
La nueva película del director surcoreano Bong Joon-ho, viene precedida de cierta polémica tras su paso por el Festival de Cannes, siendo la primera película producida por Netflix estrenada en el prestigioso certamen. El hecho de que no vaya a ser estrenada en cines sino directamente en la plataforma digital, ha despertado todo tipo de opiniones. De lo que no hay duda, es que la manera de ver cine está evolucionando, y Cannes se adaptó a este cambio desde el momento en el que decidió que ‘Okja‘ formara parte de su sección oficial.
La película nos sitúa en un futuro cercano, donde la prestigiosa compañía Mirando experimenta con animales para obtener un tipo de carne muy sabrosa y selecta. Así se crean los supercerdos, que se esparcen por todo el mundo. Diez años después, estas criaturas deben regresar a Nueva York, donde está la sede de la multinacional, para matarlos y vender su carne. La protagonista, Mija, vive en las montañas con su abuelo, y desde los cuatro años ha cuidado de Okja, su supercerdo, quien se ha convertido en su mejor amiga. La noticia de que se tengan que separar, hace a Mija viajar hasta Estados Unidos para recuperarla.
Alejado totalmente de ‘Mother’ o ‘Snowpiercer‘, el surcoreano recurre a la mezcla de diversos géneros, consiguiendo formar un conjunto coherente y sumamente entretenido. ‘Okja‘ comienza como una aventura propia de Disney, pero pronto muta en una película de acción trepidante, en una comedia loquísima, e incluso en un conmovedor y crítico drama sobre el maltrato animal. Todo en uno, y lo sorprendente, es que funciona con una frescura y una agilidad narrativa pasmosas. También gracias a un reparto ecléctico y entregado en el que destacan Seo-Hyun Ahn, Tilda Swinton, Paul Dano, y un desatado Jake Gyllenhaal.
El momento álgido se da durante cierta persecución al principio de la película, en la que Bong Joon-ho demuestra ser un narrador muy efectivo. Se perciben señas típicas del thriller coreano -género que el director ha llevado a cabo en numerosas ocasiones, como en ‘Memories of Murder’ o ‘The Host’-, pero, sobre todo, lo que hace especial a ‘Okja‘ es que no se parece realmente a nada, y es precisamente en la mencionada simbiosis de géneros donde encuentra, desde los primeros minutos, su tono (y nunca lo pierde).
Es cierto que la primera hora de película aguanta mejor que la segunda, a la que probablemente le hubiera sentado bien una mayor síntesis, pero en cualquier caso, nos encontramos ante la película más accesible del director, que a buen seguro encontrará un amplio abanico de público. Porque ‘Okja’ es, esencialmente, puro entretenimiento.