
Con motivo del reciente estreno de ‘La hora más oscura‘ (Joe Wright, 2017), que repasa la llegada al poder de Winston Churchill y su papel clave en los momentos más críticos de la Segunda Guerra Mundial, hemos seleccionado una serie de títulos cinematográficos que retratan a figuras políticas de gran calado y relevancia en la Historia Contemporánea.
Se trata de títulos de desiguales resultados, pero indudablemente interesantes a la hora de juzgar en retrospectiva la labor de sus figuras centrales, que además suponen casi siempre un jugoso reto interpretativo para los actores encargados de interpretarlos.
Lincoln (2012) | Steven Spielberg | USA
Como no podía ser de otra forma, la aproximación de Spielberg a la figura de Abraham Lincoln se produce en clave épica, ya desde un impresionante plano de apertura en el que queda clara la pretensión del cineasta de preservar la aureola mítica (y por momentos mística) de tan trascendental figura de la democracia estadounidense.
Daniel Day Lewis es la elección perfecta para encarnar al imponente Lincoln, al que entre sus líricas y solemnes proclamas, Spielberg y su guionista Eric Roth desciende a territorios más mundanos para mostrar su dura batalla política por la abolición del esclavismo (enfrentándose a miembros de su propio partido) e incluso para reflejar su difícil encaje como padre de familia, en el segmento menos logrado de un filme que alcanza momentos de cine sobresaliente.
Nixon (1995) | Oliver Stone | USA
Por supuesto que Oliver Stone no podía faltar en nuestro particular repaso a figuras políticas. El controvertido cineasta texano ha ejercido a lo largo de su irregular carrera como cronista de las miserias políticas de su país (de la Guerra de Vietnam al magnicidio de Kennedy), siempre desde una perspectiva crítica y anti-imperialista, que a menudo ha levantado dolorosas ampollas en los sectores más conservadores de la sociedad estadounidense.
Su monumental crónica de más de tres horas sobre el auge y caída del presidente republicano Richard Nixon, al que da vida un sorprendente Anthony Hopkins, tiene tiempo para explayarse sobre los misterios (resueltos o no) del Watergate, y conjuga con acierto una convincente aproximación a su figura presidencial, con un sagaz análisis del giro conservador de la sociedad norteamericana y el zénit de su conocida doble moral, que rima en el relato con las contradicciones políticas del propio Nixon.
Trece días (2000) | Roger Donaldson | USA
Esta olvidada película de Roger Donaldson es una notable crónica a pie de despacho sobre la llamada Crisis de los Misiles, uno de los episodios diplomáticos más delicados a los que se enfrentó la administración Kennedy tras la fallida intervención militar de Bahía Cochinos en Cuba. ‘Trece días‘ fabula sobre la gestión de dicha crisis por parte de un gabinete presidencial que recibía órdenes contradictorias en plena Guerra Fría, cuando cualquier movimiento político era interpretado en clave estratégica y el mundo vivía en vilo ante la amenaza nuclear.
Kevin Costner, que ejercía además de productor, protagoniza este reivindicable filme encarnando a un asesor cercano a la presidencia, mientras que Bruce Greenwood y Steven Culp dan vida a los hermanos John y Bobby Kennedy, en un logrado ejercicio de tensión creciente que logra ser bastante ecuánime al valorar la gestión del conflicto, y notablemente verosímil en los diálogos y situaciones en los que involucra a los protagonistas.
Il Divo (2008) | Paolo Sorrentino | Italia
El debut del cineasta napolitano Paolo Sorrentino daba ya pistas sobre su gusto por la narrativa barroca, su apego a los personajes excesivos y su amor por el montaje enérgico y alambicado. Este atípico filme biográfico que concursó en Cannes hace un repaso de la trayectoria del incombustible político romano Giulio Andreotti y sus presuntas relaciones con la mafia italiana.
Andreotti, es retratado por Sorrentino como un personaje tan maquiavélico como atractivo. Su presencia en las esferas de poder durante medio siglo, le sirve para dibujar un retrato en elipsis de las miserias de la sociopolítica italiana en la segunda mitad del siglo XX, con una atmósfera entre entro lo excesivo y lo moralmente decadente. Una obra imprescindible que, eso sí, exige al espectador cierto conocimiento de su contexto para ser plenamente disfrutada.
Mi nombre es Harvey Milk (2008) | Gus Van Sant | USA
Aunque cierta prensa aprecie más su faceta experimentalista, Gus Van Sant acertó aquí a construir con mimbres más clásicos un notable biopic sobre una de las figuras políticas clave en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos: el activista homosexual Harvey Milk. La película equilibra con acierto la faceta humana y los logros políticos de Milk y sus aliados, mientras traza un creíble retrato de la comunidad gay en el San Francisco de finales de los 70.
El camaleónico Sean Penn logró aquí su segundo Oscar por una carismática interpretación que guía el pertinente (y nada molesto) didactismo de un guion de Dustin Lance Black que abarca el periodo entre el auge activista de Milk y su asesinato a manos del político ultraconservador Dan White, una vez convertido en cargo electo.
La dama de hierro (2011) | Phyllida Lloyd | Reino Unido
Meryl Streep obtuvo su tercer Oscar por meterse en la piel de la Primera Ministra británica Margaret Thatcher, la controvertida líder conservadora que presumió de reconversión del modelo económico desmantelando las minas británicas y de triunfalismo patriótico con su polémica intervención militar en la crisis de las Malvinas. La actriz y su trabajada composición del personaje son el principal reclamo del filme.
La película de Lloyd, muy discreta en contenido y forma, pasa de puntillas sobre el legado político de Thatcher y el guion de Abi Morgan se acomoda a la manida estructura del biopic de ascenso y caída, con excesivo gusto por el retrato privado de Thatcher. Posee, eso sí, algunos breves destellos relacionados con los reparos de no pocos líderes Tories para aceptar el liderazgo de una mujer.
El último rey de Escocia (2006) | Kevin Macdonald | Reino Unido
Basada en una popular novela de Giles Foden, la película cuenta la relación entre un médico escocés y el violento dictador africano Idi Amin, figura militar que alcanzó el poder en Uganda mediante un golpe de estado apoyado por potencias internacionales, que le permitió establecer un violento régimen marcado por la corrupción y la persecución étnica, que dejó decenas de miles de víctimas mortales hasta su deposición y huída a la Libia de Gadafi en 1980.
Con guion de Peter Morgan (‘The Queen’, ‘Rush‘) y dirección del reputado documentalista Kevin Macdonald, la película aprovecha muy bien la evolución de la relación entre ambos protagonistas (de la admiración al miedo) para resaltar la deriva violenta del mandato del dictador. La excelente interpretación de Forest Whitaker -al que daba la réplica un joven James McAvoy- le valió al actor texano un merecido Oscar.