
Contar una historia resulta mucho más sencillo cuando lo que tenemos que contar es no solo necesario, sino también apasionante. Ese es el caso en este biopic de Cordula Kablitz-Post que nos cuenta la vida de Lou Andreas-Salomé.
La escritora de finales del siglo XIX y principios del XX que estudió a fondo la filosofía, fue la primera psicoanalista e influenció a algunas de las figuras más reconocidas en nuestros tiempos, como es el caso de Nietzsche, Rilke, Rée o Freud.
Se nos va presentando cómo ha sido la vida de Lou y las distintas fases por las que ha pasado, interpretada por cuatro actrices, una en cada etapa de su vida: De niña (Helena Pieske), adolescente (Liv Lisa Fries), joven y adulta (Katharina Lorenz) y anciana (Nicole Heester).
Es la Lou anciana la que se establece como narradora de la historia, ya que esta se nos cuenta durante el proceso de escritura de las memorias de Lou, que esta lleva a cabo con la ayuda de un nuevo amigo, Ernst Pfeiffer, quien fue su albacea y el encargado de asegurarse de que tanto la vida de Lou como sus pensamientos llegaran a conocerse.
Una mujer maravillosa a la que le movía la pasión por el autodescubrimiento y la educación de su propia mente y que se encontraba en una constante y ávida búsqueda de conocimiento y de respuestas para todas las preguntas que pudiera llegar a plantearse. Con una mente única e imperturbable y con el único objetivo de ser libre, más allá de las convenciones sociales a las que se le trataba de supeditar y de lo que pudiera llegar a esperarse de ella, una figura admirable, que como tantas otras mujeres pasó a la historia a la sombra de sus coetáneos masculinos, que, a diferencia de la propia historia, que les puso a ellos por encima, la idolatraban.
La película tiene una buena interpretación, sin carencias apreciables, por parte de todo el elenco y muy destacable en el caso de las actrices que dan vida a la protagonista; una trama pulida que nos atrapa en la vida de Lou desde el primer momento, y que no nos permite desconectar y una fotografía muy cuidada, además de una excelente recreación tanto del vestuario como de los ambientes del siglo XX.
Pero el mayor mérito del filme, a ojos de esta crítica, reside en haber dado con el contexto sociocultural perfecto y el momento más adecuado, con el 8M (Día Internacional de la Mujer) aún muy reciente y todavía vivo, para devolver a la luz pública la vida de una gran mujer. Tan inspiradora que conseguirá una reacción en el público que la mayoría de productos cinematográficos comerciales evitan u olvidan: una reflexión. El desarrollo de un pensamiento o al menos el contra-argumento a alguna de las ideas que Lou Andreas-Salomé nos propone. Dar un paso más hacia la emancipación de la mente a través de un medio de entretenimiento, y quizás, transmitir la inquietud para que esa reflexión continúe creciendo fuera del cine, en busca de ese gran objetivo que es la libertad.