
En una de las mejores secuencias de ‘La gracia de Lucía’ –ganadora del Premio Europa Cinemas Label en la Quincena de Realizadores del pasado festival de Cannes– Lucía (Alba Rohrwacher) es agredida por la Virgen María (sí, han leído bien). Desde fuera de la habitación donde se encuentra, en plena celebración, las personas allí presentes miran con incredulidad a una mujer que, por el contrario, se golpea a sí misma. Como el lector habrá podido ligeramente intuir, el filme de Gianni Zanasi versa acerca de una topógrafa que verá su rutina alterada debido a las constantes apariciones que la madre de Jesús hace en su vida con propósito de que convenza a sus superiores de construir una iglesia en el lugar donde está trabajando.
Si ‘La gracia de Lucía’ daba comienzo con la cómica discusión que ponía fin a la relación entre la protagonista y su novio, donde a través de diálogos ingeniosos –gran guiño al ‘Interstellar’ (2014) de Christopher Nolan– se asentaban certeramente sendas personalidades, el resto de metraje no puede permitirse hacer gala de la ejemplar comicidad a la que parecía que se nos invitaba en las primeras escenas; en cambio, la película se alarga en un intento por provocar la risa del espectador combinado con elementos fantásticos y mágicos que recorren el relato sin resultar acertados la mayor parte de las veces.

Es en su indagación de las relaciones familiares (sobre todo, madre e hija) donde la nueva obra de Gianni Zanasi alcanza sus más logrados momentos: en esa secuencia final que parece releer la apertura del filme –y, curiosamente, aquí sí funciona lo fantástico u onírico–; en esa secuencia que confronta a dos generaciones vinculadas entre sí por un elemento o lugar misteriosos (a fin de cuentas, ¿no son así la mayoría de relaciones que tenemos con nuestros más allegados?).
En definitiva, pese a varios fragmentos –en su mayoría, ayudados por el uso de la banda sonora– que sobresalen por encima del conjunto y ponen en evidencia la irregularidad de la cinta, ‘La gracia de Lucía’ parece estar condenada a ser un filme olvidable. Nos queda, por tanto, recordar la notable actuación de Alba Rohrwacher (hermana de Alice Rohrwacher, quien estrenaba este año ‘Lazzaro feliz’) y esos oníricos instantes donde la familia ocupa totalmente la atención de la película.