
Con motivo del noveno congreso Cine-Lit organizado en el marco de la 42º edición del Festival internacional de cine de Portland, Almudena Carracedo, Lucrecia Martel y Natalia Cabral fueron invitadas a una mesa redonda para hablar de sus películas más recientes. El equipo de Macguffin007 tuvo la oportunidad de entrevistar a Almudena Carracedo y hablar acerca de su aclamado documental ‘El silencio de otros‘.
El documental, codirigido por Robert Bahar y estrenado apenas hace un mes, sigue la lucha incesante de las víctimas del régimen franquista, que continúan buscando justicia hasta el día de hoy. Filmada durante seis años, la película sigue a las víctimas y sobrevivientes y sus intentos de hacer frente a los responsables de torturas, ejecuciones extrajudiciales y robos de niños, mientras organizan la innovadora “querella judicial argentina” contra los crímenes del franquismo.
Entre los numerosos premios recibidos, destacan el del público en la Berlinale del 2018, el Goya a la mejor película documental, el premio Justicia Social en el Festival de Hamptons, mejor documental extranjero en el Festival de Traverse, el premio Forqué al mejor documental, el Gran Premio del jurado en Sheffield y en Tesalónica, entre otros.
Como decía la escritora Dulce Chacón, «somos una generación del silencio de los otros, de nuestras pasadas generaciones, de todos nosotros. Es nuestro silencio».
Entrevista a Almudena Carracedo
• Antes que nada, enhorabuena por una obra tan lograda a nivel narrativo y cinematográfico. Me gustaría empezar preguntándote acerca de la audiencia que tenías en mente para este proyecto. En otras entrevistas explicas que tu objetivo era establecer una conversación entre las víctimas del franquismo, los familiares de estas, y las nuevas generaciones víctimas de la amnesia impuesta acerca de este pasado reciente.
Gracias. Pues lo has dicho muy bien. Era todo lo que has dicho tú ahora. Por un lado, estaba la audiencia nicho, la audiencia de gente que necesitaba ver la película de víctimas invisibilizadas, algunas silenciosas y otras que ya habían roto el silencio, pero víctimas y supervivientes para los que esto podía ser una herramienta de conversación. Pero luego estaba esa otra audiencia, que es un poco lo que tú has comentado, que, como decimos en inglés, va más allá del coro. Es esta audiencia no simpatizante, no convencida, no conocedora y era a esta a la que teníamos que llegar y para ello necesitábamos un tratamiento que pudiera conseguirlo. Hemos hablado mucho en esta conferencia, justamente desde el punto de vista académico, sobre el aspecto de la empatía y el aspecto emocional, es decir, cómo consigues llegar a un público que realmente está saturado de un mensaje y está cerrado en un mensaje que ha aprendido. Es una retórica realmente aprendida y repetida tanto tiempo. En nuestro caso decidimos hacerlo a través de los personajes reales, pero a través de la generación de esa empatía, de meternos en la piel de sus historias reales, es decir, poder sentirnos que nos sentamos con ellos a conversar y experimentar con ellos ese viaje hacia la justicia.
• Ahora que estamos en el contexto estadounidense, ¿podrías compartir tus impresiones sobre cómo ha sido la recepción por parte de la audiencia y de la crítica en el circuito internacional? ¿Has recibido alguna reacción inesperada?
Nos ha sorprendido mucho lo que ha pasado. Nosotros esperábamos algún tipo de reacción contraria. Nuestra estrategia a la hora de lanzar la película fue empezar afuera para conseguir visibilidad y críticas para poder llegar a España diciendo – puede que no te guste la película, pero la película está aquí y no la puedes destrozar antes de que haya comenzado a andar-. Teníamos ese miedo a la hora de empezar en España. Entonces la estrategia de empezar fuera ha sido muy importante, luego nos ha ido mejor de lo que habíamos soñado realmente y la respuesta internacional fue inmediata. Simplemente los premios de Berlín son muy significativos de lo que ha hecho la película. Al mero inicio de la película estaba ya haciéndose el trabajo que nosotros habíamos querido conseguir, que era el Premio activista, el Premio de cine por la paz que dan las fundaciones de la paz a una película entre todas las películas de la Berlinale, tanto ficción como documental, y luego tener el Premio del público en nuestra sección. Eran estos dos públicos, y desde entonces llevamos 28 premios, esto es primicia porque ayer hemos ganado otro, el Premio del público en Tesalónica, que es un festival muy importante.
«Es una película que trasciende lo político y lo hace a través de todas esas herramientas que utilizamos del cine, la empatía, la belleza, la poesía». Almudena Carracedo
• Por eso mismo me gustaría recalcar el logro cinematográfico y narrativo. Es un documental redondo, que logra llegar a diversas audiencias.
Es curioso que menciones también el aspecto cinematográfico porque hemos hablado aquí mucho de generar empatía, pero claro al mismo tiempo cómo puedes llegar a ese público diferente como una película, utilizando las herramientas del cine, para que sea una película hermosa, que sea una película bonita de ver y que a través de ese formato película te está contando una historia muy muy fuerte de derechos humanos. Siempre digo que es una película esencialmente política que trasciende lo político y lo hace a través de todas esas herramientas que utilizamos del cine, la empatía, la belleza, la poesía. Es un documental con una crudeza increíble, que te revuelve el estómago, y precisamente por ello necesitaba esos momentos de poesía para poder respirar, reflexionar, coger aliento y poder seguir.
• Esos momentos de poesía se traducen en una tratamiento de la cámara que va más allá de una posición observadora y testimonial. También me parece muy interesante la decisión de recurrir a una voz en off femenina para narrar determinados eventos históricos.
Fue un trabajo muy difícil cómo hacer funcionar esa voz en off. Fue una decisión muy valiente porque hoy en día en el mundo del documental no está muy de moda, entonces nosotros tuvimos que defenderla para que la gente pudiera entender el contexto. De hecho, después de seis meses de montaje teníamos una película que tenía muchísimos de los elementos parecidos, sobre todo la historia de los personajes estaban desarrolladas pero no tenían contexto y la gente no sentía nada, porque no era capaz de entender el contexto emocional, político y cultural de los personajes. Por tanto, no era capaz de ponerse en su piel. Entonces nos dimos cuenta enseguida que teníamos que luchar por el mínimo contexto posible, pero lo suficiente para poder entender en cada momento que nos encontramos de la película y dónde estamos. Y entonces la pregunta era -¿y cómo es esa voz?, ¿es una voz aséptica, de narrador omnipresente? No, no nos gustaba. Cuando de repente incorporábamos mi voz, la gente preguntaba -¿y esta voz quién es?- Entonces contaba un poco de mi historia en primera persona. Todo esto en sesiones de feedback. Y decían -es que quiero saber más de la historia de la narradora- Entonces yo les contaba más. Y en la siguiente sesión decían -es que no me importa nada de la vida de la narradora, porque no tiene nada que ver, yo lo que quiero saber es la historia de los personajes-, y entonces echábamos para atrás. Y cuando esa voz nos empezó a funcionar fue cuando encontramos la primera persona del plural. Cuando mi voz se convirtió en una voz generacional, no en una voz individual de mi experiencia como persona sino de mi experiencia como generación. Cuando pasamos al nosotros y nosotras, ahí fue cuando de repente la voz empezó a funcionar. Y ya nadie hizo más preguntas sobre ella.
• Este proyecto es el resultado de muchos años de trabajo y la recopilación de muchísimas horas de grabación de testimonios. ¿Como ha sido el proceso de selección de tus personajes y de material a lo largo de todos años?
Ha sido una mezcla de intuición, de los personajes que nos eligen a nosotros, es decir, personajes que son personas que se involucran más por algún motivo y por tanto terminamos grabando más sobre ellas y por eso también tiene que ver con con ellos y con ellas. Y por otro lado la búsqueda de personas cuyas historias pudieran ser más grandes que ellas. Este es un problema que muy enseguida nos dimos cuenta también, que la película era más grande que nosotros y que los personajes porque representaba a miles de personas y eso ha sido una losa muy grande sobre nuestros hombros, una losa emocional también de luchar y decir -no podemos terminar esto porque no puedo defraudar todas esas expectativas, y no solo expectativas, toda la gente que se nos ha ido, que siquiera sabe que existe este documental. En representación o en homenaje a estas personas no podíamos desfallecer. Mucho de esto ocurrió durante la producción, hubo historias que se cayeron naturalmente de gente que empezamos a grabar y que luego se dejó de grabar por razones diferentes, no solo nuestras, sino también de ellos. Otras historias, por ejemplo la de Ascensión, la entramos a grabar en la mitad de la película. Cuando hacía dos o tres años, que estaba en producción y de repente apareció Ascensión Mendieta en el aeropuerto cuando íbamos a Argentina y cuando está declarando ante la jueza piensas -pobre mujer, esta mujer no va a cumplir su objetivo ni su sueño, y luego mira. Hay historias que surgen y otras que se caen. Y evidentemente es en el proceso de montaje cuando tienes que hacer esta elección muy triste, porque absolutamente todas las historias de mujeres y hombres que hemos grabado son maravillosas y merecen estar en la película. El problema es que en hora y media no te caben todas y había que elegir, reducir, y ahí decidimos intentar hacer algo que pudiera ser muy universal y que pudiera representar a todas las personas que obviamente no pueden estar en la película, porque no es una enciclopedia.

• ¿Intentaste hablar con algunos de los inculpados de la querella o con sus representantes legales?
Dentro de lo que es el universo de la película, que es la querella -lo cual nos llevó mucho tiempo entenderlo-, nos dimos cuenta que todo tenía que girar alrededor de la querella, porque si no nos perdíamos. La querella es el hilo que nos ayuda a mantener un arco dramático, en el sentido de lo que es el drama en teatro, con un principio, un desarrollo y un final. Entonces, dentro de esa querella quisimos y nos pusimos en contacto de hecho con diferentes imputados, los cuales rechazaron nuestras entrevistas, nuestras peticiones. O sea que sí lo intentamos. No obstante, por ejemplo, de Martín Villa incluimos sus palabras a través de una entrevista de radio, así que de alguna manera hemos intentado incluir esa perspectiva, aunque no nos concediera la entrevista. A Utrera Molina se la pedimos también y, aunque no la rechazó, las condiciones que nos puso eran tan inaceptables que por ética profesional no pudimos aceptarlas.
• ¿Crees que de haber aceptado estas voces habrían aportado algo más al documental?
No lo sé. Yo creo que lo que es importante también es entender que esta película está contada desde el punto de vista de las víctimas, que es un punto de vista que no se ha contado. Cuando hablamos de la objetividad, del equilibrio, las películas no tienen que responder a criterios periodísticos, es una película, no es un reportaje. Y es importante también remarcar que esa otra historia sí ha sido contada y nosotros estábamos contando la que no había sido contada.
Por lo tanto no nos sentíamos en la obligación de contar la otra parte. Sin embargo, hicimos ese esfuerzo porque nos parecía importante. Vista atrás, no lo sé, a lo mejor la película ha conseguido ese equilibrio de contar eso que no conocíamos y la opinión de los imputados la conocemos, que es con la que nos hemos criado.
«Nadie se ha dado cuenta que la mayoría de protagonistas de la película son mujeres». Almudena Carracedo
• ‘El silencio de otros’ sitúa a la mujer en un espacio privilegiado en el proyecto de la memoria histórica, tanto en el plano de la creación, como en el de la representación. ¿Qué ha supuesto este proyecto para ti a nivel personal?
Es curioso que digas «incluir a estas mujeres», porque nadie se ha dado cuenta que la mayoría de protagonistas de la película son mujeres. Es verdad que entras en la vida de los personajes y no te pones a contar. Realmente hay nueve protagonistas principales, y siete son mujeres. Como persona, como ser humano el germen de la película es ese dolor que se iba acumulando en mí cuando yo como creadora estaba ignorando algo y me dolía cada vez más al ver otras películas, al leer. En ese sentido, ese dolor que yo sentía dentro se ha visto consolado. Siento que he aportado mi granito de arena y en ese sentido me siento orgullosísima de este trabajo, de ocho años de mi vida que he dado a esta causa. Teniendo en cuenta además que es una aportación humilde en comparación con los años y años de vida y de lucha que llevan muchas otras personas que trabajan en esto, con total humildad decimos que es nuestro granito de arena. Como cineasta, de mi anterior película a esta han pasado diez años, soy diez años mayor, diez años más de arrugas, de experiencia, pero ha sido muy bonito luchar por este proyecto. A nivel estilístico, luchar por juntar elementos estéticos que en principio no van juntos: las estatuas, la voz en off, el contexto, el cine directo o verité, todo esto es un popurrí que nadie apostaba por que pudiéramos conseguirlo, y sin embargo era importante para la película poder incluir todos estos elementos poéticos. Es como decir que la película nos pedía esto y hemos conseguido escucharla y darle lo que la película necesitaba. Evidentemente ha sido muy duro también. Cuando terminas el proyecto hay un momento de bajón y de decir -¿pues qué hecho? ¡Han sido ocho años de mi vida!-. Ahora, te digo una cosa, cuando todo eso compensa es en los coloquios. Pero sí, es un sacrificio. Ahora seguimos trabajando dándole la mayor difusión posible y partiendo de la visión de que una película es una herramienta de visibilización, de lucha, de concienciación, de empatía, de cambiar una posición social, cultural. No pueden cambiar la sociedad entera pero estoy convencida, porque lo he demostrado y lo hemos visto, que cambian conciencias.
• A pesar de tocar temas muy controvertidos para la sociedad española, donde hay una división de posturas en relación a la memoria histórica y la denuncia de los crímenes del franquismo, ha sido un documental muy premiado y bien recibido en España. ¿Crees que este documental puede contribuir a la derogación de la ley de amnistía?
Sí, este documental junto con un movimiento y junto con muchísimas más cosas.
Lo que hacen las obras de arte, los productos culturales, es precisamente servir de reflejo de la sociedad. La cultura es el reflejo también y en ese sentido estoy convencida, lo hemos visto y pensamos que la película ha contribuido de una manera muy bonita a generar una conversación necesaria. Para derogar la ley de amnistía también se tiene que tener voluntad política, pero los políticos también responden a la calle. El problema que tenemos en España es que la ciudadanía está muy por delante de las instituciones, muy por delante de la jurisprudencia que tenemos. No es justo decir «políticos» porque hay gente que se deja la vida para mejorar la sociedad, pero la gentes está muy por delante de la representación parlamentaria o de las leyes que acaban saliendo en el parlamento. Si tú a nivel individual le preguntas a la gente -¿tú crees que esta señora que acabas de ver tiene el derecho a sacar a su madre?-, te puedo asegurar que el 80 por ciento de la gente diría que sí, y ese 80% no se ve reflejado en las leyes que tenemos. En lo macro, es muy fácil decir, -No, hay que olvidar-, pero si esa conversación la bajas a un diálogo entre personas, entonces la conversación cambia de manera radical, porque se humaniza. Ya no estás hablando de cosas que he aprendido, sino de esta señora, que podría ser mi madre. Esta es la diferencia.
• Te he preguntado lo que ha supuesto esta película para ti, a nivel personal y profesional. ¿Qué ha supuesto para tus protagonistas – la gente real -el hecho de compartir historias tan personales con un público tan global?
Por parte de los y las protagonistas es un ejercicio de generosidad muy fuerte. Es muy difícil ponerte delante de una cámara y contar cosas tan fuertes y compartir eso. Para ellos es un sentido de responsabilidad, que es el que los ha llevado a seguir luchando toda la vida. Lo bonito ha sido cuando hemos terminado la película. Vinieron al estreno en Berlín y éramos veinticuatro en el escenario. Nos trajimos a todos los que pudimos gracias a una beca de una fundación para compartir ese momento, porque no era mi momento, era nuestro momento. Y ahora que nosotros estamos que no podemos más, hace ya varios meses que los protagonistas son los que viajan y se van turnando. Van ellos con sus mensajes, a contar sus historias y a crear esa conversación con sus voces. En ese sentido la película se ha convertido en su herramienta, en su voz más poderosa.
• ¿En qué proyecto estás trabajando?
En esto, en la difusión de la película.