Desde que cree el blog de cine a comienzos del 2011 siempre quise escribir sobre los grandes directores de cine que marcaron mi juventud. Muchas de sus películas pude verlas en colecciones de video que compraba o alquilaba, otras recuperadas en los ciclos que emitía la televisión y algunas pocas, gracias a las proyecciones (una auténtica gozada) en pantalla grande que organizaba la filmoteca de mi ciudad.

Como en la mítica foto de 1971, donde se reunieron en la casa de George Cukor grandes maestros del cine para honrar a Buñuel, he querido convocar a este artículo a destacados cineastas con un hilo conductor común, su última película. Es indiscutible el talento de Buñuel, Capra, Hitchcock, Houston, Lean, Visconti, Wilder, Bergman, Hawks o Truffaut. Sin embargo, en algunos casos se ha cuestionado y puesto bajo observación su final cinematográfico. Algunos, realizaron su obra póstuma conscientes del final de su carrera, significativo el caso de Frank Capra que sobrevivió 30 años a su último filme, pero a otros les sobrevino la muerte en plena actividad como fue el caso de David Lean o François Truffaut.

Sí, me faltan otros genios del cine ya fallecidos como Orson Welles, Kubrick, Fellini, Tarkovski, Rosellini, Jean Renoir, John Ford, Fritz Lang, Chaplin, Kurosawa, Claude Chabrol, Losey, Lubitsch, Louis Malle, Otto Preminger o Willian Wyler. Quizás daría para una continuación de este post. Por ahora, echamos la vista atrás, no si antes preguntarnos si hay una edad para alejarse de las cámaras y retirarse definitivamente o hay que morir trabajando o rodar moribundos como lo hicieron John Huston o Luchino Visconti.

Ese oscuro objeto de deseo (1977) | Luis Buñuel | Francia

Ese oscuro objeto de deseo (1977) dirigida por Luis Buñuel 

Con 77 años y seis años antes de morir, Luis Buñuel firmaba con ‘Ese oscuro objeto de deseo’ su última película. Su obra, que se extendió desde los años veinte hasta los años setenta, es diversa. Marcada por la historia del siglo y sus encuentros con Lorca y Dalí en sus años de juventud y con grandes productores en México y Francia. Debutó en el cine mudo de vanguardia con ‘El perro andaluz’. Aunque resulte paradójico, el cineasta de Calanda, considerado el cineasta español por antonomasia, solo rodó cinco películas en España. En 1972 ganaría el Oscar de habla no inglesa por ‘El discreto encanto de la burguesía‘, una obra maestra indiscutible del séptimo arte.

Su última etapa, a la que pertenece ‘Ese oscuro objeto de deseo‘, la rodó en el país galo. Se trata del adiós de su carrera. Buñuel sabía, en el momento de rodarla, que iba a ser la última. Este filme muestra muchas de las características de una obra final. Podemos sentir a un hombre que se aparta poco a poco de un mundo en el que ya no se encuentra. Regresa con esta película al asunto que le obsesionó durante su vida: la fuerza del deseo y su impedimento. Vuelve a poner en juego, por última vez, la estructura clásica de comedia de la pareja hombre maduro-mujer joven de ‘Veridiana’ y ‘Tristana’, en donde el hombre ya fue interpretado por Fernando Rey. Buñuel, para los últimos planos de su última película, hace saltar el mundo que ha decidido no volver a filmar nunca. Lejos de sus mejores obras maestras, consiguió en cualquier caso una buena acogida por parte de la crítica especializada y nominaciones a premios como los del Círculo de Críticos de Nueva York, los Globos de Oro, los Oscar o los Cesar.

Un gángster para un milagro (1961) | Frank Capra | USA

Un gángster para un milagro (1961) dirigida por Frank Capra

Constituye el adiós a la creación de Frank Capra, uno de los inventores de la comedia americana que debía aun vivir 30 años hasta su muerte el 3 de septiembre de 1991 en California. Vivió lo suficiente como para ver sus clásicos coloreados en contra de su voluntad. La última etapa profesional de Capra se centró en documentales de propaganda estadounidense debido a la Segunda Guerra Mundial. Se puede decir que la película ‘Qué bello es vivir’, estrenada un año después del final de la guerra fue su gran despedida. Desde entonces ya nada fue igual. Los títulos que vinieron después no gustaron. La sombra de los años cincuenta desembocó en el ocaso de los años sesenta y se inicia una etapa en la que el cine de Capra empieza a ser relegado, como fue el caso de su última película, ‘Un gángster para un milagro‘, remake de ‘Dama por un día’ (1933), uno de sus grandes éxitos en los inicios de su carrera cinematográfica.

Capra, ganador de tres Oscar y autor de casi 50  películas, algunas tan populares en los años 30 y 40 como la ya citada ‘Qué bello es vivir‘, ‘Juan nadie’, ‘Sucedió una noche’, ‘Horizontes perdidos’, ‘Vive como quieras’, ‘Caballero sin espada’ o ‘Arsénico por compasión’ entre otras, elevó la comedia americana a la altura de la comedia de costumbres y enamoró a los espectadores de la época con el idealismo de su cine. Sus comedias eran melodramas a la vez. Pocos directores de cine han tenido tanta facilidad para hacernos pasar de la sonrisa a la lágrima. Sus protagonistas eran héroes que pertenecían a la mayoría silenciosa. La misma vida de Frank Capra es el sueño americano.

Sigue siendo un enigma como con solo 64 años su talento pudo decaer de esta forma. A pesar de la gran interpretación de Bette Davis en ‘Un gángster para un milagro’, su última película pasó sin pena ni gloria. No fue el punto final que hubiéramos querido para alguien que nos entusiasmó tanto con su cine y que está considerado entre los diez directores más importantes de la historia del cine. El cineasta de origen siciliano que hizo llorar a medio mundo no pudo resistir a los cambios impuestos por la industria cinematográfica y decidió retirarse.

La Trama (1976) | Alfred Hitchcock | USA

La Trama (1976) dirigida por Alfred Hitchcock

Muchos críticos de la época consideraron que el digno final de la carrera de Hitchcock fue ‘Frenesí‘ (1972). Sin embargo, para sorpresa de todos, su película número 53 titulada ‘La trama‘ fue un más que aceptable testamento cinematográfico. En vez de jubilarse de forma respetable el mago del suspense se embarcó con una nueva película, fiel a su tipo de cine y en sintonía con las tendencias del momento. Una película muy moderna que se apoya a la vez en el cine, las series de televisión y los cómics.

Para el recuerdo dos escenas, como la del coche fugitivo y la onírica persecución en el cementerio, que nos revelaban el ojo de un genio cinematográfico a pesar de sus 77 años. Con una salud debilitada y con marcapasos, tanto la preproducción como el rodaje no fueron fáciles. Finalmente el largometraje pudo salir adelante y fue aceptado con agrado por la crítica, pero algunos llegaron a decir que no era lo suficientemente buena como para ser su última película. Hay quienes calificaron ‘La trama’ como un relajado thriller humorístico menor.

Hitchcock no sabía que ‘La Trama‘ se convertiría en su última película, por eso no deja de ser significativo recordar ahora que el último plano de toda su carrera cinematográfica sea la mirada explícita de Blanche (Barbara Harris) a cámara, un guiño cómplice a esos espectadores a los que tanto hizo sufrir y disfrutar de manera perversa en la butaca durante casi 50 años.

La realidad es que Alfred Hitchcock disfrutaba demasiado como para dejarlo y ya planeaba otro filme que llevaría por título ‘The short night’, un thriller acerca de unos gánsters buscando un cadáver con violación-estrangulamiento incluido. Un proyecto del que hubo borrador de guion pero que fue imposible de llevar a cabo por la delicada salud del cineasta británico.

Dublineses (1987) | John Houston | Reino Unido

Dublineses (1987) dirigida por John Houston

Elegida por la crítica española como la mejor película de la década de los ochenta, ‘Dublineses‘ es una de esas joyas cinematográficas que de la simplicidad y la sencillez hacen su mejor virtud. John Huston eligió para su testamento cinematográfico adaptar el maravilloso relato del irlandés James Joyce, una película llena de sinceridad y nostalgia con un final tan inesperado como conmovedor para una obra maestra indiscutible.

Orson Welles dijo de él que su vida era aun más interesante que sus películas. Borracho, vividor, juerguista, boxeador, periodista, jugador… y uno de los grandes cineastas del siglo XX. Con un talento descomunal, John Huston fue el eslabón de oro en una saga de intérpretes maravillosos, como su padre Walter o sus hijos Angelica y Danny. Su carrera como director, además de prolífica, fue irregular. En sus cerca de 50 años de carrera tiene grandes películas como ‘Cayo largo’, ‘La jungla de asfalto’, ‘Vidas rebeldes’ o ‘La reina de África’ y sonados fracasos como ‘La burla del diablo’ o ‘El hombre de Mackintosh’.

Visto el gran resultado de su última película sobrecoge saber que John Huston la rodó en silla de ruedas y ayudado de una máscara de oxígeno. De hecho, falleció al acabar ‘Dublineses’ en agosto de 1987. Sabía que era su última película y sacó de ese último aliento las fuerzas necesarias para lograr terminarla, para gloria de la historia del cine.

Pasaje a la India (1984) | David Lean | Reino Unido

Pasaje a la India (1984) dirigida por David Lean

Con tan solo 18 películas en su filmografía, el director de cine británico David Lean concluye su obra cinematográfica con ‘Pasaje a la India‘, una adaptación de la novela de E. M. Forster que transcurría en la India colonial británica. Con 76 años Lean afrontó una nueva superproducción, pero su resultado resultó ser inferior a sus anteriores trabajos, en parte debido a que el inglés no era un buen guionista y no supo sacar mayor partido del texto de Forster. Una película un tanto pretenciosa que adolece de fuerza dramática. Ni la presencia de su actor fetiche, Alec Guiness, consigue igualar su última película al resto de su carrera profesional. Hay ciertos revisionistas que consideran ‘La hija de Ryan‘ (1970), anterior a ‘Pasaje a la india’, su mejor testamento cinematográfico.

David Lean fue la personificación del cineasta que conocía bien la técnica cinematográfica y siempre estaba dispuesto a conocer también sus innovaciones. Debutó como director con el drama bélico ‘Sangre, sudor y lágrimas’ (1942). Tres años más tarde mostró una sensibilidad única con ‘Breve encuentro‘, uno de los mejores dramas románticos de la historia del cine. También adaptó clásicos de la literatura de Charles Dickens, como ‘Grandes esperanzas’ y ‘Oliver Twist’. Con la llegada del color, David Lean aparecerá como una figura importante para Hollywood, donde triunfa con las superproducciones ‘El puente sobre el río Kwai’ y ‘Lawrence de Arabia’, éxitos de taquilla por los que ganó el Oscar al mejor director en las dos ocasiones. Así le sobrevino la fama internacional y una reputación que no hizo más que crecer. Murió en 1991 en Londres mientras preparaba una ambiciosa adaptación de Nostromo, de Joseph Conrad, uno de los proyectos que le hacían más ilusión. No pudo ser.

El inocente (1976) | Luchino Visconti | Italia

El inocente (1976) dirigida por Luchino Visconti

Con casi una veintena de películas realizadas, Luchino Visconti se despedía del séptimo arte con ‘El inocente’, un drama de época decimonónico donde el italiano plasmó todas sus obsesiones y ahondó en la decadencia de la clase aristocrática, a la cual pertenecía el propio cineasta. Una película donde destaca una impecable puesta en escena junto con la interpretación del actor Giancarlo Giannini. Poco antes de morir, y con un estado de salud bastante grave, logró terminar el rodaje de la que sería, ya sabiéndolo, su última película. El 15 de mayo de 1967 se estrenaba en el festival de Cannes, pero ya Visconti había muerto. Al igual que John Huston, sacó fuerzas de flaqueza para decirnos adiós con el talento que le caracterizaba.

Luchino Visconti analizó los movimientos históricos y las condiciones sociales a través de los dramas sentimentales y familiares. El cineasta italiano destacó rápidamente en el cine con ‘La tierra tiembla‘ (1948), rodada por completo en una pobre aldea de pescadores sicilianos. Drama del más negro pesimismo que respondía a los imperativos neorrealistas y marxistas. Tres años antes de ‘El Gatopardo’, por la que ganaría la Palma de Oro en Cannes, realizó su obra maestra, ‘Rocco y sus hermanos’ (1960).

Quizás la adaptación de la obra de Thomas Mann, cinco años antes del estreno de ‘El inocente‘, hubiera sido el mejor epílogo a la fructífera filmografía de Visconti porque estamos ante una de sus obras fundamentales y uno de los encuentros más logrados de cine y literatura. Un hermano mayor de su referente literario donde la muerte vestía de marinerito.

Aquí un amigo (1981) | Billy Wilder | USA

Aquí un amigo (1981) dirigida por Billy Wilder

Cualquier película que hubiera realizado al final de su carrera nunca igualaría a ninguna de sus obras maestras anteriores (‘Con faldas y a lo loco’, ‘El apartamento‘, ‘Irma la dulce’, ‘El crepúsculo de los dioses‘. ‘Perdición’, ‘Días sin huella’ o ‘Testigo de cargo’). Estamos hablando de uno de los grandes directores de cine, llegó el momento de nombrar (y me pongo nervioso) a Billy Wilder. Su adiós cinematográfico fue en 1981, aunque todavía le quedarían por vivir 21 años hasta su fallecimiento en 2002. En su lápida reluce un epitafio que resume su carácter, «I am a writer but then nobody’s perfect«. Sin ningún género de dudas ha sido el mejor director de cine de todos los tiempos que, además y eso le honra, supo retirarse a tiempo (o le retiraron los datos de taquilla) en una época donde Hollywood había cambiado. El fin de la censura había llegado para quedarse y el clasicismo de su cine ya no seducía al público.

Wilder terminó su carrera en 1981 con ‘Aquí un amigo‘, adaptación poco convincente del éxito francés ‘El embrollón’, donde reunió de nuevo a Jack Lemmon y Walter Matthau. Esa fue una película de más, puesto que seis años antes dirigió y produjo una obra admirable que podemos legítimamente considerar como su testamento cinematográfico: ‘Fedora‘.

Cuando se estrenó ‘Aquí un amigo’, a finales de 1981, Wilder tenía 75 años, quizás un poco mayor para aguantar las demoledoras críticas que recibió la película. En ellas se hablaba de Wilder y de Diamond como de dos viejos dinosaurios. Su humor, sus diálogos ya no funcionaban. La película no consiguió recaudar los tres millones de dólares en las taquillas estadounidenses. La industria de Hollywood no le perdonó y la carrera cinematográfica de Billy Wilder había terminado.

Fanny y Alexander (1982) | Ingmar Bergman | Suecia

Fanny y Alexander (1982) dirigida por Ingmar Bergman

La obra de Ingmar Bergman es admirable. A lo largo de una carrera con cerca de 50 largometrajes realizados no ha dejado de trasladar sus obsesiones íntimas, sus fantasmas y sus personajes devorados por una culpabilidad que tortura cuerpo y alma. La búsqueda caótica de una redención siempre estuvo presente. ‘El séptimo sello’, ‘Fresas salvajes’ o ‘Pasión’ son ya obras maestras del cine. Supo captar el espíritu de su tiempo, sus aspiraciones y desilusiones. En la formidable máquina de reciclar llamada Hollywood encontramos los guiños más célebres al universo de Bergman.

La última película de Bergman para la gran pantalla fue ‘Fanny y Alexander‘ en 1982. Posterior a ella el realizador sueco siguió trabajando 17 años más, aunque con cierta irregularidad, para la televisión, hasta que falleció en 2007. Con ‘Fanny y Alexander’ da el último adiós a su propio cine. Se trata de la obra más cara y ambiciosa emprendida nunca por el cineasta (seis millones de dolares, sesenta actores, mil extras). Un filme que es un genial compendio de los principales motivos que alimentaron su filmografía. Relato pedagógico situado a principios del siglo XX en el seno de una vasta y truculenta familia burguesa dominada por una cariñosa matriarca, el filme evoca la entrada en el mundo de dos hermanos, Alexander y Fanny, él adolescente, ella todavía niña. El irresistible atractivo de esta película se basa, en esencia, en dos características. La primera remite a la construcción dramática y la segunda es de orden moral, que bastaría para explicar el espíritu de la cinematografía del propio Bergman. Un fin de trayecto (en el cine) a la altura de su obra.

Río Lobo (1970) | Howard Hawks | USA

Río Lobo (1970) dirigida por Howard Hawks

Pocos directores de cine han triunfado como Howard Hawks, productor de la mayor parte de las 36 películas que dirigió en su época sonora. Un cineasta dotado para cualquier género y modelo a seguir para las nuevas generaciones de directores. Con un tipo de cine directo y funcional representó la quintaesencia del cine clásico estadounidense. Más allá de de géneros y épocas, la mirada de Hawks es siempre la misma y buena prueba de ello es la unidad que recorre gran parte de su obra. Fue autor de cuatro westerns bajo el título Río: ‘Río Rojo’, ‘Río Bravo’, ‘Río de sangre’ y su testamento cinematográfico: ‘Río Lobo‘.

Su trayectoria abarcó más de 40 años en los que frecuentó diversos géneros, dejando constancia con mayúsculas de su talento. Ahí están títulos para la historia del cine como ‘El Dorado’, ‘El sueño eterno’, ‘Bola de fuego’, ‘La fiera de mi niña’, ‘Tener y no tener’, ‘La novia era él’ o ‘Luna nueva’.

Hawks tenía 74 años cuando filmó ‘Río Lobo’, su última película. Pero en 1970 no estaba interesado en innovar, sino en profundizar y desarrollar las ideas que habían propiciado sus mejores películas. Sin embargo, este western fue cayendo en el olvido en los años 70, y aunque fue olvidado durante muchos años y solo se la tenía en cuenta por haber sido la última firmada por Howard Hawks, ha sido revalorizada en los últimos tiempos, llegando a considerarse mejor que cuando se estrenó.

Sin duda, ‘Río Lobo‘ es una obra digna, bien rodada y cuenta con una narración fluida. Tercera película de una trilogía que conforman ‘Río Bravo’ (1959) y ‘El Dorado’ (1966), películas en las que los protagonistas defienden a su comunidad. Sin embargo, los actores no están a la altura por mucha presencia que tuviera John Wayne, el cual está demasiado mayor para ser el héroe. Tras su estreno, Hawks quiso olvidar esta experiencia y se puso a trabajar en un proyecto que le hacía ilusión: una nueva versión de su película ‘Una chica en cada puerto’ (1928). Durante cinco años trabajó en ella pero no pudo llevarla a cabo. En 1977, una caída en su casa le provocó una hemorragia cerebral masiva, muriendo una semana después del accidente, el 26 de diciembre de 1977. El óbito de Charles Chaplin el día antes hizo que la muerte del que junto a John Ford ha sido uno de los mejores directores americanos del cine clásico pasara un tanto desapercibida. No se lo merecía.

Vivamente el domingo (1983) | François Truffaut | Francia

Vivamente el domingo (1983) dirigida por François Truffaut

Un año antes de que un tumor cerebral acabara con su vida, Truffaut estrenaba sin saberlo, la que sería su última película. Con el título de ‘Vivamente el domingo‘ el realizador francés adapta una novela negra de Charles Williams para realizar una comedia policiaca. La maravillosa fotografía en blanco y negro de Nestor Almendros creó el ambiente nocturno, misterioso y brillante que la película necesitaba. Su testamento cinematográfico es puro divertimento, ágil y de gran belleza plástica. Su compañera sentimental, Fanny Ardant volvió a trabajar a su lado después de haberlo hecho en ‘La mujer de al lado’.  Un final a su carrera precipitado por la enfermedad. Ciertamente, no estamos ante el mejor Truffaut, ni el más característico, ni tampoco el más profundo pero según confesó el propio autor, se trataba de «una película pensada para complacer».

François Truffaut es la encarnación del cine francés con mayúsculas. Con ‘Los cuatrocientos golpes’, su ópera prima, inspirada en su dolorosa infancia e interpretada por el joven Jean-Pierre Léaud, ganó el premio al mejor director en Cannes y obtuvo un éxito aplastante de público. Estamos en 1959, cuando irrumpe con fuerza la Nouvelle Vague. Antes de dirigir fue un gran cinéfilo, un entusiasta y brillante polemista en las páginas de Cahiers du Cinéma. Se reconoce en la figura de dos maestros: Renoir y Hitchcock. Elige libremente sus argumentos en torno a algunos temas obsesivos: las mujeres, los libros, la infancia y la muerte. Su cine es de una sinceridad absoluta, en la que la vida siempre es preferida a la perfección técnica.

Siempre reivindicaré la figura de un genio como Truffaut. Su pasión por el cine la siguen transmitiendo hoy en día sus películas. Se fue demasiado pronto. En Montmartre reposan sus cenizas bajo una fría lápida negra, siempre llena de flores. Yo mismo tuve la ocasión de visitarla con motivo de un viaje a París en 2005 y rendir tributo a uno de mis directores de cine preferidos desde que veía de pequeño las andanzas de Antoine Doinel.

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