
Esto ya está aquí. La 91ª edición de los premios Oscar se celebra por fin este domingo 24 de febrero tras una larga, bastante impredecible y sobre todo controvertida carrera al Oscar. Con tres de cuatro categorías analizadas, falta la última, la de Mejor actor protagonista, donde Rami Malek es favorito al Oscar por ‘Bohemian Rhapsody‘.
Se ha de partir de la base de que el Oscar es de Rami Malek a todos los niveles, tanto estadísticos como profesionales. Menos el Critics’ Choice, se ha agenciado todos los premios importantes de la temporada, asestando una puñalada mortal a sus rivales con el reciente BAFTA. Su actuación ha encantado a los votantes y es algo en lo que hay unanimidad. Además, ha sobrevivido a una declaración incómoda y sería un premio con ganancia social por lo que representa Freddie Mercury.
Ahora bien, Rami Malek, como todo lo que envuelve a la película ‘Bohemian Rhapsody’, tiene al enemigo en casa: Bryan Singer. Que se vaya a premiar a una película de un director acusado de pedofilia es algo que Hollywood rechaza sin vacilar. Ahí residen las únicas opciones de Christian Bale, el principal perdedor de la temporada después de parecer favorito en noviembre y tras ganar el Critics’. Bale está en una película que ha gustado mucho, pero encarna a un personaje ‘inasumible’ de ser premiado (algo que también le puede pasar a Amy Adams). Es injusto, pero es así de real.
Bradley Cooper está expectante de todos estos movimientos ajedrecísticos. El duro varapalo que sufrió al no ser nominado como Mejor director le hizo recapacitar y pensar en una posible victoria aquí vista la poca fuerza que le quedaba a su película en la categoría reina. Su Jackson Maine es un personaje precioso, roto, desgastado, pero con ese talento anárquico que solo los genios tienen. Tres premios de la crítica resultan poquísimos visto el trabajo que Cooper hace, y lamentablemente le revierten en escasas opciones de ganar. Si La Academia decide devolverle el feo en la categoría de director al sentirse en deuda podría ganar, pero es una quimera.

En cuarto lugar está el que debería ser el ganador de la noche. Una de las mejores actuaciones de la terna la firma en ‘Green Book’ el actor Viggo Mortensen. La tercera nominación de Mortensen le llega por un personaje violento, racista y maleducado que Mortensen logra proyectar enternecedor. Solamente ha disfrutado de una victoria en toda la temporada, el de la National Board of Review, y su nominación este año se parece a la de hace dos años con ‘Captain Fantastic’: está en la terna tras un gran trabajo, pero no va a ganar. Llegará el día que Mortensen sí pueda pelear de verdad.
El quinto nominado siempre suele ser una incógnita, ya que las categorías interpretativas de los Oscars generalmente no están tan cerradas como Mejor película o Mejor guion original. Por eso se dan sorpresas como la de Marina de Tavira en secundaria o la de Willem Dafoe aquí. El actor natural de Wisconsin consiguió vencer al actor más premiado de la temporada, Ethan Hawke, o a otros quizá más favoritos como John David Washington. Su papel como Vincent Van Gogh solamente fue premiado por los Satellite Awards, pero Dafoe cuenta con muchísimo respeto en la industria a sus 63 años y más tras estar cerca de ganar el año pasado con ‘The Florida Project’. Debe contentarse con la nominación, pero es otro que seguramente sea frontrunner en años venideros.
Es Rami Malek no contra Christian Bale, sino contra la polémica de Bryan Singer. Si de verdad se ha conseguido olvidar este capítulo negro de la temporada para la cinta, Malek tiene el Oscar grabado con su nombre. De lo contrario, a Christian Bale le caería prácticamente en sus manos, mientras que Bradley Cooper espera milagrosamente que cambie la trayectoria de esa caída en su favor y Viggo Mortensen y Willem Dafoe miran resignados sin llegar siquiera a tocar el galardón. El nuevo no contra los veteranos, sino contra la controversia.