
Aglomeración de ideas, ausencia de identidad
La producción de Alien 3 fue tumultuosa y casi legendaria, ya que desde el primer instante el enfoque de la historia no parecía claro y la reescritura del guion fue constante. Varios guionistas intentaron plasmar sus ideas y personalidad en el guion, pero el choque con los productores unido a la búsqueda de un director que tomara las riendas de la saga supuso un obstáculo casi insalvable al inicio. David Giler, Walter Hill, William Gibson, Eric Red, Vincent Ward, Larry Ferguson, Rex Pickett e incluso el propio David Fincher participaron en mayor o menor medida en el guion de la cinta, el cual sufrió numerosos cambios y acabó convirtiéndose en una mezcla de muchas ideas sin un hilo conductor definido.
Tras el abandono de Renny Harlin y el despido de Vincent Ward, el estudio decidió optar por David Fincher, aclamado director de videoclips que se puso al mando de la franquicia con apenas 29 años en lo que supuso su debut en la dirección. La responsabilidad era enorme y su falta de experiencia podía jugar en su contra, pero el mediocre resultado final de la película tiene muchos culpables, y no considero a David Fincher uno de ellos.
Alien 3 tiene un problema de base: su guion. La obsesión del estudio por alejarse de los dos filmes anteriores y encontrar un nuevo rumbo para la saga unido al desarrollo infernal de la historia de esta secuela ocasionaron una dificultad añadida, y se refleja en pantalla. La película discurre por un sendero reflexivo y pausado, y el escenario en el que se establece aporta nuevas texturas narrativas, pero la película confunde valentía con temeridad. Su inicio destruye casi por completo la conexión emocional con la cinta anterior, provocando en mí como espectador una sensación de vacío y frialdad que resulta contraproducente.
Aislada del mundo, rodeada de recipientes
La cinta repite el error de su predecesora en materia de personajes. Vuelven a presentarnos un grupo de personas que acompañarán a Ripley a lo largo del filme, pero esta vez ni siquiera tiran de arquetipos, sino que nos regalan personajes vacíos de personalidad y reducidos a prisioneros ruidosos con poco o nada que aportar. Sólo Clemens (Charles Dance) y en menor medida Dillon (Charles S. Dutton) poseen cierto carisma y tienen suficiente peso para aportar algo de empatía en el espectador y juego en la trama. Ripley es un personaje fantástico y es capaz de llevar la película sobre sus hombros, pero no podemos reducir la película a la capacidad de una brillante actriz para que el filme funcione; debes rodearla de un reparto que aporte matices y sensaciones distintivas para que el viaje personal se sienta sólido, emocionante.

Además, me molestan ciertas decisiones de guion porque fuerza la empatía entre personajes de una forma falsa y artificial, provocándome estupor al observar el desarrollo que sufren los personajes de Dance y Weaver. Necesito entender los porqués, pero esta película no tiene suficiente interés en mostrarlos. Este hecho considero que está relacionado directamente con el montaje. A ratos siento que a la película le faltan escenas. Hay transiciones torpes, saltos bruscos de una secuencia a otra, y en pocos momentos parece que la historia realmente respire y tenga fluidez narrativa. Noto cierta anarquía en los acontecimientos que se producen durante la película, y resulta desconcertante. Mi sensación es que probablemente disfrute de la versión extendida porque supongo que esos 30 minutos extra aportarán mayor empaque a la historia y motivaciones más definidas para los personajes.
La frustración de un director maniatado
David Fincher ha renegado de esta película desde el instante que se estrenó en cines. Las discusiones constantes con el estudio, su incapacidad para mostrar su visión de la historia y la frustración de iniciar su carrera cinematográfica con un proyecto sin alma debido a la interferencia de terceros le enfurecieron y desde entonces sólo ha hecho las películas que ha querido y como ha querido.
Podemos observar planos concretos que recuerdan al Fincher que todos conocemos, así como el uso de breves planos detalle que se entremezclan con una secuencia paralela para crear confusión y tensión en el espectador. El uso de los travellings para la visión del alien me parece acertado y creo que funciona porque nunca habíamos visto la acción desde los ojos del xenomorfo de manera tan continuada. Hay poderío visual en las muertes y en los primeros planos del alien, pero en cuanto la cámara se aleja y aparece el alien en CGI, la película se viene abajo. Los efectos lucen tremendamente artificiales y me sacaron por completo de la película. Afortunadamente sólo se usan de forma más pronunciada en 15-20 minutos de película, pero en cuanto aparece, resulta doloroso para la vista.
La película intenta cerrar la historia de la misma forma que la comenzó: siendo valiente. Pero su desenlace es tan brusco y sin paciencia para asimilar la decisión final de Ellen Ripley, que honestamente se me escapó un sonido de desencanto en cuanto aparecieron los créditos finales. Lo dicho: la película se siente tan dispersa, tan carente de rumbo que su final no resuelve problemas anteriores ni permite asimilar al espectador las consecuencias de dicho cierre.
Termino. Alien 3 me ha parecido una película decepcionante no sólo por su falta de foco en la historia que quería contar sino también porque noto en todo momento que hay demasiadas manos intentando moldear un proyecto desde distintos prismas, y el resultado final es una escultura abstracta, carente de significado claro y con vestigios de un potencial desaprovechado.