
‘Fénix Oscura’ es la nueva entrega de la franquicia X-Men y la última producida por 20th Century Fox tras ser adquirida por Disney hace unos meses. Esta película supone el cierre de un universo que inició su andadura en cines allá por el año 2000 con ‘X-Men’, película de Bryan Singer. Este filme ha tenido varios problemas durante su producción. Ha sufrido retrasos en su estreno y su tercer acto fue refilmado por completo ya que su desenlace inicial se parecía demasiado a ‘Capitán América: Civil War‘, según lo dicho por su director en una entrevista. Por cierto, ‘X-Men: Fénix oscura‘ es el debut en la dirección de Simon Kinberg, productor y guionista de la saga que ha querido dar el salto tras la cámara para concluir este universo al que ha estado unido desde su comienzo.
Muchos se han frotado las manos durante meses, esperando el estreno del filme en cines con los cuchillos afilados para destrozar una película que ha nacido muerta ya que la compra de Fox por parte de Disney diluye toda trascendencia que esta cinta pudiera tener. Debido a ello, muchos han asistido a esta película con apatía y ganas de que fracase para que Marvel reintroduzca a la Patrulla X en el MCU en todo su esplendor, renaciendo de sus cenizas cual fénix (lo siento, no he podido resistirme). Lo cual nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Es ‘Fénix Oscura’ el desastre que todos auguraban? Bajo mi punto de vista, no. Pero resulta complicado salir en su defensa.
X-Men: Fénix oscura, deberes sin hacer
Uno de los mayores problemas que le encuentro a ‘X-Men: Fénix oscura‘ es la conexión emocional que exige al espectador respecto a sus personajes. Al no haber construido un buen desarrollo de personajes en anteriores entregas y desvirtuar la relación que tienen entre ellos, asisto a esta historia con la sensación de que podría haber sentido mucho más si se hubieran hecho los deberes con anterioridad. Ciertos personajes reaccionan a eventos de la historia de manera poco creíble porque no se han ganado sentirse así, no existe un poso en su emoción porque no se ha desarrollado debidamente la dinámica de personajes. La cinta quiere que sientas el dolor de sus protagonistas, que sufras con ellos pero, al contrario que Marvel, no se han dado los pasos correctos ni se ha realizado una evolución gradual para que el espectador empatice de esa manera. Y es un fallo imperdonable porque, aunque sus intenciones son buenas y me gusta que se intente ahondar en ciertos personajes, no tienen casi nada sobre lo que apoyarse.
Por otra parte, reconozco que ciertos conflictos funcionan y algunos personajes brillan, aunque sólo sea de forma breve. Hank McCoy (Nicholas Hoult) tiene una «subtrama» que con un par de pinceladas consigue aportar emoción y drama. No es suficiente, por supuesto, pero son pequeñas escenas y detalles que suman y se agradecen. Me gustan las decisiones que se han tomado con Magneto, en un papel de menor peso pero bien equilibrado y sin los convencionalismos de entregas anteriores. Incluso Nightcrawler (Kodi Smit-McPhee) tiene una escena potente en la que brilla no sólo por el uso de sus poderes sino por lo que hay detrás de dicha decisión. En definitiva, hay chispazos de buen cine, de cariño por los personajes, pero no dejan de ser intentos vacuos de proporcionar trascendencia a una meta cuyo recorrido ha estado lleno de baches.

Quiero dedicar un párrafo a Jean Grey y Xavier porque diría que son los coprotagonistas de la historia y tengo sentimientos encontrados con los caminos que toman. En el caso de Jean (Sophie Turner), creo que las bases se sientan de forma aceptable, hay un camino mínimamente coherente y el conflicto del personaje es comprensible. Sin embargo, su constante cambio de parecer ante ciertas situaciones genera confusión porque no hay un tren de pensamiento bien hilado. Puedo entender que el personaje sea impulsivo, que dude, incluso que su poder interior sea una fuerza imparable que la vuelva inestable a nivel emocional. No obstante, creo que todo ello está cimentado en un terreno que intenta buscar la ambigüedad pero no lo es. Cuando tu conflicto se puede resolver con una larga conversación, dicho conflicto no existe o no tiene peso específico para mantenerse en pie. Por tanto, aunque Sophie Turner es de lo mejor de la película y ciertas escenas me han funcionado estupendamente, creo que hay un fallo de construcción.
Por otra parte, Xavier creo que ha perdido mucha trascendencia en esta película y lo han diluido al buscarle un conflicto en base a su discurso. Me parece una idea interesante, incluso atrevida, pero creo que la historia intenta navegar por aguas que desconoce y se vuelve en su contra. Además, en muchos momentos Xavier es un personaje absolutamente pasivo y depende de los demás constantemente para estar en los escenarios adecuados. A pesar de su enorme poder, sólo en contadas ocasiones observamos su verdadero potencial como telépata y Kinberg no sabe cómo hacer que Xavier brille cuando toca. Es frustrante porque James McAvoy es un actorazo y le han dado poco con lo que jugar. Es uno de los eslabones débiles durante gran parte del metraje.
El miedo a ser valiente
La película comienza de forma notable con una misión que muestra a los X-Men trabajando en equipo y usando sus poderes para ayudar a los humanos y demostrarles una vez más que su coexistencia no sólo es viable, sino necesaria. Los primeros 15 minutos nos regalan una secuencia de acción establecida en los personajes, en su capacidad para hacer el bien y ayudarse mutuamente a ser mejores, y creo que ahí reside el verdadero potencial de la película. Es una escena tan bien ejecutada que el resto de filme no sabe mantenerse a la altura y por eso crea un contraste contraproducente. Ese primer acto es la esencia de los X-Men, pero la introducción de una subtrama que sólo sirve para crear un conflicto forzado y provocar una excusa para el clímax final desvirtúa las intenciones iniciales de la película. Y ahí entra en juego el personaje de Jessica Chastain.

Creo sinceramente que ‘X-Men: Fénix oscura’ habría sido mucho más interesante y rica si hubieran eliminado por completo al personaje de Chastain y todo lo que la rodea. No sólo entorpece y nubla el conflicto de Jean Grey, sino que provoca una reacción en cadena que afecta al conflicto de Xavier y el prólogo del filme. Si la película se hubiera concentrado en las dudas y los miedos de Jean, en su búsqueda de entendimiento y en su gradual pérdida de humanidad para cerrar su arco en el desenlace con una catarsis emocional, creo que la película habría funcionado mucho mejor. Y ojo, quiero dejar claro que en ningún momento estoy exigiendo al filme que satisfaga mis intereses propios, sólo intento explicaros qué cosas pienso que lastran el filme y cómo entre la maraña de problemas existe una buena historia que contar.
El clímax de la película se iba a establecer en el espacio, pero tras el cambio de opinión y las refilmaciones, decidieron optar por una secuencia de acción en un tren. No está mal resuelta, pero introducir a personajes tan poderosos en un escenario tan constreñido resta escala al filme y libertad de movimiento a los personajes, cayendo en ciertas redundancias a la hora de utilizar poderes, desapareciendo la frescura que sí podría haber tenido en un entorno más abierto. Sé que un tren puede ser escenario de escenas realmente estimulantes y épicas (véase ‘Train to Busan‘ o ‘Snowpiercer’), pero en este caso y con el contexto de esta cinta, resulta un problema y no una solución.
Lo que sí está bien resuelta es la banda sonora de Hans Zimmer. Pocos compositores mejores a la hora de aportar epicidad y emoción a una película. Su personalidad está presente en todo momento, e incluso ciertas notas e instrumentos utilizados en algunos temas nos retrotraen a composiciones anteriores de su filmografía. Gracias a Zimmer, la falta de épica del filme en ciertas secciones de su metraje son compensadas por la música y realmente su influencia es un factor positivo en el resultado final. Contar con Zimmer es contar con caballo ganador, y cuando la película necesita vida, su presencia insufla oxígeno a las imágenes que acompaña.
Termino. ‘X-Men: Fénix oscura’ es una película menor en la franquicia y un cierre agridulce de una saga bastante digna y con picos de enorme calidad, pero ni mucho menos se trata de un tren descarrilado. Hay decisiones que funcionan, escenas notables y algunas pinceladas interesantes a ciertos personajes, pero su intrascendencia y su falta de ambición temática la dejan en un terreno de nadie que quizás la vuelvan olvidable con el tiempo. No obstante, a mí personalmente me ha gustado más que otros filmes de la saga y os animo a que juzguéis por vosotros mismos cuál es su lugar en la franquicia y el género. No os dejéis llevar por el rechazo casi unánime (y excesivo) de la crítica. He visto muchas películas peores, y ni siquiera tengo que abandonar el género al que pertenece.