Yucatán‘ supone el regreso de Daniel Monzón a la comedia en una película que le reúne de nuevo con el guionista Jorge Guerricaechevarría y el actor Luis Tosar, con los que trabajó en los exitazos ‘Celda 211’ y ‘El niño‘. Teniendo en su filmografía estos dos thrillers -de los más exitosos de la historia reciente del cine español- pocos recuerdan que en la filmografía del director mallorquín se encuentra la comedia ‘El robo más grande jamás contado‘ con Antonio Resines y Neus Asensi, donde ya se adentraba en tono de humor en el mundo del robo y el timo.

‘Yucatán’ es una comedia de estafadores impulsados principalmente por la codicia pero también por el amor. Lucas, interpretado por Luis Tosar, y Clayderman, por el argentino Rodrigo de la Serna, son dos estafadores, profesionales del engaño a turistas ingenuos en cruceros de lujo. Hace años trabajaban juntos, pero la rivalidad por Verónica a la que da vida la peruana Stephanie Cayo, bailarina del barco, les hizo perder la cabeza y dio al traste con su sociedad. Ahora trabajan por separado, Lucas en el Mediterráneo y Clayderman en el Atlántico. Ese fue el acuerdo. Pero un inesperado botín impulsa a Lucas a irrumpir en el barco de su exsocio.

Yucatán dirigida por Daniel Monzón
Escena de ‘Yucatán’, dirigida por Daniel Monzón

Nada que ver con la anterior comedia de Monzón en lo referente a su presupuesto, estamos ante una gran producción rodada durante 11 semanas en lugares tan dispares como México, Brasil, Marruecos, pero también la isla de Tenerife, Madrid y Barcelona, en una travesía de dos semanas en alta mar por el Océano Atlántico en un crucero real con pasajeros a bordo. Una «boatmovie» como le gusta al director calificarla llena de actuaciones musicales que le dan vistosidad al largometraje.

Cualquier comparación con ‘El golpe‘ (George Roy Hill, 1973) o con ‘Dos hombres y un destino’ es inadecuado y exagerado. En ‘Yucatán‘ estamos ante una comedia puramente comercial donde hay que reconocer que existe una historia y una buena actuación coral, pero donde también hay exceso de metraje y de situaciones inverosímiles al más puro estilo de la comedia veraniega que llega de Hollywood. Ahora nos surge la duda si el propio Daniel Monzón en su época de crítico de cine en la revista Fotogramas hubiera sido capaz de escribir bien de una comedia como esta. Quién sabe.

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