Frances McDormand, favorita al Oscar como mejor actriz protagonista

Último fin de semana de febrero, lo que significa que vemos el último sol de domingo del segundo mes del año, lo que nos recuerda que hoy queda una semana exacta para los Oscars. A dos días de que se cierren las votaciones, en Macguffin007 ya se han analizado tres de las cuatro ternas interpretativas, quedando sólo por diseccionar la de Mejor actriz protagonista donde la carrera ha variado en distintos rumbos desde que prácticamente comenzase todo en la primera semana de septiembre, con el final y el inicio de dos de los festivales más prestigiosos de la temporada, Venecia y Toronto. Sally Hawkins enamoró, al igual que Guillermo del Toro, a toda la crítica desplazada a Venecia, Margot Robbie dinamitó Toronto y Saoirse Ronan enterneció el desastre en la ciudad canadiense, e incluso Jennifer Lawrence acaparó mucho protagonismo en San Sebastián por su brutalidad en ‘Mother!’, todo para que al final la favorita fuese una que había estado ahí pero sin hacer demasiado ruido, lo que se conoce vulgarmente como una tapada, o Frances McDormand.
Frances McDormand no ha sido una favorita incontestable como sí lo ha sido Gary Oldman en su categoría. La actriz de Chicago ha asestado golpes claves en los momentos más importantes de la carrera, al ganar en todas las citas cruciales, como son los Globos, los SAG, los Critics’ Choice y la semana pasada los BAFTA. A sus 60 años, McDormand es una eminencia en Hollywood aunque su carácter díscolo la ponga a la sombra del escaparate que significa la industria. Recordada siempre por encarnar a la jefa de policía Marge Gunderson en ‘Fargo’, su Mildred Hayes es el personaje del año, osada y temeraria a la vez que sufridora y tierna. Desde que Martin McDonagh ganara en Venecia el Premio al Mejor Guion, ha agradecido una y otra vez a Frances su presencia (literalmente dijo que estaban jodidos si ella decía que no). Tiene todo para ganar y poco para perder. La fuerza del personaje de Ronan o el efecto arrastre de una noche triunfal de ‘La forma del agua’ dándole la victoria a Hawkins son sus únicas amenazas.
En tiempos de reivindicar el feminismo, Greta Gerwig va y clava una película sobre madurar, encontrarse y combatir la vida desde los ojos de una mujer. La película no puede ser más oportuna, así como la elección de su protagonista. Saoirse Ronan (la co-fundadora de la generación cohete junto a ‘Timmy’ Chalamet) cuenta 23 años y tres nominaciones al Oscar en su haber. Resulta increíble que un talento tan precoz haya sido tan elogiado por una institución tan reservada para alabar como es La Academia, pero Ronan se ha ganado y bien portar tal honor. En ‘Lady Bird‘ da una cátedra de cómo se interpreta a un personaje de lo más accesible al espectador llano, y es que nada es más difícil que hacer ficticio a alguien que puede ser perfectamente real. Con 11 premios de la crítica y un Globo de Oro, no es nada descabellado pensar que La Academia rompa moldes preconcebidos y haga un acto de amor loco por ella dándole su primer Oscar, aunque tampoco es urgente, ya que habrá que analizar sus candidaturas por muchos años.
Sally Hawkins es la que más premios de la crítica ha recibido (19, sólo uno más que Frances McDormand), y ha estado presente desde el inicio de toda la carrera cuando ‘La Forma del Agua‘ se estrenó en el Festival de Venecia, del cual salió triunfadora creando un gran revuelo a su paso. Hawkins personifica en el filme la ternura, la inocencia y el coraje a través de un rostro pálido de sonrisa honda, y todo sin necesidad de articular palabra. Su Elisa Expósito ha conmovido a la mayoría que han visto la película, prueba de ello es que los académicos se han acordado de ella cuatro años después de que fuese nominada a la Mejor Actriz de Reparto por su papel de hermana de socorro a la que acude Cate Blanchett en ‘Blue Jasmine’. Sus opciones van más en conjunto por la película que por la fuerza individual de su actuación, y aunque la misma sea preciosa, en contra tiene que el género fantástico no suele ser del gusto de unos premios como los Oscars, que no es la favorita, y que no sólo pelea contra una rival, sino contra dos.

Margot Robbie no va a ganar el Oscar a pesar de tener el personaje que más se ajusta a lo que La Academia suele etiquetar como oscarizable. Ha cambiado su físico, interpreta a una heroína caída de la sociedad americana, su película parece rodada por el Scorsese de ‘El Lobo de Wall Street‘ y además está basada en hechos reales al ser un biopic. Robbie cautivó a la crítica, así como su compañera y mentora en la película Allison Janney, pero a diferencia de esta, ha ido perdiendo fuelle y de ser una favorita ha pasado a ni siquiera estar entre las tres que se juegan el galardón el día 4. Con 27 años, la actriz australiana enmudeció al mundo con su potencia en ‘El Lobo de Wall Street’, y desde entonces no ha parado de taladrar su nombre en el imaginario colectivo (nadie se imagina ya a Harley Quinn sin su rostro). Incluso va a entrar en ese selecto club de intérpretes que han trabajado para Quentin Tarantino, todo un lujo para su corta pero apoteósica carrera. No será por Tonya Harding, pero Robbie volverá pronto a la palestra.
Es extraño analizar una categoría interpretativa y que la última en opciones sea Meryl Streep. Más que extraño parece una broma, pero así es. Meryl se juntó con Tom Hanks para ponerse al servicio del Dios de Hollywood, Steven Spielberg, quien intentó repetir la fórmula ‘Spotlight’ pero en el camino se ha quedado hasta él mismo, pudiendo sólo colar a Streep y a la película. Meryl recibe por ‘Los archivos del Pentágono‘ su 21ª nominación al Oscar, un hito único y a buen seguro irrepetible que apuntala un poco más si cabe su placa de leyenda en este mundo. Ganadora del Oscar tres veces de esas 21 candidaturas, este año, al igual que el pasado con ‘Florence Foster Jenkins’, su presencia es más testimonial que otra cosa. Ausente en los SAG (en favor de Judi Dench) y ausente en los BAFTA (en favor de Annette Bening), tener a Meryl Streep en la categoría da enjundia a una victoria por aquello de ganar en presencia de la más grande, aunque este año parecía que iba a ser una amenaza más firme. No tiene ninguna opción de ganar.
Con este último pronóstico, Macguffin007 presenta sus cuatro candidatos a ganar el Oscar en las cuatro categorías interpretativas que constituyen parte de los premios de La Academia. Los vaticinios dan como ganadores a Sam Rockwell, a Allison Janney, a Gary Oldman y a Frances McDormand, y aunque sean los que más fuerte llegan a la última semana de la carrera, nunca jamás los mismos cuatro actores habían ganado los cuatro grandes premios de la temporada (SAG, Globo, Critics y BAFTA). Es la primera vez que sucede este hecho en la historia, algo que permite oscilar entre la confirmación y la duda. Sea como fuere, la suerte está echada y sólo queda esperar lo que (según la tradición que no siempre se sigue) Mahershala Ali, Viola Davis, el que sustituya al ausente Casey Affleck y Emma Stone anuncien desde el stage. Una semana para que sea 4 de marzo, para que el día más importante del año para muchos llegue. Gane quien gane, la obligación es disfrutar.