
Después de su estreno mundial en la Berlinale, el director argentino Martín Rodríguez Redondo estrenara en España su primer largometraje de ficción titulado ‘Marilyn‘ en la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián. Rodríguez Redondo indaga en el mundo precario y aislado en que vive Marcos, el protagonista, apodado despectivamente como Marilyn por los muchachos del pueblo. Decidido a explorar los límites de su género y sus propios deseos, Marcos se transforma lentamente en la “oveja negra” en un contexto de tareas de campo y ritos masculinos, donde crecer no significa otra cosa que “hacerse hombre”.
El director Martín Rodríguez Redondo ha desvelado detalles de su ópera prima, como el origen de esta historia y cómo la película escapa de los clichés del cine LGTB en la siguiente entrevista.
Entrevista con Martin Rodríguez Redondo, director de Marilyn
¿Cuándo conociste la historia de Marilyn?
Me enteré por el diario y la televisión, en el año 2009 el caso de Marilyn estaba en las secciones policiales de los medios argentinos. Desde ese minuto me interesé y logré entrevistarme con su abogado, y más tarde con él, el protagonista del caso real. Y digo él porque era el año 2010 y en ese entonces aún no había decidido cambiar de género y se refería a si mismo como varón, fui testigo de toda esa transición. En ese sentido hay algo muy interesante, porque algo que ella me dijo muchas veces es que Marcelo, su identidad masculina, había muerto el día del crimen, y ahí nació Marilyn.
Es curioso que adoptara el mismo nombre con el que le hacían bullying.
Sí, hay un conflicto de identidad porque ella adoptó el nombre del abuso, los hijos del patrón lo llamaban Marilyn para burlarse de él, y también otros chicos del pueblo. Pero para Marilyn fue su forma de reafirmarse, de hecho cuando pude leer el testimonio de 10 páginas que escribió para su abogado sobre todo lo que había ocurrido, me llamó la atención que para ella el seudónimo de Marilyn era también su forma de protección, porque la familia no identificaba el sobrenombre. Si iba por el pueblo con su madre y su hermano, y la gente gritaba obscenidades sobre Marilyn, su familia no era capaz de darse cuenta que él era el blanco de las burlas.
«Otra dificultad que enfrentamos era que lo trans no quedara vinculado a lo perverso». Martín Rodríguez, director de Marilyn
Hay una decisión dentro de la película que es la elipsis que existe entre la introducción de la historia, que es el comienzo y la exploración de este mundo del campo, y la escena del carnaval. Digo elipsis, porque no teníamos claro hasta ese momento qué tan asumida estaba su homosexualidad, pero en el contexto del Carnaval nos queda claro que es un personaje que abraza su deseo y que está dispuesto a empujar los límites de su entorno. Digo que me agrada, porque evitaste los clichés de una película de salida del closet.
Me parece que hoy es importante trascender cierto tipo de estructuras de cine gay, y en ‘Marilyn’ tuvimos mucho cuidado para que no fuera otra película de salida del armario, por un lado, pero también otra dificultad que enfrentamos era que lo trans no quedara vinculado a lo perverso… Desde ‘Psicosis’ hasta ‘El silencio de los inocentes’ hay una idea instalada sobre esa relación entre transexualidad y perversión. Por eso, desde el principio de la escritura del guión, con mi primera co-guionista Mariana Docampo, que está involucrada en proyectos queer y feministas, teníamos claro que queríamos evitar ese cliché. Hay una diferencia muy sutil, pero creo que ‘Marilyn’ es la historia de alguien que mata y no la historia de un asesino. El crimen se comete en un contexto social muy específico y también por un personaje con una personalidad propia, más allá de ser trans. Queríamos retratar el personaje de Marcos como alguien que hace, que lleva adelante su propio deseo, decidido y valiente. Por eso la escena del carnaval es clave, entendemos que tiene peluca y vestido, probablemente ocultos de su familia, pero es una decisión tomada, no me interesaba el proceso de transformación. Es un personaje que nos sorprende, y quería retratar así su personalidad impulsiva e incluso imprevisible.
La idea era estar cerca del personaje, con la cámara muy cerca de su rostro, pero al mismo tiempo sin poder leer inmediatamente lo que piensa o siente Marcos. No se abre al mundo, es un enigma para muchos de los personajes y también para el espectador. Casi nunca sabemos qué está pensando ni qué siente. Y creo que eso era importante, porque no hay un camino racional para entender un crimen, era necesario respetar ese misterio… uno puede tener más o menos información pero siempre hay algo extra que termina por desbordarlo todo. Queríamos acercarnos a ese misterio, pero no evidenciar con claridad los estados emocionales del personaje.

¿Y cómo encontraste al actor de Marcos?
Nos llevó mucho tiempo. Estaba buscando a alguien que tuviera esa verdad en su propio cuerpo, en su forma de ser, y así es como apareció Walter Rodríguez, un actor no profesional que envió al casting una serie de fotografías donde estaba maquillado, transitando muy libremente entre ambos géneros. Eso era algo que él hacía por su cuenta, no era pensado para la película. Tuve algunas dudas, porque toda la película recae en el personaje y su rostro, así que realizamos un entrenamiento actoral intensivo con María Laura Berch y fuimos al carnaval del pueblo, un año antes de la filmación. Ahí Walter se vistió como Marilyn, tenía una forma de ser muy desprejuiciada y nos cautivó, su rostro era verdaderamente cautivante, podía sostener una película.
«El trabajo y el sexo son dos formas de sometimiento». Martín Rodríguez, director de Marilyn
Está claro en la película que la situación también está atravesada por una cuestión de clases.
Sí, totalmente. Es todo un sistema que oprime a los personajes. Es evidente que esos cuerpos están siendo sometidos, ya sea por el trabajo (los padres, el hermano) o incluso sexualmente, en el caso de Marcos, y todo a cambio de casa y comida. Nunca quise ser fiel al pie de la letra con el caso real, pero lo que me interesó desde un principio era este acorralamiento de la familia por parte del patrón y del pueblo, y a su vez el acorralamiento que sufría Marcos por parte de su familia.
Me interesan los personajes que se salen de la norma, y que ante esa desviación su entorno realiza esfuerzos violentos para reencauzarlos. El cuerpo de Marcos hace ruido e incomoda en el mundo heterosexual del campo. Y de acuerdo a esa idiosincrasia machista, las travestis y transexuales están en una jerarquía inferior a las mujeres. Y por eso son sometidas.
No puedo dejar de preguntarte por el final. Literalmente nos tiras una bomba, y los espectadores terminamos siendo responsables de darle una lectura moral a este hecho.
Siempre quise que no existiera una instancia posterior, una condena moral o un castigo, o en el caso contrario salvar al personaje. Al final de la historia, Marcos ya está completamente excluido de su familia y eso nos habla de la estructura familiar inicial, porque siempre presentí que funcionaban en duplas… la madre con el hermano, y el padre con Marcos, y ese equilibrio se rompe cuando el padre muere. Al final, alguien sobra y ese es Marcos.