
‘Triple frontera’ bien podría ser el mejor thriller en el que Netflix está involucrado desde el enigmático ‘Noche de lobos’, de Jeremy Saulnier. Y es que la combinación de una productora como Kathryn Bigelow; su guionista habitual, Mark Boal; y un realizador de la talla de J. C. Chandor se posiciona para ofrecernos una historia de personajes cohibidos por la memoria de antaño bajo la apariencia de un filme de intriga, más complejo de lo que pudiera discernirse en una capa superficial.
El relato comienza in media res posicionándonos en el lugar de Pope (Oscar Isaac), un agente de las fuerzas especiales que lleva años intentando desentrañar la red ilegal de un poderoso narcotraficante llamado Lorea. Hastiado de sus múltiples y constantes fracasos, Pope decide reunir a su antiguo grupo de trabajo para, de manera poco lícita, liquidar a Lorea y hacerse con todo o gran parte del dinero escondido en la mansión en la que vive en la jungla.
Todos estos compañeros –interpretados por estrellas cinematográficas como Charlie Hunnam, Pedro Pascal, Ben Affleck y Garrett Hedlund– son reticentes a unirse a la misión en un primer momento, pero todos comparten un vacío en sus vidas desde que han dejado el ejercicio militar, a lo que se añaden ataduras a matrimonios deshechos y míseros trabajos para poder llevar adelante su situación económica y la de sus disfuncionales familias.
Es por ello que, aunque se pueda pensar en un primer momento que es una mera película de acción, J. C. Chandor pone en escena la violencia de forma contenida y no por mero capricho; sino porque lo importante es mostrar el intento de unos hombres por volver a sentir lo que fueron en una era pasada, en una época en la que no cargaban a sus espaldas todos lo que ahora; una era de la que tan solo una misión cuasi suicida se postula como único retorno.

Pero una vez que el dinero es vislumbrado, la avaricia rompe el saco literal y metafóricamente. El poder del botín del que se quieren adueñar es tal que fragmenta la película en tres partes bien diferenciadas, engullendo a los protagonistas hacia un agujero negro del que no se atisba una salida posible, donde la avaricia desorbitada de unos conlleva terribles consecuencias en otros. Su omnipresencia –la del dinero– es tal que a partir de cierta parte del filme comparte la misma importancia en la composición de los planos que los personajes principales.
‘Triple frontera’ transmite al espectador un aire de desasosiego constante; conforme el discurrir del relato todo apunta a que nada va a salir bien, cada vez quedan menos esperanzas de encontrar una salida posible a todos los problemas –a la posibilidad de vuelta a un pasado añorado–, aunque la suerte de happy ending termine por desentonar con todo el metraje anterior, algo que ya sucedía en la anteriormente citada ‘Noche de lobos’.
Aun así, el cine de J. C. Chandor resulta siempre interesante, desde la caída financiera de ‘Margin Call’ hasta su particular visión del mundo gansteril en ‘El año más violento’, y ‘Triple frontera’ es una prueba más de ello, convirtiendo lo que podría ser una película de acción al uso en un estudio de personajes perseguidos por la sombra de su pasado.