
‘Entre dos aguas‘ dirigida por Isaki Lacuesta ha ganado la Concha de Oro del Festival de San Sebastián 2018. El cineasta catalán vuelve a triunfar en el certamen donostiarra siete años después de haber ganado el máximo galardón por su drama biográfico ‘Los pasos dobles‘.
‘Entre dos aguas’ narra la historia de dos hermanos, Isra y Cheíto: Isra está encarcelado por narcotráfico y Cheíto enrolado en la Marina. Cuando Isra sale de la cárcel y Cheíto termina una larga misión que le ha llevado a Somalia y las Seychelles, ambos regresan a la Isla de San Fernando. El reencuentro de los hermanos renovará el recuerdo de la muerte violenta de su padre cuando eran niños. Han pasado doce años desde ‘La Leyenda del Tiempo‘, la primera película de Isaki con los hermanos Isra y Cheíto. Ahora Isra tiene 26 años y regresa a la Isla de San Fernando para intentar recuperar a su mujer y sus tres hijas. ¿Pero será posible para Isra sobrevivir de forma legal en el lugar con más paro de España?
La búsqueda de redención, la necesidad de retomar sus vidas y reconciliarse consigo mismos unirá de nuevo a Isra y Cheíto. Con el reencuentro de los dos hermanos, descubriremos la vida actual en el barrio de La Casería y la necesidad de superar un pasado marcado por la ausencia del padre.
De La leyenda del tiempo a Entre dos aguas, según Isaki Lacuesta
Cuando comenzamos a filmar ‘La Leyenda Del Tiempo‘ en el invierno de 2004, nuestro plan era filmar un retrato a largo plazo. Así que nos concentramos en representar los efectos del paso del tiempo en las caras, los cuerpos y el comportamiento de un grupo de adolescentes en la Isla de León, San Fernando. No pasó mucho tiempo antes de que los hermanos Gómez, Israel y Cheíto, nos llamaran la atención, y nuestra relación cinematográfica comenzó, y lo que es más importante, una amistad, que mantenemos hasta el día de hoy. Tanto para mí como para mis colaboradores habituales, ‘La Leyenda Del Tiempo’ es la película que nos ha marcado más y es una de las experiencias clave en nuestras vidas.
Cuando los conocimos, Israel tenía doce años y Cheíto era un par de años mayor. Poco después descubrimos que su padre había sido asesinado unos meses antes y los niños estaban peleando, trágica y precozmente, sobre quién sería el jefe de la familia.
La filmación de ‘La Leyenda Del Tiempo‘ tuvo lugar durante varios meses, divididos en tres etapas (durante un total de nueve semanas), lo que nos permitió capturar a Israel creciendo, cómo cambió su voz y cómo pasó de ser un niño a ser un adolescente. Así es como pudimos retratar con precisión estos cambios físicos personales, que las películas tienden a representar usando maquillaje, pelucas y un entendimiento convencional con la audiencia.
Incluso entonces pensamos que ‘La Leyenda Del Tiempo’ sería el primer paso en un retrato a largo plazo, un proyecto de vida de colaboración entre el equipo de filmación, Israel, Cheíto y los residentes del barrio de La Casería en la Isla de León. Plantamos varias semillas durante todo el proceso de filmación con la intención de volver a cosecharlas en el futuro. No es coincidencia que Isra y Saray finalicen la película midiéndose ellos mismos, comparando sus respectivas alturas, frente a un árbol; la idea siempre era volver y filmar con ellos en ese mismo lugar.
Nuestro objetivo con este proyecto es retratar diferentes historias de vida, rostros, cuerpos, formas de vida y lugares a lo largo del tiempo, capturando la metamorfosis a medida que ocurre. Después de todo, capturar el tiempo, todo lo que es mutable, es una de las cualidades más intrínsecas y naturales del lenguaje cinematográfico.

Cuando comenzamos a trabajar en ‘La Leyenda Del Tiempo’, nos estábamos inscribiendo en la tradición de la cual François Truffaut es probablemente el exponente más conocido, gracias a sus retratos del actor Jean Pierre Léaud interpretando al personaje de Antoine Doinel. Más recientemente, el director estadounidense Richard Linklater ha seguido el mismo camino con ‘Boyhood‘ y su trilogía Before … Del mismo modo, el cineasta francés Jean Eustache se propuso filmar las fiestas locales de su ciudad natal, Pessac, una vez cada diez años. Eustache creía que si pudiéramos tener acceso a la filmación llevada a cabo durante todo un siglo, su valor (social, histórico, estético, antropológico, artístico) sería comparable a la búsqueda en tiempo literario de Marcel Proust en En Busca Del Tiempo Perdido.
Entre Dos Aguas, una película compuesta en forma de retrato
‘Entre Dos Aguas‘ es sobre todo una película compuesta en forma de retrato. Al igual que en la pintura y la fotografía, reivindicamos la noción del «retrato” como uno de los principales géneros en la estética del cine.
Así, en 2015, volvimos a San Fernando. Entre dos aguas empieza con el parto de la hija de Isra. Y retomamos la historia dos años después. Cuando Isra la reencuentra al salir de la cárcel, la niña ya está intentando decir sus primeras palabras. Y claro, eso implica ver el paso del tiempo, el crecimiento, pero también una trama dramática.
Hubo varios guiones, castings y muchos ensayos. El guión parte de experiencias reales de Isra y Cheíto, y de otras que han ocurrido a gente muy cercana y que ellos interpretan aunque no las hayan vivido en primera persona. Son experiencias que nos han transmitido y que forman parte de su imaginario, sus deseos y temores más fuertes. Como la cárcel. La película empieza con Cheíto trabajando de panadero en un barco militar, de misión en África, lo cual fue real, y con Isra saliendo de la cárcel y tratando de recuperar a su familia, lo cual es ficción. Así, hacemos el retrato de un entorno, donde las experiencias extremas son demasiado habituales (por desgracia varios actores importantes en la película están ahora en la cárcel), encarnando todas estas vidas en los dos hermanos. En la película, cuando Isra sale de la cárcel, se busca la vida intentando evitar la tentación de la delincuencia, algo que conocen muy bien. El otro tema clave es la muerte violenta de su padre cuando eran niños, una tragedia que los sigue marcando. Y por supuesto la Isla de San Fernando, un personaje en sí.
A diferencia de en ‘La Leyenda Del Tiempo’, hemos utilizado cámaras analógicas. La Leyenda…. se rodó con dos cámaras digitales porque queríamos dar la sensación de que estábamos capturando un presente inmediato en el que surgían algunos cambios, era la película de unos niños haciéndose adolescentes en los 2000. En cambio, al preparar ‘Entre dos aguas‘ notamos que ahora que son adultos, en sus formas de vida hay, visualmente, algo muy intemporal: los rituales y uniformes en un barco militar, los trabajos de mariscar o de ir a buscar chatarra… Sin contexto, costaría saber si estamos en los 60, los 80 o en la actualidad, hasta que aparece alguien hablando por móvil o bailando música actual. Creo que, inconscientemente, rodar en celuloide subraya al espectador esta sensación de intemporalidad, que implica para los personajes una pérdida de perspectivas de futuro.