perdido toda fe en el mundo que habita, y su única preocupación es mantener el anonimato y ser olvidado.

El olvido tiene mucha relevancia en la cinta, ya que Charles Xavier ya no es el amable profesor de mente privilegiada, sino una sombra de recuerdos diluidos y remordimientos de conciencia. La dinámica paternofilial entre Charles y Logan funciona de maravilla porque se trata de dos personajes que han compartido una vida juntos, y su conexión es inquebrantable a pesar de sus diferentes puntos de vista.

Hugh Jackman y Patrick Stewart realizan sus mejores interpretaciones dentro de la franquicia X-Men, y su química nunca ha estado mejor explotada. Jackman se deja la piel en cada secuencia, y reconoce los momentos en los que debe usar su mirada para plasmar emociones concretas, y cuándo tirar de físico para mostrarnos la vertiente más animal y primaria de Lobezno. Sus ojos expresan todo lo que requiere el personaje: desde la resignación y el pesimismo hasta el dolor más profundo, pasando por la luz que señala un camino esperanzador. Stewart, por su parte, nos muestra a un Charles inestable, incapaz de valerse por sí mismo pero firme en sus momentos de lucidez. Es el Charles más frágil y cálido que hemos visto hasta ahora, y es la versión que requería esta historia. Si cumple lo afirmado en sus recientes declaraciones, y ésta es la última interpretación de Stewart en la franquicia, habrá cerrado 17 años de historia con el personaje por todo lo alto.

El plantel de secundarios es relativamente extenso, si bien sólo tres personajes tienen minutos suficientes para profundizar en sus personajes. Dafne Keen es uno de ellos y se trata del gran descubrimiento de la película y una de las bazas de la misma. Laura es un personaje que, al igual que Eleven (‘Stranger Things’), esconde un pasado turbio y su lenguaje corporal es parte indispensable de su interpretación. Keen sabe equilibrar (al igual que Jackman) los momentos más sutiles y reflexivos con la explosividad física más salvaje. No sólo funciona como complemento narrativo del personaje de Logan, sino como contrapunto del propio Logan y Charles en cuanto a la oposición juventud vs. vejez.

Boyd Holbrook y Stephen Merchant realizan trabajos correctos y aportan justo lo que se necesita de ellos para que la historia avance. Desgraciadamente, son más herramientas al servicio de la trama que personajes tridimensionales. Holbrook es un villano que no posee la dimensión necesaria para sentirlo como una amenaza constante, mientras que Merchant es capaz de aportar una sensibilidad especial a Caliban. Una lástima que su personaje se diluya a partir del segundo acto, ya que está fantástico en los primeros 30 minutos.

Lo visual y lo emocional 

‘Logan’ hace un uso acertado de la luz ya que distingue la secuencias en la ciudad con aquellas escenas realizadas en entornos desérticos. Mientras que la fotografía del filme en escenarios urbanos es más colorida pero fría, la luz es más cálida e intensa en zonas donde arena y tierra cobran protagonismo. En este sentido, Mangold comparte con Kim Je-woon su acercamiento visual a ‘Logan’ y The Last Stand respectivamente. También es inevitable comparar la cinta de Mangold a Comanchería (David Mackenzie, 2016). Ambas son historias sucias y sofocantes, habitan áreas geográficas similares y el polvo de las carreteras se percibe en los rostros de los protagonistas. La fotografía acentúa esas sensaciones de forma excelente.

La dirección de James Mangold es destacable por su uso constante de ángulos. Hay directores que no desean arriesgar y optan por planos cenitales o paralelos al suelo para que el espectador se sienta cómodo durante el visionado, y sólo en contadas ocasiones apuestan por ángulos que enfaticen emociones o pensamientos. Mangold evita este convencionalismo y nos muestra distintas escalas para cada personaje, se acerca a ellos sin miedo alguno y nos regala planos poderosos y de gran impacto visual gracias a su polivalencia tras la cámara. Es capaz de subrayar escenas sin ensombrecerlas, y la elegancia que ya demostró en varias secciones de ‘Lobezno Inmortal’ es implementada tanto en escenas intimistas como en las secuencias de acción más brutales.

La carnicería en ‘Logan‘ es sobrecogedora por momentos y su calificación ‘R’ está exprimida al máximo, pero nunca tira del exceso por el exceso. Cada golpe y cada chorro de sangre pertenecen a una escena de acción que viene precedida por un in crescendo que la película se ha ganado. La escena inicial del filme, por ejemplo, es una declaración de intenciones y un aviso al espectador.

En el resto de apartados la película cumple de manera sobrada, aunque me gustaría destacar la notable banda sonora de Marco Beltrami. Su composición tiene mucha personalidad y es poco convencional para ser un filme de superhéroes. Aporta el tono que requiere la historia y sólo cobra protagonismo en momentos puntuales, pero nunca hasta el punto de ensombrecer a las imágenes que acompaña. Más composiciones como ésta, por favor.

No obstante, el gran triunfo de ‘Logan’ reside en su parte emocional. Los personajes son el motor de la historia, y su tridimensionalidad aporta urgencia dramática a la trama y a las escenas de acción encarnizada que pueblan la cinta de manera bien administrada. Tras un primer acto ágil y con breves pausas, la cinta echa el freno en su segundo acto y focaliza su atención en la interacción de Logan, Charles y Laura. Al aportarle matices a cada uno de ellos y entender sus motivaciones e inseguridades, la historia se vuelve más rica y el viaje de los personajes, más íntimo. Además, la ausencia de un villano de peso no hiere demasiado a la cinta porque no lo necesita para que su fuerza emocional funcione.

Por otra parte, me parece necesario mencionar cierto encuentro de los protagonistas con una familia. Sin dar detalles, creo que esa sección de película es fantástica porque se olvida de artificios y humaniza a los personajes. Ven una vida alternativa, una vida por la que merece la pena luchar, y funciona (nuevamente) por oposición respecto a la situación del trío principal. Me parece una forma inteligente de mostrar la realidad de los personajes y cómo, por un breve espacio de tiempo, tienen una vida normal. Hermoso.

Por último, quiero reseñar que hay cierta decisión en la cinta que cobra protagonismo durante el tercer acto y por la que vi peligrar la película. Es una decisión atrevida y peligrosa que podría haber herido a un filme con dos primeros actos brillantes, pero afortunadamente no tiene una presencia imprescindible y funciona como un matiz extra del Logan que se nos presenta en esta película. Me pareció algo innecesario pero tampoco me molestó en exceso.

El final de la cinta es perfecto y el último plano posee una carga dramática y emocional que la historia pedía a gritos. Me parece un cierre precioso para la que puede ser la última interpretación de Hugh Jackman como Lobezno (según declaraciones del propio actor).

‘Logan’ es una gran película en general, una excelente cinta de superhéroes y un espléndido homenaje a dos personajes icónicos que forman parte de la cultura cinematográfica reciente. No existe mejor cierre para un filme valiente, para un personaje inolvidable.

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