La nueva película de Alex Garland, ‘Aniquilación‘, llega a España a través de la plataforma digital Netflix debido a que después de pases de prueba de la película los productores decidieron que era demasiado compleja para el gran público, lo que conllevaría una pérdida masiva de audiencia en las salas. Después de habernos sorprendido hace tres años con ‘Ex machina’ (2015), Garland vuelve a hacerlo mostrando su personal visión del mundo de la ciencia ficción.

Aniquilación‘ cuenta la historia de Lena (Natalie Portman), una bióloga cuyo marido ha desaparecido en una expedición a la Zona X, una región acordonada en secreto por el gobierno de los Estados Unidos. Cada cierto tiempo un equipo es enviado a la zona para investigar lo que allí sucede. Junto con un grupo de cuatro mujeres más, Lena formará parte de la nueva expedición al lugar a sabiendas de que todo aquel que ha entrado no ha vuelto a salir, a excepción de Kane (Oscar Isaacs), su marido, quién se encuentra en estado crítico.

La nueva película de Garland hace que tengamos que acordarnos de su predecesora ya que no solo comparten género sino también la sensación de constante intriga y desasosiego que envuelve la trama. Dividida en capítulos (quizás tenga algo que ver que se trate de una adaptación), la tensión va in crescendo a medida que avanza el filme. Una atmósfera malsana se respira durante todo el metraje y gran parte de ello viene dado por el uso expresivo de los primeros planos y por el brillante apartado sonoro a manos de Geoff Barrow y Ben Salisbury.

El principal problema es que el horror en la primera parte de la película no está del todo bien concebido ya que es mucho más efectivo y terrorífico el sugerir que el mostrar en determinados casos. Durante dos escenas se visionan cintas de vídeo que grabó la anterior expedición. Lo que se ve en la primera de ellas hubiese causado mayor impacto si tan solo observáramos las expresiones de horror de las cinco mujeres del grupo. En cambio, en la segunda tiene todo el sentido que se muestre lo que se muestra, dejando al espectador pegado a la silla sin poder mediar palabra.

Aniquilacion dirigida por Alex Garland
Natalie Portman en «Aniquilación». Fuente: Paramount Pictures.

‘Aniquilación’ mezcla una narración en tiempo presente con una en tiempo pasado. Lena, en un primer momento, parece no recordar nada de lo que ha experimentado en la Zona X, sin embargo, nosotros, como espectadores, tenemos acceso a sus recuerdos. No es casual que uno de los temas principales de la película sea la memoria y toda la manipulación inherente a ella, es decir, ¿todo lo que estamos viendo ha pasado? ¿todo lo que vemos es real o ha sido alterado por el particular punto de vista de Lena? O lo peor de todo, ¿ha pasado realmente?

Pero como su nombre indica, ‘Aniquilacióntambién trata de la destrucción, es más, de la autodestrucción. Todas y cada una de las mujeres lideradas por la doctora Ventress (Jeniffer Jason Leigh) se embarcan en la misión aun sabiendo que nadie ha vuelto con vida del lugar al que se dirigen. Puede que sea porque no tienen nada que perder en sus vidas o porque su deseo de conocimiento, de saber que sucede en la Zona X, las vuelque hacia el peligro y la muerte. Por otra lado, en otra dimensión, el filme nos habla de quienes somos realmente.

El tercer acto es una maravilla en su totalidad: Veinte minutos donde apenas hay diálogo en los que el espectador palpa toda la tensión e incertidumbre que desprende la secuencia, intentando dar sentido a lo que ve a través de la mezcla de las imágenes y la enigmática banda sonora. Posiblemente sea lo más experimental en cuanto a producciones importantes que se haya visto en bastante tiempo. El problema es que después los productores tratan por tonto al espectador negando la exhibición en las salas cinematográficas.

Es una pena que una propuesta estimulante como ‘Aniquilación‘ pueda pasar desapercibida debido al método de su distribución, una película que crea su propio universo donde la mayoría de producciones de este estilo tan solo imitan, sin ninguna verdadera intención autoral, al universo de ‘Blade runner’ (Ridley Scott, 1982). Una película que, en todo momento, pone a prueba la atención de su público, con uno de los mejores finales que ha dado el universo de la ciencia ficción en bastante tiempo. Un final que dará vueltas en mi cabeza durante semanas.

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