
‘Molly’s Game‘ supone el salto a la dirección cinematográfica de Aaron Sorkin, afamado guionista de cine y televisión, creador de series como ‘El ala oeste de la Casa Blanca’ (1999-2006) y ‘The Newsroom’ (2012-2014). Su primer largometraje cuenta la historia real de Molly Bloom (Jessica Chastain), una esquiadora de talla mundial que, tras sufrir un accidente que la invalida para competir, empieza a buscarse la vida organizando partidas de póquer hasta el punto de llegar a convertirse en millonaria.
Como en todas las películas guionizadas por Sorkin, la oralidad es una parte fundamental del relato. Es asombrosa la manera en que el director estadounidense enfrenta a sus personajes a través de conversaciones memorables. Aunque en determinadas ocasiones (muy pocas) se nota que estamos ante una ópera prima. Con esto me refiero a que por muy buenas que puedan estar dialogadas las escenas, la planificación de las mismas no es comparable a la de ‘La red social’ (David Fincher, 2010), por poner un ejemplo donde el guion esté firmado también por Sorkin. Además de que ‘Molly’s Game’ tiene una estructura parecida a esta última.
Una de las claves de la película reside en su montaje, que se potencia al máximo en las escenas donde los personajes juegan al póquer. Me recuerda a títulos como ‘El lobo de Wall Street’ (Martin Scorsese, 2013) o a la trilogía del Cornetto de Edgar Wright, donde la información en diversos momentos proviene en buena medida de los elementos que conforman la imagen fílmica.
El mayor problema que afronta la película es, irónicamente, su mayor virtud: la oralidad. Y es que este método a veces se vuelve abrumador. El espectador dispone de tanta información en determinadas escenas de la película que, simplemente, desconecta. Pero, sin embargo, sale indemne del talón de Aquiles que asola la mayoría de superproducciones estadounidenses, es decir, las escenas sentimentales, que muchas veces uno siente que están metidas con calzador. ‘Molly’s Game‘ nos regala unas de las mejores conversaciones entre padre e hija que presenciaremos en el cine durante mucho tiempo.
Parte de la eficacia de la escena anteriormente mencionada proviene del magnífico trabajo actoral que llevan a cabo Jessica Chastain, en un registro totalmente nuevo para ella, y Kevin Costner, en el papel de padre. También destaca Idris Elba, interpretando al abogado que defiende a Bloom, cuya química entre ambos es uno de los pilares del filme, y Michael Cera, que es presentado ya en clave de comedia y es imposible no acordarse de sus memorables papeles en ‘Juno’ (Jason Reitman, 2007) y ‘Scott Pilgrim contra el mundo’ (Edgar Wright, 2010).
‘Molly’s Game’ es una película más profunda de lo que pueda parecer a priori y que a través de su discurso reflexiona sobre la ambición, el poder y, sobre todo, la familia. Bajo esta premisa se reafirma el talento de Aaron Sorkin como un excelente escritor de guiones, capaz de perfilar a cada uno de sus personajes con un par de diálogos, y a Jessica Chastain como una de las mejores actrices de su generación.