
‘Una cuestión de género‘ llega a la cartelera para contarnos la biografía de la primera jueza de origen judío del Tribunal Supremo de los Estados Unidos y la segunda mujer (tras Sandra Day O’Connor) que sirve en este alto órgano judicial. La cofundadora del Proyecto de Derechos de la Mujer en la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos. La primera mujer profesora en la Universidad de Columbia. Un símbolo, una lección: Ruth Bader Ginsburg (RGB).
«Quería contar su historia porque yo también he sufrido adversidades y discriminación, y he tenido que luchar por trabajos que han conseguido hombres inferiores» dice la directora Mimi Leder (‘El pacificador‘, ‘The Code’), quién regresa a la gran pantalla dirigiendo ‘Una cuestión de género’. Un filme que está inspirado en la historia real de Ruth Bader Ginsburg, la mujer que desafió al sistema legal estadounidense y sentó las bases contra la discriminación de género.
Aunque en un primer momento se apostó por Natalie Portman, es Felicity Jones la que se mete en la piel de esta jueza que reconfigura la historia constitucional estadounidense con una interpretación simplemente perfecta y apasionante. La acompaña Armie Hammer (‘Call Me by Your Name‘) con también una sensacional y conmovedora puesta en escena. Como dato curioso, el guion lo escribió Daniel Stiepleman, sobrino en la vida real de la jueza Ginsburg.
Ambientada en el Nueva York de los años 60 y 70, la cinta se centra en los primeros años de abogacía y en los comienzos de las reivindicaciones feministas de Ginsburg. A la vez que también enseña a la mujer desde dentro, desde casa, disfrutando de una larguísima relación amorosa y de igualdad con su marido Martin Ginsburg (Armie Hammer), al que conoció a los 17 años y que ha sido determinante para llegar a dónde está hoy.
Ya graduada en la Universidad de Cornell en Ciencias Políticas, un año después de dar a luz a su primera hija, se inscribió en la Escuela de Derecho de Harvard, donde fue una de las nueve mujeres en un curso aproximadamente de 500 estudiantes. El filme ya nos advierte del carácter de Ruth cuando nos muestra una escena en la que el decano invitó a cenar a esas nueve alumnas y les obligó a decirle cómo podían justificar que ocuparan el lugar de un hombre en su escuela. Ella le contestó con intrepidez e ironía, a lo Virginia Woolf.

Cuando a su marido le ofrecieron un trabajo en Nueva York, ella decidió acabar sus estudios en la Escuela de Derecho de la Universidad de Columbia. Pese a haberse graduado en estas prestigiosas universidades, batallaba por encontrar trabajo en un sistema lleno de prejuicios hacia las mujeres y en un sector que escaseaba de puestos de poder en los bufetes de abogados. Frustrada por los rechazos, aceptó la propuesta de la Universidad de Rutgers como profesora, asumiendo que estaba renunciando a sus sueños.
Finalmente, no es hasta que se hizo cargo de un caso de discriminación de género junto a su marido, cuando se abrió el camino para empezar a romper todo tipo de barreras a favor de los derechos de la mujer. Ginsburg llevó y lleva centenares de casos ante la Corte: Frontiero vs Richardson, el ejército otorgaba vivienda y seguro médico a las esposas de los militares, pero al marido de la teniente Sharon Frontiero estos derechos le habían sido denegados; el de Reed vs. Reed, el caso de una madre a la que no dejaban hacerse cargo de los bienes de su hijo muerto; el de Estados Unidos vs. Virginia, que anuló la política de admisión de solo hombres en el Instituto Militar de Virginia y un largo etcétera. Sin duda, todo un legado que puede inspirar a una nueva generación.
Actualmente, con 85 años, aún no ha colgado la toga y sigue sirviendo a la justicia con pasión. Es considerada un símbolo de la lucha y del pensamiento progresista y de la esperanza en el futuro. Los últimos planos del filme, en los que se explica ya con intertítulos el presente de Ruth, es ella misma quien los protagoniza.
‘Una cuestión de género’ precisamente va más allá del género. No es solo por el hecho de que sea una mujer por la que deba hablarse de RGB o verse esta película, sino que se debe saber de ella porque sino la historia jamás estaría completa. En nuestro país, la cinta ha sido calificada por el ICAA como apta para todos los públicos y especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género.