Vengadores: La Era de Ultrón‘ es el cierre oficial de la Fase 2 del MCU, a pesar de que Ant-Man se estrenara unos meses después (la cinta de Peyton Reed pertenece oficialmente a la citada Fase 2). Joss Whedon vuelve a la silla de director tras la triunfal Los Vengadores, y tiene una tarea complicada en sus manos. Por un lado, rara vez un rayo cae dos veces en el mismo sitio, así que igualar el éxito y la aceptación de la anterior película será una empresa enormemente difícil. Por otro, la película necesita aportar algo nuevo y no caer en inercias pasadas porque el crecimiento del MCU ha sido exponencial y cintas como El Soldado de Invierno y Guardianes de la Galaxia han demostrado que este universo es capaz de aspirar a mucho más de lo que cabría esperar en un primer momento. Creo que Whedon consigue regalarnos una película con un acercamiento muy particular y varios riesgos admirables que por otra parte no consiguen un resultado final tan satisfactorio como otros filmes anteriores.

El peso del legado

El primer acto de la película está concentrado principalmente en la figura de Tony Stark. El reparto es amplio y sus minutos están bien distribuidos, pero el origen del conflicto procede de las decisiones de Stark. El objetivo de los Vengadores al inicio del filme es recuperar el cetro de Loki, el cual se encuentra protegido por el ejército del Barón von Strucker (Thomas Kretschmann). Observamos la batalla a través de un espectacular plano secuencia que refleja a cierto nivel lo hecho por Whedon en la anterior película durante la batalla de Nueva York. Mientras los Vengadores intentan recuperar el cetro y frenar a von Strucker, Tony envía a su ‘Iron Legion’ a los alrededores de la batalla para proteger a los ciudadanos de Sokovia, país ficticio presentado en esta película. En cuanto aparece la ‘Iron Legion’, la gente empieza a lanzar objetos y exigir que abandonen el lugar. Es una breve escena pero muy importante porque muestra la visión de dichos ciudadanos respecto a Tony Stark. Pero el plano más importante es aquel en el que vemos varias pintadas de Iron Man en una pared donde observamos el símbolo del dólar pintado en su cabeza. Estos detalles demuestran que, a pesar de los numerosos esfuerzos de Tony por mejorar y luchar por las causas correctas, su pasado aún le persigue y en ciertos lugares del mundo le siguen viendo como un multimillonario fabricante de armas desinteresado por los problemas del ciudadano de a pie. Todo esto es llevado a otro nivel a través de Pietro y Wanda Maximoff (Aaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen).

Los hermanos Maximoff tienen una historia personal bastante dolorosa. Cuando tenían 10 años sufrieron un ataque con bombas en su hogar. Una de ellas explotó, destrozando parte de la casa. La otra no se activó, permaneciendo a unos metros de Pietro y Wanda durante dos días hasta que finalmente pudieron ser rescatados. En un lateral del explosivo se podía leer: «Stark». Uno de los grandes estigmas de los que Tony Stark quiere deshacerse es su labor pasada en la venta de armas, y cómo su propia tecnología y armamento acabó en manos de rebeldes y otros países para su propio beneficio. Además, en un momento dado de estas primeras secuencias del filme, Wanda consigue utilizar sus poderes mentales contra Tony, y éste sufre una visión apocalíptica del mundo; los Vengadores han sido derrotados, muchos permanecen inertes en el suelo mientras Tony observa con horror la muerte de sus amigos. Stark malinterpreta esta visión y siente que la manipulación mental de Wanda no es un simple juego mental, sino el futuro que le espera al grupo por su culpa. Y es uno de los momentos cruciales del primer acto porque condiciona lo que vendrá inmediatamente después.

Todos estos detalles son utilizados no sólo para contextualizar la figura actual de Tony Stark sino para entender su motivación detrás de la creación de Ultrón (James Spader), una inteligencia artificial que protegería el planeta de amenazas externas y que procedería del poder de la Piedra de la Mente (Mind Stone), una de las Piedras del Infinito que se encuentra en el cetro de Loki y que será objeto de deseo de Thanos en ‘Vengadores: Infinity War’. Creo que esta sección del filme hace un buen trabajo mostrando las intenciones de Stark, que si bien tienen como fin último la paz en el mundo y la protección del planeta, el riesgo que ha tomado ha provocado unas consecuencias que se han vuelto en su contra y causarán aquello que desea impedir.

Vengadores: La era de Ultrón (2015) dirigida por Joss Whedon
Imágenes de Vengadores: La era de Ultrón (2015) dirigida por Joss Whedon

Destruir y reconstruir

La sección central del filme se concentra en destruir emocionalmente a los Vengadores y convertirlos en objeto de crítica a los ojos del planeta para forzar su aislamiento y reencontrar su camino desde la intimidad. Es una decisión arriesgada y bastante fuera de lo común en este tipo de filmes, ya que convierte a un blockbuster de 200 millones de dólares en un drama intimista sobre los personajes y sus conflictos. Whedon luchó por mantener la sección de la cabaña en la película, y tuvo que ceder en la inclusión de las escenas con Thor investigando el significado de las Piedras del Infinito, y en general creo que Whedon gana el pulso. Pero veamos cómo llegamos a este punto primero.

Una de las secuencias de acción del filme transcurre en la base de Klaw (Andy Serkis), vendedor de armas con especial interés en el Vibranium que posee Wakanda, país del que procede Black Panther. Tanto Ultrón como los Vengadores se encuentran en dicha base y comienza una batalla que deja desarmados a los héroes debido al poder de Wanda, quién provoca alucinaciones sobre el pasado, presente y futuro de los Vengadores y los sacude internamente al recuperar recuerdos dolorosos o futuros apocalípticos. Este segmento es curioso cuanto menos ya que la acción queda en un segundo plano y la historia se concentra en los conflictos de cada personaje. El turbio pasado de Natasha, el baile perdido de Steve y la destrucción de Asgard condicionan a los tres personajes en sus habilidades de combate, mientras que Clint sale indemne de la manipulación mental, principalmente porque Whedon es muy listo y sabe que Clint tuvo poco peso en ‘Los Vengadores’ y una trama de «zombie al servicio de Loki» que limitó su relevancia en la anterior película. Banner es el mayor damnificado de este juego mental, ya que aparece la versión más destructiva e imparable de Hulk, forzando a Tony a tirar de Verónica, una de sus invenciones más ambiciosas y con el único objetivo de frenar a Hulk en situaciones de riesgo. Dicha secuencia se alarga en exceso bajo mi punto de vista, y aunque es disfrutable y espectacular, creo que no era necesaria tanta destrucción para mostrar el descontento de los ciudadanos respecto a los Vengadores.

Ultrón consigue escapar y nuestros héroes necesitan desaparecer una temporada porque su despliegue de poder ha trascendido mucho más de lo habitual y ha generado mucha controversia en cuanto a su papel en la contención de amenazas. Clint los lleva a una cabaña alejada del ruido, y asistimos a una de las mayores sorpresas de la película: Clint tiene esposa e hijos. Lo ha mantenido oculto durante años y sólo ahora el resto del grupo ha descubierto su verdadera realidad (excepto Natasha, que es considerada una persona más de la familia).

En ese instante, la película frena en seco y vivimos uno de los segmentos más intimistas de todo el MCU. Whedon siempre se ha preocupado por los personajes, por darles conflictos de peso y la oportunidad de ahondar en ellos para enriquecerlos, y esta escena consigue precisamente eso. Por un lado, nos muestra el lado más cálido y amable de Clint al verle con su familia. Por otro, los sentimientos que existen entre Bruce y Natasha. En un tercer plano nos encontramos una nueva discusión entre Steve y Tony, que refuerzan sus posiciones disonantes y de forma sutil establece el conflicto que veremos en ‘Capitán América: Civil War’. Es una sensación extraña observar todas estas interacciones que parecen sacadas de un drama indie norteamericano en una superproducción de Hollywood, y es uno de los aspectos que siempre destacaré y apreciaré de ‘Vengadores: La Era de Ultrón’.

No obstante, quiero cerrar esta sección de filme y de reseña hablando de Thor. Mi sensación es que Thor es el personaje más desubicado del filme, no sólo en cuanto a su conflicto se refiere sino a la hora de encajarlo en la trama y con sus compañeros. En la anterior película su papel tenía mayor relevancia al tratarse del hermano de Loki, villano de la historia. En esta película, Thor aparece y desaparece en varias ocasiones, y siento que Whedon lo separa del resto porque no es capaz de darle una subtrama o un arco relevante para la historia. En la citada escena de la cabaña, Thor decide marcharse para investigar sobre su alucinación y se reencuentra con su amigo Erik Selvig (Stellan Skarsgard). Dicho reencuentro los lleva a una especie de charca subterránea en la que Thor será capaz de volver a vislumbrar la alucinación con mayor capacidad de análisis, y así entender qué esconde. De esta forma, la película establece de forma directa y clara las Piedras del Infinito (ya presentadas en Guardianes de la Galaxia), elemento crucial para entender las verdaderas intenciones de Thanos y dar más contexto al espectador. Creo que es una escena pobremente ejecutada, que no encaja con el filme en el que se encuentra y que verdaderamente se aleja del núcleo narrativo de la trama.

Vengadores: La era de Ultrón (2015) dirigida por Joss Whedon
Robert Downey Jr., Chris Evans y Chris Hemsworth en «Vengadores: La era de Ultrón» (2015) dirigida por Joss Whedon

Visión, Ultrón y Sokovia

El tercer acto recupera el ritmo al encontrarnos con un nuevo evento catastrófico, ya que Ultrón quiere extinguir la raza humana del mismo modo que se extinguieron los dinosaurios: provocando el choque de un meteorito (en este caso, media ciudad de Sokovia) contra la Tierra. Sin embargo, los Vengadores no estarán solos en su lucha para frenar a Ultrón, ya que a ellos se han unido Pietro, Wanda y Visión (Paul Bettany). El caso de Pietro y Wanda es bastante coherente, ya que Wanda es capaz de ver los planes de Ultrón y darse cuenta que su interés no es destruir a los Vengadores, sino a la raza humana. Su cambio de parecer no resulta forzado porque, al fin y al cabo, se trata de dos jóvenes llenos de ira pero también miedo, y son capaces de entender que Ultrón es una amenaza mucho mayor que los Vengadores y necesita ser destruido a toda costa. Visión es un caso mucho más complejo e interesante.

El fin último de Ultrón era dar el salto definitivo en su evolución y convertirse en un androide utilizando el poder de la Piedra de la Mente. Sin embargo, sus planes quedan frustrados por los Vengadores y éstos son capaces de recuperar el artefacto que estaba usando Ultrón para crear a su visión. Con un último empujón gracias a los rayos del martillo de Thor, Visión despierta y nuestros héroes no están seguros de cuál es su bando y cuál será su siguiente movimiento. Afortunadamente, Visión sabe que Ultrón debe ser frenado aunque entiende sus motivaciones. Su capacidad para analizar las situaciones de forma ordenada y lógica sin permitir que el factor humano o emocional domine su discurso aporta una frescura espléndida a la película y Whedon nos regala un personaje delicioso a partir de una escritura elegante y precisa de lo que el personaje debe ser.

Casi todo filme de superhéroes que se precie cierra la historia con fuegos artificiales, y esta película no va a ser menos. Un trozo de Sokovia se alza en el aire, poniendo en peligro miles de vidas y potencialmente el planeta. Los Vengadores utilizan todos sus recursos y habilidades para salvar a todos y cada uno de los ciudadanos que aún permanecen en esta ciudad flotante mientras luchan con hordas de robots controlados por Ultrón. Hay varios aspectos que destacar en esta sección porque consiguen finiquitar la historia con pinceladas de mimo a los personajes. En primer lugar, el sacrificio de Pietro. Tras bromear con Clint en varias ocasiones y demostrar que dentro de sí existe un joven valiente y entregado, Pietro sacrifica su vida para salvar a Clint y un niño que se encontraba entre los escombros de un edificio. A pesar de sólo haber compartido 2-3 escenas, la muerte de Pietro tiene fuerza y poso porque la evolución del personaje es tangible, y porque en el instante que puso la seguridad del resto por encima de la suya propia, se convirtió en un Vengador más. Lo mismo ocurre con su hermana Wanda, la cual se encuentra en un estado de confusión y miedo, y el propio Clint le muestra el camino correcto en un breve pero excelente diálogo sobre lo que significa ser un Vengador.

Para terminar, nuestros héroes creen que van a morir, y a cierto nivel son capaces de asimilarlo y aceptar su destino porque saben que están haciendo lo correcto. Afortunadamente, Nick Fury entra en escena y consigue salvarlos a casi todos, aunque un personaje no siente haber ganado, al menos no del todo: Bruce Banner. El mundo ha visto la peor versión de Hulk, y el daño causado ha creado un gran impacto en Banner. Sus intenciones siempre han sido buenas, pero es incapaz de controlar al 100% al monstruo que lleva dentro, por lo que decide abandonarlo todo, incluso a Natasha, para evitar males mayores. Es una escena poderosa porque durante toda la película nos han dado a entender que Bruce y Natasha quieren escaparse juntos y vivir una vida «normal» alejados del ruido.

La cinta termina con una vuelta a la normalidad que en el fondo no lo es, porque en algunos aspectos esta película ha cambiado la visión de los personajes sobre el futuro que les espera, y aunque los Vengadores siguen unidos, Ultrón les ha puesto a prueba como pocos villanos y ha conseguido transformar a cierto nivel este equipo. Nuevos integrantes pueblan el cuartel general de los Vengadores, y existe cierto optimismo de cara al futuro, pero una pequeña parte de nosotros sabe que la mayor amenaza a la que se han enfrentado esta cada vez más cerca, y necesitarán de toda la ayuda posible para vencer una guerra teóricamente imposible de ganar. Y creo que Steve y Tony resumen esta sensación en la película:

– Somos los Vengadores. Podemos derrotar a vendedores de armas todo el día pero, ¿cómo superamos algo como ésto?
– Juntos.
– Perderemos.
– También lo haremos juntos.

Vengadores: La Era de Ultrón‘ es admirable en sus aciertos y frustrante en sus tropiezos, pero suficientemente distinta a su predecesora para sentir que asistimos a una historia fresca y poblada de detalles y pequeños riesgos que dejan un buen sabor de boca sin alcanzar la cima de este universo cinematográfico. Un esfuerzo digno con destellos como la cabaña o el personaje de Visión, pero la recompensa es insuficiente.

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