El sistema de entradas del London Film Festival 2017 nos impide a la prensa a acceder a todas las películas que nos gustaría. El certamen británico solo propone tres sesiones cada día para la prensa, y el resto son para público. Los acreditados pueden pedir entradas para dichos pases, y así entras en un sorteo en el que te la pueden dar o no (que es lo más probable). Es por ello que las jornadas del domingo y del lunes fueran más calmadas de lo que nos gustaría.

Esto es lo que pudimos ver, donde también estuvimos en la presentación a la prensa de ‘Call me by your name‘ con la presencia de Luca Guadagnino y los actores Timothée Chalamet y Armie Hammer (en la foto).

Happy end (Austria). Dir. Michael Haneke 

Desde Cannes ya llegaron las alarmas de que nos encontrábamos ante un Haneke menor, en San Sebastián no cesaron -incluso había quienes, directamente, la despreciaban- y ahora el festival de Londres era el encargado de estrenar el nuevo trabajo del austríaco.

La película presenta los problemas de cada uno de los miembros de una familia burguesa francesa. Michael Haneke, en un intento de suavizar el estilo duro y contundente de sus anteriores -y en su mayoría excelentes- trabajos, opta por explorar su lado cómico, y, desgraciadamente, fracasa de manera estrepitosa en una película carente de gracia y que a menudo traspasa la línea de la vergüenza ajena.
Happy End dirigida por Michael Haneke
Escena de «Happy End» dirigida por Michael Haneke
La frialdad habitual de su cine, algo que siempre había jugado a su favor en sus certeros análisis del lado más cruel del ser humano, se vuelve en su contra, y lo que queda es una película absolutamente fallida, desenfocada e incapaz de ser la inteligente crítica a la burguesía que pretende ser. ‘Happy End‘ navega sin rumbo durante todo su metraje, como una obra deslavazada e inconclusa. Duele decirlo, pero no es un Haneke menor. Es sencillamente, un desastre.

Thoroughbreds (USA). Dir. Cory Finley 

La opera prima de Cory Finley, estrenada en Sundance, forma parte de la escueta sección oficial del festival que nos ocupa. Para no dar demasiados detalles, de la trama solo diremos que narra la historia de dos adolescentes que reavivan su amistad después de años sin estar en contacto.

La propuesta sorprende desde el principio por su tono cambiante y alocado, que tan pronto pasa del thriller a la comedia. Pero lo que es aún más sorprendente, es que funciona. La curiosa mezcla de música tenebrosa, gags ingeniosos y una puesta en escena pseudogótica hacen de ‘Thoroughbreds‘ una especie de broma cinematográfica muy entretenida y divertida. Las excelentes interpretaciones de Anya Taylor-Joy y Olivia Cooke -y un breve papel póstumo de Anton Yelchin, a quien está dedicada la película- elevan la película. Una agradable sorpresa.

Loving Vincent (Reino Unido). Dir. Dorota Kobiela

Loving Vincent‘ es una de esas rarezas que muy de vez en cuando aparecen, y que revolucionan (a pequeña escala) el género al que pertenecen. El filme está compuesto por más de 65.000 pinturas hechas a mano que homenajean y recrean las pinturas de Vincent Van Gogh, indagando en el misterio que rodea a su muerte.

Loving Vincent dirigida por Dorota Kobiela
«Loving Vincent»: película animada con pintura al óleo sobre Van Gogh.

El espectador se ve embriagado ante semejante obra de arte visual. Es imposible no admirar una de las cartas de amor más pasionales que se le han hecho al cine y al arte en muchísimos años. Y a nivel narrativo, aunque en menor medida, funciona eficazmente, haciendo de sus 80 minutos un auténtico deleite. Una pequeña gran joya, que nos recuerda que la animación es uno de los métodos más libres y bonitos de hacer cine.

Custodia compartida (Francia). Dir. Xavier Legrand 

Premiada en Venecia con los premios a mejor ópera prima y mejor dirección, y en San Sebastián con el premio del público a la mejor película europea y el premio TVE Otra Mirada, el debut en la dirección de Xavier Legrand parece haberse convertido en una de las películas más importantes del año. El francés retrata con precisión el horror, desde la perspectiva de los hijos, de una separación que desemboca en multitud de situaciones desagradables. La madre solicita una custodia exclusiva de su hijo menor de edad, alegando que su marido es violento. Sin embargo, el veredicto de la jueza dicta una custodia compartida del pequeño.

Custodia compartida‘ posee una gran madurez en la narración, consigue no caer en los habituales tópicos del drama doméstico, y hace de la película un ejercicio interesante y tenso. Hay situaciones mejor planteadas que otras, ya que funciona mucho mejor cuando se centra de lleno en la perspectiva del niño y en su visión que en la de los adultos.

Pero aún le quedarán películas -esperemos- para demostrar a Legrand que ha llegado para quedarse en la industria del cine. Una ópera prima que aunque lejos de la perfección, supone una estupenda carta de presentación para un autor prometedor.

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