
El cine latinoamericano sigue en auge. Además de retratar la cotidianidad y las diferentes realidades que tiene esta región, se ha caracterizado por su narrativa natural y por el hecho de encontrar una buena historia en cada esquina. Ya hace 10 años éramos testigos del buen hacer de la cinematografía de una país como Chile con ‘La nana’, segunda película del realizador chileno Sebastián Silva, un retrato de las empleadas domésticas, seres que están acostumbrados a estar en segundo plano y que a la vez son y no son parte de la familia.
‘La nana‘ es una película sencilla, intimista y clara, la cual muestra la realidad de la sociedad media – alta en Chile, donde es común tener una nana que ayude en la casa. La producción, que prácticamente tiene solo una localización en la mayoría de su metraje, sirve para retratar las clases sociales mientras se traza esa delgada línea entre el empleador y el empleado, ya que a la larga, ser nana es un trabajo como cualquier otro.
Gracias a la potente actuación de Catalina Saavedra, quien nos presenta un personaje lleno de matices y que, a través de sus gestos y miradas, ya que prácticamente no tiene diálogos, logra que el espectador se apiade del personaje y genere una empatía con este a pesar de las locuras y maltratos que comete.
La película tuvo variados reconocimientos internacionales, nominada a un Globo de Oro, pasó por festivales en México, Colombia, Francia, Suiza, Cuba, España, Perú, entre otros. En esta oportunidad, y después de su estreno en España hace 10 años, se pudo volver a ver en la Semana del cine chileno, un evento con las 10 mejores películas de la cinematografía de este país, las cuales han sido premiadas alrededor del mundo.
Desde mujeres fantásticas hasta diversas miradas del dictador Pinochet, se presentan estas realidades de directores como Sebastián Lelio, Pablo Larraín y Dominga Sotomayor, entre otros. Luego de estar en Madrid, el ciclo continúa su camino en París, Berlín y posteriormente en Los Ángeles, ciudades que promete enamorar con estas historias a la vez que fomenta las crecientes coproducciones chilenas que se han logrado en los últimos años.