
‘La batalla de los sexos‘ es la tercera película dirigida por el matrimonio formado por Jonathan Dayton y Valerie Faris tras la maravillosa ‘Pequeña Miss Sunshine‘ (2006) y la muy estimable e injustamente olvidada ‘Ruby Sparks’ (2012). Su nuevo trabajo nos lleva a los años 70, en el marco de un acontecimiento mundial que sucedió llamado la batalla de los sexos, un partido histórico de tenis entre la campeona Billie Jean King y el ya retirado Bobby Riggs, que fue campeón del mundo durante los años 40. Detrás del acontecimiento deportivo, había una lucha mucho más importante, y esa era la de la tenista y su equipo por conseguir igualdad salarial, ya que los hombres cobraban ocho veces más que las mujeres. Es por la negativa de los organizadores a esta equidad laboral por la que se organizó el legendario partido.
Los directores, que marcaron un antes y un después en el cine independiente norteamericano con su ópera prima -película que ha servido como molde para muchísimas producciones posteriores-, cuentan ahora con más medios, y ya se alejan de la etiqueta «indie» con esta convencional comedia. Así, Dayton y Faris crean una cinta de indudable vocación comercial, y con su habitual sentido del ritmo narrativo logran que las dos horas de metraje sean ligeras. No obstante, no se percibe aquí el ingenio y originalidad de sus anteriores propuestas. ‘La batalla de los sexos’ quiere ser a la vez una película deportiva, una reivindicativa y una historia de amor. Y no todo funciona.
En el plano activista por los derechos de las mujeres (y ya de paso del colectivo LGTB) es quizá demasiado superficial y obvia, no profundizando lo suficiente en los detalles y los entresijos de los personajes, resultando algunos de ellos algo maniqueos -especialmente los hombres-. Como historia de amor, sí es más convincente, gracias a una delicada intimidad en las escenas que comparten una excelente Emma Stone y una solvente Andrea Riseborough. La química entre ellas y la inteligencia con la que está construida sus personajes hacen de su trama la más interesante de todas.
Pero donde verdaderamente la película crece considerablemente -después de un torpe comienzo y un desarrollo irregular- es al final, donde Dayton y Faris demuestran verdadero talento tras las cámaras filmando el partido de tenis de manera emocionante. Desgraciadamente, esto no sirve para levantar el conjunto de una película absolutamente predecible, que si bien es entretenida, poco o nada tiene que aportar cinematográficamente. Lo que queda, por encima de todo, es la ya mencionada interpretación de Stone como Billy Jean King, y en menor medida, un Steve Carell dando vida a un excéntrico y pasado ex-tenista adicto al juego.
‘La batalla de los sexos‘ es un paso atrás en la carrera de los cineastas californianos Jonathan Dayton y Valerie Faris, pero es probable que funcione bien en taquilla y guste al público medio. Eso sí, de cara a la temporada de premios, seguramente haya que olvidarse de ella.