
El BCN Film Festival 2018 (Festival de Cine de Barcelona – Sant Jordi), está en marcha desde el pasado viernes en los cines Verdi de la ciudad condal. Esta nueva cita cinéfila atraviesa su segunda edición con las adaptaciones de novelas y los relatos históricos como principal sustento de su sección oficial. Estamos ante un ambicioso certamen cinematográfico (inaugurado este año por el cineasta británico Mike Newell), que reúne varios titulos de entidad, no necesariamente encuadrados en el cine independiente que a menudo monopoliza los festivales de cine. Con vocación popular pues, e incluso con un ciclo dedicado a la comedia contemporánea, la programación ha ido ofreciendo al público durante sus primeros días varios títulos interesantes que repasamos a continuación.
La música del silencio (Italia). Dir. Michael Radford
Basado en la novela autobiográfica del célebre tenor italiano Andrea Bocelli, este biopic dirigido por el veterano Michael Radford (‘El cartero y Pablo Neruda’) repasa minuciosamente las distintas etapas de la vida del músico, desde su infancia, con la lucha en vano de sus padres por paliar su incipiente ceguera, hasta una etapa adulta en la que encuentra el amor y termina por triunfar en el mundo de la música tras pasar por los brazos de un maestro de canto interpretado -en piloto automático- por Antonio Banderas.
Pese a reunir casi todos los lugares comunes del biopic musical, este relato de superación resulta agradable de ver si uno le perdona ciertas decisiones poco justificables, como la elección del inglés (con acento italiano) como idioma vehicular de una historia que transcurre en la Toscana, o el paso de puntillas por la adolescencia del protagonista, en un periodo sociopolítico especialmente convulso e interesante de la historia italiana que, claro está, no es prioritario aquí para un Radford que se limita a envolver con oficio un filme sobrado de azúcar.
Borg McEnroe (Suecia). Dir. Janus Metz Pedersen
Recientemente hemos asistido a notables biopics deportivos como ‘Yo, Tonya’, ‘La batalla de los sexos’ o ‘Rush’. Con esta última en concreto, dirigida en su día por Ron Howard, guarda no pocos puntos en común con el filme que nos ocupa, pues también enfrenta a dos mitos del deporte (en aquella del automovilismo, en esta del tenis) con personalidades opuestas, en un choque deportivo de los que marcan una época para los aficionados: la recordada final de Wimbledon de 1980 que ponía al sueco apodado ‘La máquina’ frente al rebelde talento emergente del norteamericano John McEnroe.

La contraposición de caracteres y el retrato psicológico de un Borg al borde de la obsesión perfeccionista, centran el interés de un filme de cuidada ambientación, que se beneficia además del trabajo de dos buenos protagonistas (con un sorprendentemente contenido Shia Laboeuf en la piel de McEnroe), aunque quien más destaca es Stellan Skarsgård interpretando al padre y mentor de Borg, tenista que puso punto y final a sus carrera con tan solo 26 años y en plenas facultades físicas. A pesar de ciertos elementos prescindibles, como esos flashbacks pretendidamente reveladores, el resultado es más que interesante.
En tiempos de luz menguante (Alemania). Dir. Matti Geschonneck
El cine alemán sigue sin hacerle ascos a la revisión de su convulsa historia reciente. Desde el éxito de la notable ‘Good Bye Lenin’, la caída del muro de Berlín y la vida en la antigua RDA, ha sido el escenario de películas tan destacables como la oscarizada ‘La vida de los otros‘. En ese espejo intimista se mira por momentos esta adaptación de una popular novela homónima de Eugen Ruge, que sigue a distintas familias con sus conflictos morales y sus distintos anhelos, en los estertores de la Alemania comunista.
El retrato de un patriarca comunista (un imponente Bruno Ganz) en su última fiesta de cumpleaños, reúne en un mismo escenario un conjunto de microhistorias que pretenden componer un mapa político y emocional, sobre la agonía de un régimen en decadencia. La potencia de la premisa es evidente, pero la película adolece de una realización plana, que deja en evidencia demasiado a menudo los orígenes televisivos de su director, incapaz de dotar de empaque visual a una historia que seguramente funcione mejor sobre el papel que en pantalla.
Las estrellas de cine no mueren en Liverpool (Reino Unido). Dir. Paul McGuigan
El ecléctico Paul McGuigan (‘El caso Slevin, ‘Push’) dirige esta vez un romance entre actores basado en las memorias del británico Peter Turner, en las que cuenta su particular romance con la estrella del cine clásico Gloria Grahame, en el momento de su encuentro, una diva en declive tan excesiva como encantadora. La película es una atípica historia de amor marcada por la diferencia de edad, y sobre todo por la enfermedad que llevó a una muerte temprana a la oscarizada actriz de ‘Cautivos del mal’.

Un Jamie Bell en plena madurez interpretativa (es su mejor papel hasta la fecha) y la siempre excelente Annette Bening, elevan un filme -por otro lado muy correcto- a un nivel superior al de su convencional escritura y realización. Es la química entre ambos la que mantiene el interés del espectador en este romance trágico, que tiene la virtud de no ensimismarse en el melodrama llorón, y que posee su escena más emotiva en una lectura teatralizada de William Shakespeare.
Mi familia del norte (Francia). Dir. Dany Boon
El extraordinario éxito de ‘Bienvenidos al norte’ hace ya diez años, catapultó al éxito a su director y coprotagonista, el cómico francés Dany Boon, que repitió taquillazo en el país vecino con ‘Nada que declarar’ y en menor medida con ‘Un policía en apuros’, ambas dirigidas y protagonizadas también por Boon, pero de menor alcance cómico y sin excesivo impacto en el mercado internacional. Con ‘Mi familia del norte’ revisita a los Ch’tis, habitantes del nordeste francés, a los que parodia de nuevo con cariño como hiciera en su gran éxito de 2008.
Boon repite fórmula, pero no personajes, en una película que narra la simpática odisea de un arquitecto y diseñador de éxito que finge ser huérfano porque se avergüenza de su familia de origen humilde. Una inesperada visita familiar y un accidente que retrotrae mentalmente al protagonista a sus 17 años, dará un sorprendente giro a su vida. Comedia blanca, ligera, previsible (muy francesa) y efectiva. A destacar el talento cómico de una Valérie Bonneton, que ejerce de robaescenas en la piel de la cuñada del protagonista.