
‘Han Solo: Una Historia de Star Wars’ viene precedida de cierta polémica. Los directores originales, Christopher Miller y Phil Lord, fueron sustituidos por Ron Howard cuando ya habían rodado gran parte de la película debido a diferencias creativas con Lawrence Kasdan (guionista del filme) y Kathleen Kennedy (presidenta de Lucasfilm). Howard tuvo que rodar gran parte de la película (un 70%, según he leído) e ir a contrarreloj para terminarla a tiempo, pero todo pareció solucionarse y tanto Kennedy como Kasdan y el resto del reparto estaban contentos con el clima del rodaje y el resultado final.
Muchos especulaban con un posible fracaso en taquilla y una recepción fría debido a dichos problemas de producción, pero en general la película ha sido bien recibida aunque sin el entusiasmo de entregas anteriores. En mi caso personal, he abandonado la sala de cine con una sensación de indiferencia. Intentaré explicaros por qué.
Conflictos sin peso
‘Han Solo: Una Historia de Star Wars’ nos presenta a un plantel variado de personajes y la mayoría posee algún tipo de conflicto. El problema es su incapacidad para desarrollarlos de manera veraz y emocionante. Existen revelaciones, sorpresas y situaciones de gran impacto para ciertos personajes, pero muchas de ellas no tienen el peso dramático que necesitan y su forma de plasmarlas en pantalla dejan una sensación anticlimática, al menos en mi caso. El comienzo de la cinta funciona como prólogo para presentar a Han Solo y su conflicto principal, y compro su viaje y las decisiones que se ve forzado a tomar, pero luego su resolución está carente de alma. Odio cuando una película establece un conflicto emocional para uno de sus personajes y la forma de plasmar la resolución no sólo no es catárquica sino anticlimática.
Lo mismo ocurre con otros personajes del filme. Algunos son presentados de un manera que nos hace pensar que tendrán relevancia en la trama, pero apenas son desarrollados y desaparecen o pierden importancia cuando menos te lo esperas. No puedo conectar con un personaje si sólo trazas un par de pinceladas en su caracterización y se queda en una mera fachada sin poso. Este problema lo puedo extrapolar a muchos personajes de ‘Han Solo: Una Historia de Star Wars’, incluido el villano. Sólo dos de ellos funcionan de manera correcta y sus interacciones se sienten naturales y acertadas: Han Solo y Chewbacca.
Había mucho excepticismo respecto al trabajo de Alden Ehrenreich en la película. Tenía unos zapatos enormes que llenar, y los cuchillos estaban afilados desde que se conoció su fichaje para interpretar a Han Solo. Afortunadamente, creo que Ehrenreich realiza un trabajo estupendo y desprende el carisma y la actitud que siempre han sido parte del personaje interpretado por Harrison Ford. No sólo funciona a la hora de mostrarnos su actitud socarrona y egocéntrica, sino también cuando requiere de mayor intensidad emocional o soltura en el plano más físico. Todas las dudas que podía tener sobre el actor quedan disipadas en los primeros 20 minutos de película y personalmente creo que es de lo más rescatable de ésta.
En el caso de Chewbacca, creo que le han proporcionado un contexto interesante con el que jugar, su encuentro con Han Solo funciona a nivel de química y comedia a partes iguales, y en general hay mucho mimo con el personaje. No profundizan demasiado en su pasado, pero al menos tenemos pinceladas interesantes sobre el trato que recibe su raza y su capacidad para la empatía. Si en otras películas de la saga Chewie tenía el rol de alivio cómico y compañero fiel de Han, en este filme también demuestra de una gran fuerza e inteligencia, y se siente parte esencial del grupo, no un componente extra.
En cuanto al resto de personajes, no quiero extenderme demasiado para que esta reseña esté libre de todo spoiler, pero reconozco que sólo consigo salvar a L3-37 y luego instantes específicos, decisiones concretas. L3 es un robot con conflicto propio y una personalidad arrolladora. Su sentido de la justicia y su lucha por la igualdad son admirables porque aportan al filme de crítica social fácilmente extrapolable, y he disfrutado bastante con todas sus apariciones. En cuanto al resto, no hay suficiente equilibrio en el tratamiento de los personajes, y en varias ocasiones intentan rizar el rizo con un juego de lealtades que personalmente me resulta reiterativo. Donald Glover realiza un buen trabajo como Lando Calrissian, pero me ha sorprendido que el personaje sea más contenido de lo que el marketing nos hizo creer. Es una interpretación que no destaca demasiado porque Glover lo interpreta con bastante moderación. Hay gags y frases sueltas que funcionan, por supuesto, pero no sentí suficiente carisma en su personaje. Es más, creo que Ehrenreich le gana la partida cuando comparten plano, quizá se deba al guion más que al talento indiscutible de Glover. Por último, Emilia Clarke está muy bien en un personaje que no lo veo correctamente construido. Su inicio es perfecto y empatizo inmediatamente con su conflicto, pero más adelante pierde fuerza y es llevado por caminos que, por exceso de sutileza o bien por la misión a la que se enfrenta, no posee el mismo equilibrio.
Guion y urgencia dramática
Uno de los aspectos que más frustración y decepción me ha causado ‘Han Solo: Una Historia de Star Wars’ es su necesidad casi constante de explicarnos mediante el diálogo todo lo que ocurre y todo lo que piensan los personajes. En muchos momentos verbalizan situaciones y pensamientos que son claros o que podrían haber sido mostrados mediante narrativa visual, pero prefieren tirar de exposición y frases que no se sienten naturales en el contexto de la escena porque parecen dirigidas al espectador. Afortunadamente, este aspecto va disminuyendo durante el filme, pero durante la primera media hora me estaba poniendo muy nervioso.
Otro problema que le encuentro a la historia, y que está directamente relacionado con el resto, es su pobre sentido de la urgencia dramática. Si bien en algunas secuencias está manejado de manera satisfactoria, en otras siento una ausencia de peligro o intensidad alarmantes. No entiendo por qué esta película es trascendental o una parte esencial del universo Star Wars. Al contrario que en Rogue One, donde sí veíamos un plan con mucho en juego y peligro constante, esta película no parece querer establecer un tono demasiado cómico pero tampoco construye una amenaza que lleve los personajes al límite.
Por otra parte, entiendo que no todos los filmes deben ser iguales y que Ron Howard y Lawrence Kasdan (y su hijo) hayan optado por un acercamiento más intimista y de escala menor, pero en varias ocasiones, sobre todo en el último acto, siento que la historia está atrapada en un escenario y hay mucho estatismo. Si lo visto en pantalla fuera fascinante, no es necesario saltar de un lugar a otro, pero precisamente porque no estoy conectando lo suficiente con la historia asisto al clímax del filme con cierto desdén y con la sensación de que el camino construido no tiene la solidez que necesita para el desenlace.
Es curioso. Cuanto más pienso en el filme, más problemas le encuentro. No suelo ser una persona que vea inconvenientes en muchos aspectos de una misma película, ya que siempre hay elementos salvables. En ‘Han Solo: Una Historia de Star Wars’ rescato muy poco que realmente me guste. La fotografía de Bradford Young me convence cuando crea mayor contraste y aparecen tonos más intensos en pantalla, pero cuando busca que los escenarios se sientan más sucios y fríos, tira de tonos neutros y grises que dejan a dicha escena sin matices que siempre veo necesarios. Algunas secuencias de noche o con poca luz no veo con nitidez a los personajes y me da rabia estar frente a una enorme pantalla de gran resolución y entornar los ojos porque las figuras de un escenario no destacan lo suficiente sobre éste. Sé que quizá es un problema personal ante este tipo de fotografía, pero no puedo expresarlo de otra manera.
Para rematar, la banda sonora de John Powell no encaja en muchas ocasiones con lo que vemos en pantalla. Estamos en una secuencia de acción espectacular y mete cánticos que aligeran el frenetismo de la escena, o introduce una fanfarria de manera abrupta en la revelación de una persona u objeto en vez de crear un in crescendo que proporcione mayor fluidez a la transición entre escenas. Me estoy leyendo y parece que estoy en modo «tiquismisquis», pero os juro que todos estos pensamientos se iban acumulando en mi cabeza y no he podido olvidarlos. Ante todo, siempre intento ser lo más honesto posible en mis reseñas y así busco plasmarlo.
Termino. ‘Han Solo: Una Historia de Star Wars’ es una película irregular y carente del alma que sí tienen otros filmes de la saga. Han y Chewie son de lo mejor de la película y hay escenas y momentos rescatables, pero mi visionado del filme lo he sentido bastante intrascendente porque no he conectado con la historia ni su forma de contarla. A muchos fans le gustará porque está repleta de referencias y homenajes, pero yo nunca he sido fan acérrimo de la saga y necesito algo más que nostalgia para disfrutar de su visionado. Si realizan una secuela, hay potencial para contar una historia interesante pero ahora mismo siento que este filme se diluye en mi memoria como un azucarillo. Quizá este en la minoría, y me parecerá genial que muchos la disfrutéis. Ojalá yo lo hubiera hecho tanto como querría.