
Con motivo del estreno del documental ¡Lumière! Comienza la aventura (2016) dirigido por el director del festival de Cannes, Thierry Frémaux, pensamos que sería oportuno viajar a los orígenes del cine y hablar un poco de las innovaciones que estos dos franceses aportaron al séptimo arte en los años de su nacimiento. Viendo la película que restaura 108 de las más de 1.400 piezas que dirigieron, nos damos cuenta de que muchos de los elementos de los que gozamos hoy en pantalla ya fueron inventados por ellos, bien de manera natural o accidental.
Si hay algo que podemos apreciar en todas y cada una de las piezas Lumière es la captación de la realidad. La cámara, que en la mayoría de las ocasiones se mantenía estática, se dedicaba a reproducir la realidad que tenía delante: personas que marisqueaban, una multitud que jugaba a tirarse bolas de nieve, unos soldados que bailaban, etc. Se utilizaba una gran profundidad de campo donde se veía nítido desde el elemento más cercano hasta el más lejano. Resulta significativo comentar esto debido a que años más tarde el cine clásico, que se basaba en el Modelo de Representación Institucional (MRI), desechará la profundidad de campo para controlar todo lo que se mostraba y dirigir la atención hacia la acción principal. Aun así, era inevitable que en ciertos momentos la huella de realidad asomará en determinados planos.
Un aspecto innovador técnico fue la invención de los travellings aunque por aquel entonces recibían el nombre de «panoramas». Por un lado tenemos los horizontales, que estamos acostumbrados a ver en la mayoría de películas y por otro lado están los verticales, que escasean en mayor medida. Uno de sus operadores principales colocó la cámara en el ascensor de la torre Eiffel creando así un travelling vertical en los primeros años del cine. Esta técnica será uno de los elementos innovadores que más destaquen en la filmografía de la alemana Leni Riefenstahl años más tarde.
Como se muestra en el documental de Frémaux podría decirse que fueron Auguste y Louis Lumière los que inventaron el «remake»: La pieza ‘La salida de la fábrica Lumière en Lyon’ cuenta con hasta tres versiones. Obviamente por aquel entonces ellos no eran conscientes del término que utilizamos ahora, pero no sería la última vez que volverían a grabar una misma película de más de una vez.
También podemos vincular la creación del primer plano cinematográfico a su obra, aunque de manera accidental. En determinada ocasión al colocar la cámara en la calle, uno de los transeúntes se paró muy cerca de ésta quedando encuadrado de hombros cara arriba al lado derecho del plano. Años después, a través de la creación del lenguaje cinematográfico con ‘El nacimiento de una nación’ (1915), Griffith será el primero en darle un uso intencionado a través de la planificación.
Es curioso que tanto los hermanos Lumière como sus operadores de cámara además de inventar el cinematógrafo, hicieron unos descubrimientos tanto técnicos como narrativos que siguen utilizándose a día de hoy. Una de las cosas que más admiramos es la facilidad con la que capturaban la realidad, ya fuera a través de grabar la vida cotidiana (Lumière dando de comer a su bebé), actuando para la cámara (un niño dando de comer a dos niñas que tiene a ambos lados) o grabando espectáculos (un grupo de niños acróbatas que hacen malabarismos con el cuerpo de un niño).
Todas esas películas de las diferentes ciudades y lugares del mundo son hoy documentos histórico-sociales de la época. Es por ello que sus mini películas de cincuenta segundos de duración siguen funcionando hoy en día. El cine no ha cambiado tanto y seguimos intentando reflejar nuestra propia realidad a través del objetivo de la cámara.