Hoy hablaremos del cartelismo cinematográfico y de cómo influye en la decisión de ver una película. Imagínense la siguiente situación. Dos personas delante de las marquesinas de los Cines Verdi de Barcelona, miran, él camina de izquierda a derecha observando todos los carteles de los filmes, se para ante el cartel de ‘Cold War‘, lo observa, el póster presenta a una pareja retratada en blanco y negro con posado cariñoso, vuelve al lado de su acompañante, ella no se ha movido, ha estado mirando todo el rato el cartel del la película ‘El vicio del poder‘, en él aparece un mastodóntico Christian Bale luciendo su transformación física para encarnar al exvicepresidente de los Estados Unidos de América Dick Cheney, se inicia el siguiente diálogo en el que se negociará el filme que se verá:

– ¿Qué? ¿Cuál vemos?
– Esta, la de Christian Bale.
– Vale.
– ¿Tu cuál mirabas?
– Una que se llama ‘Cold War’, tiene pinta de ser muy buena pero también de ser un dramón de la     hostia y la verdad, no me apetece un tóston, prefiero reírme y esta que dices tiene pinta de ser antiyanqui y divertida, mira (señala el cartel) seguro que ponen a parir a Bush y a su gobierno. La otra seguro que es mejor pero es ver el cartel y me deprimo.
– Yo lo decía porque me gusta Christian Bale.
– Lo que sea pero algo divertido.

Entran satisfechos con su elección, no sabían que se iban a encontrar y al final se han decidido gracias a los carteles, al rápido análisis que han realizado basado en las emociones que les suscitaban los pósters. El hecho de ir al cine sin saber que quieres ver  te llevará a guiarte por lo que te evoquen los carteles de las películas, lo cual es normal pero a veces nos llevará a una mala elección. Tal vez sería mejor empezar a ver los carteles de los filmes con otros ojos, ir mas allá de lo que nos evoca y saber (no sesudamente ni con la intención de llevar a cabo una tesis doctoral) que clase de cartel tenemos delante, que recursos visuales utilizan las productoras para atraernos hacía su película y por que no, detectar si tenemos delante un póster que es más que un reclamo comercial.

Los carteles de ‘Cold War‘ y ‘El vicio del poder‘ son dos buenos ejemplos de lo que he descrito, tienen un impacto emocional y utilizan herramientas visuales que se han visto muchas veces, composiciones fotográficas y tipográficas que muestran perfectamente el género de la película (drama, comedia, acción…). El cartelismo cinematográfico es un recurso habitual para realizar en poco tiempo y a bajo coste uno de los principales anuncios del producto y atraer el máximo de espectadores posibles. El otro método usado por el marketing cinematográfico es el trailer, que merecería otro artículo pues hacerlo es todo un arte, hay algunos que son buenos reclamos y otros meras secuencias publicitarias que disparan spoilers como si fuera un AK-47.

cartelismo cinematográfico: Cold War y El vicio del poder
Carteles de las películas «Cold War» y «El vicio del poder».

Los carteles de cine tuvieron en su inicio una elaboración artesanal, ilustradores y pintores los realizaban, hacia los años 50 se incorporaron los primeros diseñadores gráficos, elaborando composiciones que combinaban fotografía, caligrafía y collage con la ilustración y la pintura artesanal. Desde el inicio de esta práctica a principios del siglo XX determinados países se distinguieron por la producción artesanal del cartelismo cinematográfico y es una práctica que algunos de ellos todavía mantienen, siendo considerada hasta nuestros días una disciplina artística de prestigio.

Países como Francia, Alemania (especialmente la RDA durante la Guerra Fría), Inglaterra, la Unión Soviética, Cuba, Japón y los Estados Unidos de América difundieron carteles creados por artistas y diseñadores gráficos que hoy en día tienen un valor artístico que en el momento de su utilización no tenían, muchos de estos pósters son reflejos de las principales corrientes artísticas del siglo XX, así como de las tendencias estéticas y sociales que han habido.

El cartelismo deriva en fotografías impactantes

A partir de los años 60 la fotografía gana terreno en la creación de los carteles en detrimento de las técnicas artesanales, sobretodo en Estados Unidos, es también la época en la que se crean los recursos visuales que hemos visto más de una vez, como las cabezas de la protagonista y su compañero en primer plano sonriendo sobre un paisaje, la colocación del título del filme y una frase sobre la cara del protagonista o la presencia de ‘la mujer de rojo’, una misteriosa vestida de rojo para indicarnos que en la película nos encontraremos con una femme fatale.

cartelismo cinematográfico de Francia, Japón y Cuba
Cartelismo cinematográfico de Francia, Japón y Cuba

A medida que el cine se convertía en una industria sus carteles debían ser los mas directos posibles, dejar de ser una obra artesanal que implicara pagar por el trabajo de una ilustradora, un diseñador gráfico o un artista multidisciplinario y ser un anuncio con una fotografía impactante para que los espectadores fueran al cine. Por su parte, el cine independiente continuó y continúa dando importancia a la creación artística del cartelismo cinematográfico, no sin haber caído también en la repetición de fórmulas narrativas que hoy en día también conocemos, como el fondo amarillo, el uso de tipografías de diseño o caligrafía o la combinación de fotografía y ilustración.

A partir de los años 80 hasta nuestros días el cartelismo cinematográfico casi ha quedado encuadrado en la fotografía comercial y el retoque fotográfico posibilitado por Photoshop, pero la realidad es que los métodos artesanales como la ilustración, el collage y una fotografía más arriesgada y cuidada se han mantenido, y cada vez más productoras y distribuidoras de cine empiezan a valorar que el póster de su largometraje tenga calidad artística, a veces por esta razón y muchas veces por el hecho de que el coleccionismo de carteles de cine ha ido creciendo, en parte gracias al fenómeno del ‘fanart’, los seguidores más fieles que crean una reinterpretación de la película o serie de TV que siguen. El hecho de que la productora del filme pueda obtener aún mas beneficios gracias a la venta de carteles de su película es un pellizco que no va a querer desperdiciar y si para ello hay que invertir en talento artístico lo hará.

Un buen cartel no asegura una buena película

Hay que tener en cuenta que los clichés de los carteles y sus frases mil y una veces reproducidas son métodos efectivos para transmitir una idea de forma directa, para evitar el análisis de si lo que se pagará por ver una película vale la pena. Todas las personas conocemos inconscientemente ciertos códigos gráficos, atajos visuales para que veamos cierta película y no la de la competencia. Esto no significa que todos los pósters hechos con una intención mas artística que comercial sean la antesala de un gran filme, al guiarnos solo por criterios estéticos también podemos cometer un error.

En los últimos años se han dado a conocer muchos artistas que se dedican (algunos en parte, otros en exclusiva) a crear carteles de sus películas favoritas por diferentes motivos, que van desde tener un portfolio artístico mas dinámico, venderlos a particulares o crearlos para las productoras de cine. El cartelismo cinematográfico elaborado por ilustradoras o fotógrafos de renombre ha adquirido estatus de obra de arte y muchas personas son las que los coleccionan, que buscan y ven mas allá del producto comercial que es para muchos el simple póster de una película.

Así que cuando tengáis el dilema de que película ver y toméis la decisión mirando el póster pensad que os están condicionando con las mismas artimañas de siempre o quién sabe, quizás estéis delante de una obra única.

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