
‘Desde Rusia con amor’ fue la segunda de las películas de James Bond protagonizada por Sean Connery. El primer actor en interpretar en la gran pantalla al agente 007 que había imaginado en sus libros Ian Flemming, se mostró algo reticente a “atarse” a una saga de varias películas, pero también se dio cuenta de lo que ese compromiso podía suponer para su carrera y finalmente decidió aceptar.
Sean Connery fue el primer James Bond y seguramente el más primario, en todos los sentidos. Luego vendría el refinamiento de Roger Moore o el estoicismo de Timothy Dalton, pero fue Connery el que sentó las bases de cómo debía lucir y respirar el agente secreto más famoso de la historia del cine. El actor nacido en Edimburgo en 1930, en el seno de una familia de clase obrera, que a los dieciséis años se alistó en la marina y que como buen marinero se marcó con tinta los amores de su vida (“Mum & dad” y “Scotland Forever”), se convertía en un espía universal al servicio de Su Majestad. En muchos aspectos el actor y el personaje llegaron a mimetizarse, mezclándose realidad y ficción. ‘Casino Royale’ fue la primera novela de Flemming, y la afición por el juego es una de las cosas que 007 y Connery tienen en común, de hecho, la apuesta por el 17 negro en ‘Diamantes para la eternidad’ está sacada de una anécdota real de la vida del actor.
El actor escocés hizo un total de siete películas como el agente James Bond pero, pese a que para muchos Connery siempre será su 007, tuvo la habilidad de ser mucho más que un único personaje.
Cuando nos deje Sean Connery, ¿se le recordará únicamente por ser el primer Bond? ¿O lo recordaremos como el padre de Indiana Jones? ¿O como el monje franciscano William de Baskerville en ‘El nombre de la rosa’? ¿O como el capitán del Octubre Rojo? Y así podríamos seguir un buen rato… Hay pocos actores en Hollywood que puedan presumir de haber creado personajes tan carismáticos y recordados como a los que él ha dado vida a lo largo de su carrera, y al mismo tiempo haber sabido mantenerse al margen de todos ellos.
Sean Connery trabajó con Alfred Hitchcock en ‘Marnie, la ladrona’, con Sidney Lumet en ‘Supergolpe en Manhattan’ o con John Huston en una de las películas más importantes de 1975, ‘El hombre que pudo reinar’. En la que se considera una de las mejores películas de aventuras de todos los tiempos y el adiós de Huston al cine épico, Connery es uno de los protagonistas de un duelo interpretativo frente a quien puede considerarse su equivalente inglés, Michael Caine. Ambos fueron nombrados Caballeros por la reina Isabel II de Inglaterra en el año 2000, y los dos han sido reconocidos (en cierto modo) por la Academia de los Oscar como mejores actores de reparto: Caine en 1987 por ‘Hannah y sus hermanas’ (y de nuevo en 1999 por ‘Las normas de la casa de la sidra’) y Connery al año siguiente por ‘Los intocables de Eliot Ness’.

Sean Connery creció en un entorno de carencias pero, como haría cualquier hijo de obrero, se dedicó a disfrutar al máximo de la vida en cuanto pudo. Eso sí, lo ha hecho desde la consciencia de quien sabe lo que es conseguir las cosas con esfuerzo. No se le conocen grandes escándalos ni excentricidades, y al contrario que Bond, es un womanizer que sólo se ha casado dos veces, prácticamente celibato según los estándares de Hollywood. Según Steven Spielberg, solamente hay siete estrellas de cine auténticas -aunque desde que lo dijo igual ya son menos- y Sean Connery es una de ellas. Sin embargo, esta verdadera estrella de Hollywood parece un tipo bastante normal.
Después de décadas de trabajo, Connery está felizmente jubilado. Se ha hablado de su posible vuelta al cine; que si iba a volver a interpretar al padre de Indiana Jones, que si iba a ser Gandalf en la saga de ‘El señor de los anillos’… Al final, nada de cine. Se le ve de vez en cuando en algún que otro evento deportivo, como en el US Open de tenis de este año, y se sabe que está al tanto de lo que ocurre en su adorada Escocia pero, a sus 87 años, el primer agente Bond ha cumplido con creces su misión. Lo cual no significa que haya que caer en el clásico error de esperar a que desaparezca para agradecerle los servicios prestados.
Cuando nombraron a Connery el “Hombre vivo más sexy del planeta”, dijo que “bueno, tampoco es que haya muchos hombres muertos sexys, ¿no?”. Siempre mejor reconocerlo en vida.
Uno de mis actores favoritos de toda la vida, una leyenda. ¡Larga vida a Sean Connery!