Tras trabajar en Los Ángeles como director de fotografía y completar varios cortometrajes, entre ellos el premiado ‘Color Blues’, el joven director madrileño David Hebrero, presentó esta semana su primer largometraje (‘Dulcinea‘) en el marco del BCN Film Fest, donde obtuvo una cálida acogida del público.

Se trata de una comedia amable, entre el romance y la fantasía literaria, que sigue las desventuras de Connor, un joven estadounidense fascinado con la cultura española (y en especial con El Quijote), que viaja a Madrid gracias a un anillo mágico que le proporciona una terapeuta para que realice un tour de evasión que le permita recuperarse de una reciente y traumática ruptura.

Un proyecto ambicioso ya que la película fue rodada en tres países (Estados Unidos, España y Francia) y en once ciudades diferentes. Entrevistamos al realizador y a dos de los protagonistas de ‘Dulcinea‘, que distribuirá en España ConUnPack.

Entrevista con David Hebrero (director), Germán Torres y Raquel Lobelos (actores)

• Tenemos curiosidad por la génesis del proyecto, ya que para tratarse de un primer largo, tiene un carácter ambicioso, dado el número de localizaciones y la complejidad de acercarse a una obra tan escurridiza como ‘El Quijote’.

David Hebrero: Realmente el proyecto surge como un chiste o una broma. Steven Tulumello (protagonista de la cinta) y yo mismo, trabajamos juntos la idea inicial que se convertiría finalmente en el guion. Lo que tuvimos claro desde el principio, es que íbamos a afrontar el rodaje sin normas estrictas, huyendo del las restricciones habituales de las productoras en Estados Unidos, algo que en aquel momento hacía que estuviéramos algo frustrados artisticamente. Perseguíamos por tanto la libertad creativa, buscando que las reglas las pusiéramos solo nosotros. No sé si hoy lo volvería a hacer así, pero de este modo el proyecto empezó a salir adelante.

«Todo encajaba con nuestra idea inicial de hacer una película-experimento con total libertad». David Hebrero

• ¿Tuvisteis dificultades para encontrar financiación o apoyos para sacar adelante un proyecto tan anárquico?

David Hebrero: La financiación corrió exclusivamente a cargo de Steven y de mí mismo, y la completamos con una pequeña campaña de crowdfunding para la fase de postproducción, pero el proceso consistía en ir rodando con los medios que disponíamos en cada momento, y continuar ahorrando hasta tener recursos para continuar con la siguiente fase. Así fuimos avanzando durante un año y medio. Era la única forma de mantener la libertad creativa que comentaba. Lo más complicado era no rendirse a medio camino, ya que el proyecto iba a creciendo como una bola de nieve. El guion cambiaba cada semana. Teníamos claro el punto de partida y llegada, pero el desarrollo fue mutando, hasta el punto que una última parte se rodó despues de un primer montaje. Éramos conscientes de los riesgos y las dificultades de cara a la posterior distribucion, pero todo encajaba con nuestra idea inicial de hacer una película-experimento con total libertad.

• La historia conecta de algún modo tu vida actual en Los Ángeles con tus raíces, pues sumerge a un personaje norteamericano en la cultura española. Además sorprende su condición de carta de amor a una ciudad tan habitualmente maltratada por el cine como Madrid.

David Hebrero: Está claro que nunca valoras lo que tienes hasta que te vas de un lugar, y en efecto influyó en el guion el hecho de querer mostrar una ciudad en la que he pasado gran parte de mi vida. Cuando estás en un lugar tan mitificado, pero en realidad tan feo como Los Angeles, se valora mucho más una ciudad como Madrid. Por otra parte, en Estados Unidos existe una cierta leyenda negra con respecto a España y un desconocimiento notable y sorprendente, con lo que intenté emprender una labor de educar al público norteamericano sobre la cultura española. Incluso obligué a leer El Quijote a Steven, ¡una obra que ni siquiera lo conocía!

Escena de «Dulcinea», el debut cinematográfico de David Hebrero.

• Se intuye también la inspiración del guion en el cine de Woody Allen, y en concreto en ‘Midnight in Paris’. El personaje de Germán, un Quijote en una era y un entorno ajeno al de la novela, encajaría perfectamente en la filmografía del neoyorquino. ¿Cuál fue el mayor reto de interpretar a este Quijote?

Germán Torres: El Quijote me persigue desde hace mucho tiempo. David me conoció cuando yo hacía un monólogo llamado «Escuela de Rocinante», sobre la figura de Alonso Quijano, y la premisa de este guion me pareció una oportunidad perfecta para hablar de un personaje desconocido en Estados Unidos desde una óptica contemporánea y muy distinta a la que utiliza por ejemplo Terry Gilliam (en la reciente ‘El hombre que mató a Don Quijote’), pero aun así se ve su esencia y acaba siendo decisivo para que Connor, el personaje protagonista se convierta en un Sancho moderno al que yo le ofrezco incluso una Dulcinea.

• ¿Cómo empredistéis la  búsqueda del casting en las distintas localizaciones y fases del proyecto?

David Hebrero: Comenzamos rodando en Los Ángeles y desde el inicio rodamos entre amigos como norma impuesta. Los medios eran muy limitados y sabíamos que no podríamos contratar a actores sin confianza en un proyecto muy loco, y con un equipo técnico muy limitado. Por tanto recurrimos a nuestros conocidos e incluso familia (Raquel Lobelos, madre del director interpeta un rol secundario). Y con Germán he trabajado ya seis veces, la primera cuando yo tenía 17 años. Es curioso porque incluso las casas en las que rodamos son de personas que conocemos y el anillo de la película es una joya diseñada por mi madre.

«En mi cine varío mucho, me muevo entre un extremo romántico y otro más agresivo». David Hebrero

• ¿Cuáles son las sensaciones cuando eres dirigida por tu propio hijo?

Raquel Lobelos: Sentí mucha responsabilidad. Yo soy artísta plástica y multidisciplinar, sobre todo me centro en la pintura y la joyería. Y pese a tener experiencia interpretativa, trabajé con cierto miedo a no estar a la altura de lo que él esperaba. De algún modo es más intimidante… y las broncas que te caen son mayores (risas). En realidad es muy emocionante que tu hijo confíe en ti y que puedas ser parte de un proyecto suyo y experimentarlo en primera persona.

• Hay una serie de referencias en la película al cine de Woody Allen, ¿es un tipo de cine que te interesa como espectador y como realizador?

David Hebrero: Lo adoro. Es el mejor escritor de comedia de los últimos cincuenta años, y para mí aún hoy sigue siendo el número uno. ‘Midnight in Paris’ en concreto es una de mis peliculas favoritas. En mi cine varío mucho, me muevo en dos extremos: en un extremo romántico en el que la fantasía se entremezcla con conflictos reales, y en un segundo extremo más agresivo y cercano al thriller con ecos de Haneke. Cuando estoy haciendo un tipo de proyecto, me apetece moverme al otro, en un ejercicio que cuida un poco mi salud mental.

• Tu cortometraje ‘Color Blues’ guarda cierta relación con ‘Dulcinea’ en cuanto a la conexión de literatura y cine. Es algo que parece una constante en tu obra. ¿Era tu principal motivación para este proyecto?

David Hebrero: Me interesa más el leit motiv del artista enfrentado con su obra. Cuando ves representados a mitos encarnados en cuerpos reales, el mito se humaniza. ‘Color Blues’ abordaba un tema racial partiendo de la premisa de un escritor que interactúa con uno de sus personajes. ‘Dulcinea’ se centra en un personaje que admira al Quijote y al conocerlo encarnado en Germán, se acaba convirtiendo en Sancho. Mi segundo objetivo era hacer ver Madrid con otros ojos. Invito al público a que acepte esta película independiente y entre en un viaje con parada en destinos rodados sin adulterar, retratados de manera naturalista.

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