Mucho se ha hablado ya de la temática antibelicista en el cine, pero este año se cumplen 60 años de ‘Senderos de gloria‘, una película pionera que dio otra perspectiva al socorrido argumento de la guerra. Además, si tenemos en cuenta que fue protagonizada por la leyenda viva Kirk Douglas, el homenaje es doble.

Haciendo una breve retrospectiva, ‘Senderos de gloria’ fue dirigida por el gran Stanley Kubrick. Corría el año 1957 y el mundo estaba inmerso en plena guerra fría, quedando atrás las dos contiendas bélicas mundiales. El miedo ahora se cernía ante un posible conflicto nuclear entre las dos potencias antagónicas del momento: Estados Unidos y la Unión Soviética. Quizás en este contexto cobre un sentido especial el guión de esta cinta.

La trama parte en Francia, año 1916 Primera Guerra Mundial. Al coronel Dax (Kirk Douglas) del ejército francés, se le encomienda con su destacamento un ataque suicida hacia posiciones alemanes. Tras una encarnizada batalla, todo termina en un estrepitoso fracaso, emprendiéndose una desanimada retirada por parte de las tropas francesas. Por otro lado está el alto mando militar que considera esta actitud bochornosa y pretende dar un castigo ejemplar a todo el regimiento. Para ello escogen a tres soldados al azar acusados del grave delito de cobardía, enfrentándose a la severa condena de pena de muerte por fusilamiento tras un injusto y frío consejo de guerra.

 

A partir de aquí adquiere relevancia Kirk Douglas con su radical oposición al Estado Mayor por su desproporcionada actitud. El coronel Dax, empieza a argumentar la inocencia y valentía de esos pobres muchachos, pero de antemano la causa está perdida no consiguiendo su noble propósito.

A pesar del tinte agridulce de su trasfondo, es muy interesante ver como se juega con las emociones y empatía del espectador, catalizado con unos magníficos diálogos de un idealista Douglas cuyos principios están llenos de sentido común y pacifismo, desafiando de forma comprensiva a los altos mandos. Tampoco son desdeñables los planos bélicos de las trincheras magistralmente logrados, en donde se escenifica con toda crudeza el horror y la miseria de la guerra, todo ambientado con un buen contraste de iluminación. Kubrick humaniza en cierto modo al enemigo, pasando a segundo plano y contextualiza la visión deshumanizada de unos generales que pretenden lograr sus objetivos militares despreciando lo más importante: la vida de sus propios soldados.

Esta joya del cine sigue siendo muy interesante, sin dejar indiferente a nadie por su trasfondo con un impactante y emotivo final. Cine con valores que nos sirve para rendir tributo a nuestro admirado Kirk Douglas.

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