Basada en hechos reales‘ supone el esperadísimo regreso de Roman Polanski a la cartelera después de haberse visto en Cannes el año pasado. Aunque no esté a la altura de lo mejor del cineasta polaco, se le reconoce su talento para crear, una vez más, esas atmósferas enrarecidas tan habituales en su cinematografía. Quizás la elección y fiel adaptación (junto con Olivier Assayas) de la novela de Delphine de Vigan hayan podido influir en su irregular resultado, ya que la historia en su conjunto no termina de convencernos.

La película cuenta la relación entre Delphine (Emmanuelle Seigner), una sensible y atormentada novelista de éxito en plena crisis creativa, y Elle (Eva Green), una joven encantadora e inteligente que se cruza en su vida. Pronto se establece entre ellas una relación de consecuencias imprevisibles. Un conflicto entre dos mujeres nunca tratado hasta ahora en el cine de Polanski que tiene entre sus puntos fuertes una portentosa interpretación, ya que desde el primer momento las dos actrices son capaces de provocar en el espectador la duda, incertidumbre y sospecha que revolotea en todo momento sobre sus personajes.

Si bien resultan interesantes los personajes y algunas de las situaciones en las que se ven inmersos, inquietante en algunos casos, temas marca de la casa que ya vimos anteriormente en ‘Callejón sin salida’ (1966) o ‘La semilla del diablo‘ (1968), Polanski no termina de transmitir ese ambiente malsano con la brillantez a la que nos tiene acostumbrados. La música y la fotografía, a cargo de dos habituales en su cine, como son Alexandre DesplatPawel Edelman respectivamente, acentúan la atmósfera ideal pero no resultan suficientes para elevar una película, atrapada en su punto de partida por un guion nada convincente. 

Podemos considerar que la película articula un doble juego entre sus personajes femeninos principales. La primera fase del juego tiene como protagonista a Elle, depositaria del misterio, y a medida que avanza la historia se revela la intención de Delphine. La existencia de este apasionante juego entre las protagonistas podría hacernos pensar que ‘Basada en hechos reales’ sea una historia de intimidad. Pero Polanski rehúye esta trampa y la película se convierte en confrontación, en una lucha por el dominio y la manipulación.

Un filme cerebral y terriblemente frío que comienza como una comedia de humor negro para derivar en un fallido thriller psicológico, muy a nuestro pesar, ya que el cineasta polaco es un referente en este género. Un divertimento caprichoso, eso sí, enigmático, pero a años luz de ‘El escritor‘.

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