
‘Good Time‘ (2017), la nueva película de Josh y Benny Safdie estrenada en la pasada edición del Festival de Cannes, llega a España directamente a través de la plataforma digital Netflix, sin tener un pase previo en salas cinematográficas. Después de un fallido robo en un banco, Nicolas (Benny Safdie) ingresa en prisión. Su hermano, Constantin Nikas (Robert Pattinson), tendrá que conseguir el dinero suficiente para pagar la fianza, pero para ello se verá arrastrado a un mundo donde imperan las drogas y la violencia.
Si hay algo que dominen a la perfección los hermanos Safdie es crear una tensión que no se disipa en ningún tramo de la película. Esto proviene en buena medida de su particular estilo de filmación que ya podíamos apreciar en su anterior trabajo, ‘Heaven knows what’ (2014), donde prima el uso de primerísimos planos y planos detalle que encierran a sus personajes en el encuadre de manera claustrofóbica. Esta decisión artística no es casual puesto que los personajes principales también están atrapados en sus vidas a causa de las decisiones que afrontan.
A esto se le suma la utilización de filtros de color y luces de neón que aportan mucha belleza al apartado visual. Además, la cámara, que se vincula con el punto de vista del espectador, siempre está en movimiento y la mayoría de las veces no se encuentra en el mejor lugar para filmar la acción, haciendo que distintos elementos se interpongan entre nosotros y los personajes. Todo este enturbiamiento de la narración viene dado también por el uso de teleobjetivos que privan a la imagen de profundidad de campo, haciendo que nos centremos única y exclusivamente en los rostros de los protagonistas.
La banda sonora que compone Oneohtrix Point Never es un elemento clave de la película. Durante la mayor parte del metraje las imágenes están combinadas con música electrónica experimental que le da otra dimensión al relato. El visionado de ‘Good Time‘ es toda una experiencia. De hecho, la depuración y perfección del estilo de los hermanos Safdie que se da en el filme, en comparación con sus trabajos anteriores, viene en parte a que se vuelve más cinematográfico debido a la sublime combinación entre lo visual y lo sonoro.
La película es, metafóricamente, la bajada a los infiernos de Connie Nikas. Después de que su hermano sea apresado, intentará hacer todo lo posible para conseguir el dinero suficiente para pagar su fianza, pero todo se irá complicando cada vez más. Connie, interpretado magistralmente por Robert Pattinson, es una personificación de los errores y fallos que cometemos los seres humanos, aunque él intente siempre hacer lo que cree correcto, además de intentar salir del mundo del que se rodea. A través de su personaje y del de Benny Safdie se ahonda en una reflexión acerca de la familia y hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar por ella.
Pero no es Robert Pattinson el único que se luce en ‘Good time’, sino que Buddy Duress, un actor que se dio a conocer gracias a los hermanos Safdie en la anteriormente citada ‘Heaven knows what’, está sublime en su rol de chico callejero. La secuencia del flashback, protagonizada por él, es un compendio de todos los rasgos característicos del cine safdiano ejecutada a la perfección. La atmósfera malsana y decadente que se respira a través de los primerísimos planos, las luces de neón, la duración breve de las tomas y la historia que se está narrando, es algo que tan solo los autores de ‘Go get Rosemary’ (2009) son capaces de hacer.
El resto de personajes secundarios, conformados por Jennifer Jason Leigh, Benny Safdie y Taliah Webster, están muy bien en sus interpretaciones. La dirección actoral es asombrosa, cada actor y actriz se meten en el papel de su rol de manera muy natural. Sin duda, es otra de las claves de la inmersión del espectador en el filme, a la cual se podría sumar que toda la acción sucede en una sola noche, lo que hace que parezca que los sucesos estén ocurriendo en el momento del visionado de la cinta.
Como ya aventuraba antes, todo el apartado visual está muy elaborado, pero uno de los elementos que más me ha llamado la atención es el modo de filmación de los planos aéreos en los que seguimos la ruta del coche de los protagonistas por las carreteras y calles americanas. La angulación de la cámara está próxima a los planos cenitales que provienen de los videojuegos o mismamente de la secuencia de los créditos iniciales de ‘Drive’ (Nicolas Winding Refn, 2011).
Mi única pega a ‘Good time’ son ciertos caprichos por parte del guion, pero no es algo que importe demasiado porque la grandeza de la película reside en sus apartados visuales y sonoros. Pasará tiempo hasta que algún director o directora vuelva a hacer un uso tan completo de su banda sonora.
En este enero de 2018, que viene cargado de películas muy esperadas como ‘Call me by your name’ (Luca Guadagnino, 2017), ‘120 pulsaciones por minuto‘ (Robin Campillo, 2017), o ‘Loveless’ (Andrey Zvyagintsev, 2017), ‘Good time’ se postula, desde un mes tan temprano, como una de las películas (o experiencias) más estimulantes del año.