Park City va despidiendo poco a poco a periodistas, cineastas y turistas que han visitado estos días su invernal y cinematográfica ciudad. El Festival de Sundance 2019, la cita anual con el mejor cine indie que se celebra en medio de la nieve, va llegando a su fin. El próximo domingo conoceremos los ganadores del festival en todas sus categorías competitivas. Como el prestigio de Sundance es indudable, parte de las producciones vistas aquí también podrán verse a lo largo del año en diferentes festivales, así como lograr la distribución internacional y tener cabida en algunas de las más importantes plataformas de video bajo demanda.

De vuelta a casa, y con ganas de haber tenido más tiempo para ver más películas, os dejo con las reseñas de esta crónica, donde me centraré en una producción británica y en algunas películas iberoamericanas que compiten en la sección World Cinema Dramatic de Sundance 2019 y que tendrán aquí su estreno mundial. Comentar que el acento latino en el certamen lo ponen también el colombiano Ciro Guerra y la chilena Maite Alberdi que son miembros del jurado en la categoría internacional de mejor drama y documental respectivamente.

Esto no es Berlín (México). Dir. Hari Sama

Se trata de la única producción mexicana de ficción en el Festival de Sundance 2019 y el cuarto largometraje de Hari Sama. La película cuenta la historia de unos chicos que «crecen en Satélite, son de clase media y viven un ambiente muy conservador, pero violento, y se ven impulsados a ir a la Ciudad de México. Ahí conocen a un grupo de artistas que desde la clandestinidad hacen una revolución en el arte y la música», según explica el propio realizador.

Escena de «Esto no es Berlín» dirigida por Hari Sama.

La película presenta el ambiente contracultural de los años 80, en el que jóvenes artistas intentaban emular lo acontecido en Berlín o Londres, especialmente a través de la música. El director, que experimentó el fenómeno de primera mano, ha declarado que «La juventud mexicana necesitaba reapropiarse de los espacios públicos porque Echeverría nos los robó a los jóvenes. No había a dónde ir, vivíamos una dictadura de aparente izquierda, llena de contradicciones, que arrojó a los jóvenes a sus casas y a la absoluta clandestinidad».

En suma, ‘Esto no es Berlin‘ habla sobre la exploración de nuevas identidades y las consecuencias que las decisiones de los adultos tienen en jóvenes que huyen de la represión social de su tiempo.

Los tiburones (Uruguay). Dir. Lucía Garibaldi

Los tiburones‘ es una película uruguaya que narra la historia de Rosina (Antonella Aquistapache), de 14 años, que pasa los días de verano en su apacible ciudad costera, hasta que ve una ominosa aleta de tiburón durante uno de sus habituales baños. Aunque muchos no están seguros de si su encuentro fue real, los rumores de tiburones se extienden y perturban la ciudad.

Escena de «Los tiburones» dirigida por Lucía Garibaldi.

En su ópera prima Lucía Garibaldi explora así un mundo solitario donde el deseo adolescente fluctúa entre lo rutinario y lo peligroso. Porque ‘Los tiburones’ habla sobre estar rodeado de muchos pero sentirse solo, sobre lo que se esconde debajo de la superficie, sobre la sangre caliente, el mar y la irremediable búsqueda de la empatía.

La película, que tiene participación española, fue la gran triunfadora de Cine en Construcción 34, en el pasado Festival de San Sebastián, un premio que se le otorgó «por su mirada fresca a la adolescencia y las relaciones familiares». Digna candidata a ganar en Sundance como mejor drama internacional.

Monos (Colombia). Dir. Alejandro Landes

En su tercer largometraje, el cineasta colombiano-ecuatoriano (nacido en Brasil) Alejandro Landes indaga, como ya lo hiciera con ‘Porfirio‘ (2011), en la violencia endémica que asola a Colombia desde… uno ya no sabe hace cuanto (ni por qué). El vehículo que emplea esta vez es un grupo de niños-soldado reclutados por la indescifrable y elusiva “Organización”, que bien podría ser, ¿importa acaso?, un grupo guerrillero o para-militar.

Escena de «Monos» dirigida por Alejandro Landes.

Lo interesante de este filme, además de su estupenda factura formal (fotografía de Jasper Wolf, música de la talentosísima Mica Levi y montaje de Ted Guard, Yorgos Mavropsaridis y Santiago Otheguy), es la arriesgada apuesta que supone construir unos personajes de moral ambivalente. Lejos de remitirnos a un filme como ‘Voces inocentes’ (Luis Mandoki, 2004), en donde los niños son víctimas inocentes, valga la redundancia, de la guerra, ‘Monos‘ se acerca a Lord of the Flies (1954), celebrada novela de culto de William Golding que reflexiona sobre los efectos del poder en niños y adolescentes que se desenvuelven en un ámbito libre de adultos, en donde “the rule of law” brilla por su ausencia. Al mismo tiempo, el filme de Landes nos muestra, de manera directa, escalofriante y brutal, los difíciles…, ¿insuperables?, escollos que obstaculizan el proceso de pacificación que intenta llevar adelante la nación colombiana.

Otro logro que importa destacar es que la película fue enteramente rodada en escenarios naturales de las montañas y la selva colombianas. La logradísima forma en que Landes y Wolf capturan la vastedad y fuerza de la naturaleza amerita, por sí solo, que veamos el filme.

The Last Tree (Reino Unido). Dir. Shola Amoo

The Last Tree’ nos muestra el difícil y desafiante proceso de maduración de Femi (interpretado en su niñez por Tai Goldin, y por Sam Adewunmi en la adolescencia), un niño de origen nigeriano cuya infancia y juventud transcurren, primero, en un idílico pueblito de Linconshire y, más tarde y una vez que su madre, Yinka (Gbemisola Ikumelo),puede hacerse cargo de él, en un barrio obrero del sur de Londres, donde las pandillas de narcotraficantes campan a sus anchas y la educación pública ofrece un precario, y así y todo, fundamental refugio.

La película fue escrita y dirigida por Shola Amoo, director británico nacido, al igual que el protagonista de su filme, en Nigeria. Graduado del “The National Film and Television School” de Beaconsfield, Amoo ya había llamado la atención de la crítica con ‘Dear Mr. Shakespeare: Shakespeare Lives‘ (2016), nominado en Sundance al Gran Premio del Jurado en la categoría “Cortometrajes”, una reinterpretación de Otelo que examina las tensiones raciales en este drama shakesperiano. Y también con ‘A Moving Image’ (2016), largometraje que invita a reflexionar sobre el rápido proceso de gentrificación ocurrido en los últimos años en los barrios obreros del sur de Londres (compitió en la categoría “Mejor Película” en el Festival de Cine de Los Angeles).

Escena de «The Last Tree» dirigida por Shola Amoo.

Entre otras cosas, ‘The Last Tree‘ llama la atención por el contraste que se establece entre la apacible y serena vida (que evocó en mí pasajes de ‘The Tree of Life’, de Terrence Malick) que Femi lleva en el pueblo rural donde transcurre parte de su infancia, cuidado por Mary (Denise Black), una mujer blanca bondadosa y paciente, y la del barrio marginado de Londres, donde Yinka, madre biológica de Femi, a consecuencia de su extenuante trabajo, poco tiempo le puede dedicar y, menos aún, paciencia y contención. También destaca la lograda actuación de Sam Adewunmi, capaz de transmitir con sus increíbles ojos toda la rabia, frustración y necesidad de afecto y de respuestas de un niño-joven-hombre al que la vida le muestra los dientes demasiado pronto.

Durante la sesión de preguntas y respuestas, un espectador le preguntó a Amoo por el título del filme. El director, y también guionista, le contestó que quiso aludir al concepto de “árbol familiar”. En el árbol de Femi faltan muchas ramas, tal vez ninguna tan importante como la del padre.

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